Desarrolla Física cubrebocas de alta eficiencia anticovid 19

Se ajusta perfectamente a nariz y boca, permite hablar y respirar con facilidad, es reusable, de bajo costo y ya comenzó a producirse

Ciudad de México. Luego de un análisis que incluyó técnicas de microscopía electrónica de barrido en decenas de telas, científicos del Instituto de Física (IF) desarrollaron un cubrebocas de alta eficiencia para el filtrado de partículas que ayuda a prevenir contagios del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19.

Se ajusta perfectamente a nariz y boca, permite hablar y respirar con facilidad, es reusable y de bajo costo; ya comenzó a producirse para su comercialización.

En entrevista, Carlos Raúl Magaña Zavala y Samuel Tehuacanero Cuapa, académicos de esa entidad universitaria, explicaron que con tres capas de tela esta mascarilla se compara en su efectividad a las certificadas para uso de la población en general, que la proteja en el transporte público, en su área de trabajo, cuando vaya de compras, ejercicio, reuniones u otra actividad. De modo adicional, el IF ya trabaja en un cubrebocas para uso médico.

Para orientar a la población “queríamos analizar bien las telas y decirle que comprara una u otra, con determinadas características. Investigamos fieltros, mezclilla, tela de algodón, licra, y hasta filtros de cafetera, junto con otros textiles”, dijeron.

Los científicos además crearon un método para realizar los experimentos y calificar los cubrebocas. Elaboraron un dispositivo dispersor de una solución de cloruro de sodio saturada que simula la saliva que se encuentra en el habla y estornudo, y que cumpliera con la Norma Mexicana del IMSS No. 060.621.0524; la publicada en 2009 para la atención de la contingencia por influenza A-H1N1, y la del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional que empresas utilizan para evaluar los cubrebocas N95.

Características

El dispositivo, expuso Carlos Magaña, se instrumentó en el Laboratorio de Películas Delgadas del IF, a cargo del investigador Dwight Acosta. “Usamos una solución salina saturada la cual es atomizada, y en forma de espray es rociada sobre la mascarilla, y del otro lado un soporte con un porta-muestras de superficie lisa, previamente preparada con un recubrimiento especial que permite identificar y determinar cuántas gotas son las que traspasan el cubrebocas”.

Samuel Tehuacanero precisó que se usa un dispersor neumático para rociar la solución con una presión constante; de esta manera es posible contar cuántas partículas de cloruro de sodio pueden atravesar la tela y de qué tamaño son. “Analizamos no sólo cubrebocas, sino una enorme cantidad de telas, alrededor de 80”.

Para el equipo de investigación, señaló Carlos Magaña, era prioridad encontrar telas que pudiesen estar en nuestros hogares y que no fueran costosas. “Pensamos en las camisas de futbol, que muchas personas tienen en su casa, hechas de poliéster soccer; usamos una que no era nueva pero que no tenía hoyos, y vimos que tenía un buen desempeño”.

Al juntar tres capas llegamos a nuestra meta: es el que proponemos, ha funcionado con alta eficiencia y permite respirar bien, abundó el universitario.

Samuel Tehuacanero añadió que en general el poliéster es adecuado para retener las partículas, y “el mejor es el que tiene un gramaje de 160 (gramos sobre metro cuadrado); ese dio el mejor rendimiento y evita la propagación del virus pues frena el flugge (las gotitas respiratorias de saliva de la boca o del moco de la nariz, implicadas en la transmisión de las infecciones).

En el estudio, agregó, se usaron dos microscopios: el 7800 FE, con una resolución de 0.7 nanómetros, y otro que prestó la empresa NanoTech, el Cube II, de la compañía EmCraft, los cuales se encuentran en el Laboratorio Central de Microscopía del IF, a cargo de Arturo Rodríguez Gómez, para analizar el mallado de las telas en muestras de popelina, peyón, fieltro, algodón, por ejemplo, y se determinó el diámetro de las fibras, así como el espesor de la tela completa. “Además se utilizó análisis químico para confirmar que las partículas que se observaban eran las de cloruro de sodio y no otras del ambiente”.

Carlos Magaña informó que los análisis de más telas continúan para obtener mejores resultados y proteger a la población de las nuevas variantes del virus. Ahora “estamos desarrollando unos para los médicos y el personal que los apoya, con polipropileno como el que se usa para los N95. Es del interés del Instituto de Física apoyar a la sociedad, y en especial proteger al personal médico”.

El grupo de investigación también está conformado por Cecilia Noguez Garrido, Jesús Arenas Alatorre, Ana Lilian Martin del Pozo, Arturo Rodríguez Gómez y Dwight Acosta Najarro.

(Con información de Gaceta UNAM)

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