Criminal aumento en consumo de alimentos procesados
La ingesta alimentaria debe ir más allá de sólo cubrir el requerimiento nutrimental del día; debe acompañarse de elementos como el gusto, el placer y la compañía, afirmó Ana Berenice de la Barrera, del Programa Universitario de Alimentos (PUAL).
En México, el promedio de consumo de bebidas carbonatadas es de 163 litros por persona al año, factor causal de las epidemias de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Por el ritmo de vida
Debido al ritmo actual de vida se consumen demasiados alimentos procesados, bajos en vitaminas y altos en grasa, azúcar y sodio. “De momento salimos del paso, comemos, no muy bien, no muy rico, pero rápido. Es necesario cuestionar si eso beneficia a nuestras vidas.
“Tienen que involucrarse también elementos como el gusto, el placer y la compañía; pero eso ya no pasa”, mencionó la responsable del subprograma de Apoyo a la Docencia en Alimentos del PUAL.
Dado que el costo de los alimentos procesados es elevado, generalmente no se ingieren con tanta frecuencia en zonas rurales como en las urbanas; no obstante, en sitios como Chiapas sí se ha visto un incremento en el consumo de bebidas carbonatadas, dijo.
A partir de ese hecho y de que se declaró a México segundo lugar en obesidad de adultos y primero en infantil, en 2012 se prendieron focos rojos y la normativa de 2010 en cuanto al etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas (Norma Oficial Mexicana NOM-051) tuvo que ser modificada en 2015.
Ésa fue escrita en conjunto por las secretarías de Salud y Economía, porque también incluye las características que se deben revisar en aduana para que los productos importados puedan ingresar y para que la población conozca la información de los mismos.
Con esa modificación se pretendió regular a las cooperativas de las escuelas primarias y se comenzó a poner topes en la ingesta energética. “Sin embargo, la industria respondió de una manera interesante, pues ante la limitante de no más de 50 kilocalorías por envase, la estrategia fue hacer presentaciones con menor cantidad. Entonces, “los niños consumen no uno sino dos juguitos; así no sólo gasta más, sino que consume la misma cantidad de producto y desecha dos envases”.
La comida procesada también contiene aditivos, sustancias que la industria utiliza para ofrecer una mejora tecnológica al alimento, pero estudios demuestran que no es tan conveniente tomar colorantes por años o décadas, sobre todo los niños, pues a la larga podrían ocasionar cáncer u otras enfermedades, alertó Ana Berenice de la Barrera.
(Con información de Gaceta UNAM)