Covid-19 no es un simple catarro, deja secuelas
El SARS-CoV-2, causante de esta dolencia, es un virus letal y de gran transmisibilidad, para el cual todavía no existe cura
La Habana, Cuba. El director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba, Francisco Durán, reitera que la Covid-19 no es un simple catarro, sino una enfermedad que deja secuelas.
El especialista insiste en que el SARS-CoV-2, causante de esta dolencia, es un virus letal y de gran transmisibilidad, para el cual todavía no existe cura.
Cuando hace más de un año se reportaron en la ciudad china de Wuhan las primeras personas contagiadas con este coronavirus desconocido y la enfermedad fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una pandemia, se generó gran incertidumbre, incluso pánico, a nivel global.
A partir de ese momento las dinámicas de vida habituales cambiaron, el uso de las mascarillas de protección, de antibacterianos y el distanciamiento social se convirtieron en los principales métodos de cuidado.
Científicos de todo el mundo centraron sus esfuerzos en el estudio del nuevo virus y comenzó así una carrera internacional por lograr una vacuna efectiva.
A este empeño se sumaron empresarios y gobernantes con la aspiración de ser los primeros en presentar la tan anhelada cura.
A finales de 2020 comenzó en varios países el proceso de inmunización con las vacunas más avanzadas, pero expertos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertaron que esos fármacos estarán disponibles lentamente y no habrá suficientes para todos.
Resulta imposible prever la duración de la inmunidad que generará cualquiera de las vacunas desarrolladas; por lo cual los especialistas insisten en la necesidad de evitar el contagio.
Lo que sí está claro es las secuelas de la Covid-19, algunas de las cuales requieren tratamientos médicos para lograr la recuperación del paciente e incrementar su calidad de vida.
Algunos, aunque pasaron la fase activa de la enfermedad, meses después mantienen síntomas como dolores articulares, pérdida del olfato y el gusto, alteraciones en la memoria y otros efectos, por lo cual es necesario un seguimiento médico y un cambio en el estilo de vida.
Estudios concluidos en Cuba encontraron en pacientes recuperados alteraciones psicológicas, principalmente ansiedad, depresión y trastornos de adaptación. También se detectó debilidad, fatiga crónica y dolores musculares.
En pacientes graves y críticos, la principal secuela detectada a corto plazo fue el daño pulmonar, seguido del renal y cardiovascular.
Asimismo, un estudio publicado recientemente en la revista New England Journal of Medicine indica que, aunque la enfermedad no afecta directamente al cerebro, su impacto en el sistema inmunológico puede conducir a daños cerebrales, debido a la respuesta inflamatoria del cuerpo a la infección.
Los investigadores detectaron problemas en el bulbo olfativo, un área que controla el sentido del olfato, y en el tronco cerebral, el cual controla la respiración y la frecuencia cardíaca.
Observaron que el cerebro de los pacientes contagiados puede ser susceptible al daño de sus vasos sanguíneos, y esto puede ser causado por la respuesta inflamatoria del cuerpo al virus.
Con anterioridad, la revista Neurology Clinical Practice advirtió que el nuevo coronavirus provoca complicaciones neurológicas como convulsiones, accidente cerebrovascular, trastornos del movimiento y enfermedades inflamatorias.
Estas dolencias –que incluyen problemas metabólicos- pueden manifestarse tanto en casos graves y críticos, como en pacientes cuya enfermedad fue moderada.
Los expertos indican, además, que persiste un estado inflamatorio subclínico relacionado con la gravedad.
Otra secuela detectada en Estados Unidos en las personas recuperadas fue la pérdida de los dientes, cambios de color en los mismos y encías más sensibles.
Quienes experimentaron dicho proceso aseguran que sucede sin sangre ni dolor, otro grupo sufre de sensibilidad en sus encías, o sus dientes se vuelven grises y astillados.
Los investigadores puntualizan que la caída de los dientes sin sangre es inusual y podría ser una pista de problemas con los vasos sanguíneos de las encías, cuyo daño pudo ser provocado por el virus.
Datos de la OMS registran una cifra superior a los 85 millones de casos confirmados con la Covid-19, de los cuales más de un millón 800 mil fallecieron.
En este contexto, el organismo sanitario internacional y la OPS instan a los Estados miembros a mantener a los profesionales de salud informados para fortalecer la detección oportuna de las personas contagiadas y el manejo adecuado de la enfermedad, sus complicaciones y secuelas.
(Con información de Prensa Latina)