Atrévete a sentir, ¡piérdele el miedo a las emociones!
Al no escuchar los mensajes que nos dejan las emociones, eso hace que estemos desconectados de nosotros mismos, dice Elena Alameda
Nuestro mundo emocional nos parece un misterio.
Emociones que salen de la nada y cambian la manera en que hablamos, sentimos y nos relacionamos.
Emociones que duran mucho tiempo sin comprender por qué.
Emociones a las que hemos ido tomando miedo.
Hace unos años yo también temía a las emociones, especialmente a la tristeza que traía hasta mí una melancolía que no comprendía bien y que hacía que todo mi mundo girara más lento.
Aprendí a perderle el miedo a las emociones cuando comencé a relacionarme con ellas desde otro lugar, sustituí el miedo por curiosidad y esta me ayuda a conocerme más.
No nos han enseñado a escuchar atentamente a los mensajes que nos dejan las emociones y eso hace que estemos desconectados de nosotros mismos. Y cuando estamos desconectados, podemos perdernos en el ritmo frenético de la vida.
Hoy quiero mostrarte una manera revolucionaria de comprender y aproximarte a tus emociones y para ello, quiero explicarte qué son, cómo se expresan y por qué aparecen en tu vida.
Anatomía de las emociones
¿Qué son las emociones?… Son amigas que nos visitan para avisarnos de peligros y ayudarnos a adaptarnos a los cambios que trae la vida. Porque una cosa que debes saber, es que la única constante en la vida, es el cambio. Y eso es bueno, porque nos ayuda a renovarnos, a transformar lo que ya no nos ayuda para vivir plenamente.
¿Cómo se expresan las emociones?… Las emociones nacen en nuestra mente, son energía que experimentamos como una sensación más o menos intensa de que algo se está moviendo en nosotros. Esta es la primera manifestación de las emociones, a través del afecto, pero también podemos explorar nuestras emociones desde otros lugares…
- El cuerpo: Cuando no escuchamos a nuestras emociones, esta energía se hace más fuerte y pasa a expresarse a través de nuestro cuerpo. Las sensaciones de las emociones en el cuerpo suelen ser: nudos en el estómago o garganta, presión en el pecho, sensaciones de vacío en el estómago o esa sensación de tener “mariposas en el estómago”. Estas señales a veces son sutiles y pasan desapercibidas y otras veces son más intensas y nos hacen pensar que tenemos alguna enfermedad.
- Los pensamientos: Las emociones crean nuestros pensamientos. Nuestra mente consciente toma la energía de las emociones para crear este producto cognitivo coherente que percibimos como un pensamiento. Solemos ser más conscientes de los pensamientos que de las emociones, pero al mismo tiempo podemos tomar el pensamiento como pista para averiguar la emoción que sentimos.
- Auto-diálogo: Todos tenemos un diálogo constante con nosotros mismos, puede ser un mero narrador que nos comente lo que ocurre en nuestra vida, puede ser un crítico que nos hace sentir mal o incluso puede ser una abuela amorosa que nos quiere, protege y anima para que sigamos adelante. Podemos tener a estos tres monologuistas en nosotros y por ello es importante identificar cuándo aparecen y en el caso del crítico, tratar de calmarle y decirle que no pasa nada, que los errores nos ayudan a aprender.
- Conducta: Las emociones también cambian la manera en que nos comportamos. A veces no somos conscientes de cómo cambia nuestra conducta en base a nuestras emociones y pensamientos, pero observar lo que hacemos es otra manera de contactar con nuestras emociones.
Por ejemplo, ¿sientes que cuando estás estresado o ansioso, fumas más, bebes más alcohol o te apetecen alimentos más dulces o con más contenido calórico?… tu cuerpo te envía señales para que cambies tus conductas dependiendo de lo que sientes.
¿Cuál es el ciclo natural de las emociones?… Solemos pensar que las emociones duran mucho tiempo, en los peores casos, podemos llegar a sentir que la tristeza, ansiedad y angustia nos van a acompañar de por vida. Esto es solo tu percepción, las emociones han nacido para fluir, para transformarse y cambiar.
Las emociones llegan para indicarte cosas que no van bien, en ocasiones también aparecen para que te dediques tiempo, para que eches el freno y te escuches más. Cada emoción guarda un mensaje que si te detienes a escucharlo, te guiará.
Desde el budismo nos indican que las emociones son como las olas del mar, y me gusta tomar esta metáfora para que comprendas mejor la verdadera naturaleza de tus emociones. Porque tus emociones, como las olas, nacen, se expresan, alcanzan su cresta y se desvanecen.
Este es su ciclo de vida natural, pero nosotros somos capaces de prolongar las emociones y mantenerlas durante mucho tiempo en su cresta o nivel máximo de expresión. Y esto lo hacemos de muchas maneras…
¿Cómo alimento a mis emociones?… Somos capaces de alimentar a nuestras emociones para que duren más tiempo de lo que lo harían de manera natural. Y he descubierto que lo hacemos de tres maneras específicas.
Pensamientos: Cuando sentimos una emoción, es habitual que nuestra mente comience a activarse y cree muchos pensamientos que van tomando fuerza. Esto nos lleva a dar vueltas una y otra vez a ciertos temas y cuanto más pensamos, más alimentamos a la emoción, de modo que el enfado se hace más intenso, la tristeza más profunda y la ansiedad más angustiosa.
Observa los pensamientos que tienes cuando sientes una emoción intensa y decide si quieres seguir alimentando a la emoción o si prefieres dejarla libre.
Música: En ocasiones sentimos que ciertas emociones debemos sentirlas más profundamente para auto-castigarnos. Esto suele ocurrir especialmente con las emociones desagradables como tristeza, angustia, culpa, vergüenza, ira. La música tiene la capacidad de ahondar y amplificar nuestras emociones. Y solemos escuchar música triste para ahondar nuestra tristeza. Lo bueno es que la música también nos ayuda a fomentar emociones agradables… tú decides cómo alimentas a tus emociones.
Recuerdos: Al igual que con los pensamientos, en ocasiones prolongamos ciertas emociones a través de nuestros recuerdos. Podemos llegar a rememorar cosas que otra persona nos ha dicho y que nos ha herido para prolongar la ira, podemos recordar tiempos pasados donde éramos felices para ahondar nuestra tristeza e incluso podemos rebuscar en nuestra mente situaciones donde hemos hecho el ridículo para ahondar nuestra vergüenza.
Todos alimentamos a nuestras emociones, pero recuerda que lo importante es que seas tú quien decida conscientemente qué emociones liberas y cuáles se quedan contigo… todo depende de ti.
¿Cómo puedo regular las emociones intensas?… Cuando las emociones son muy intensas, necesitamos crear un espacio de calma en nuestro interior. De hecho, una emoción muy intensa, es señal de que necesitamos oxigenarla. Las emociones no saben respirar por sí solas, por eso debemos respirar por ellas.
Cuando sientas que una emoción muy intensa te acompaña, tómate 5 minutos para sentarte cómodamente, cerrar tus ojos y respirar de manera consciente, observando la manera en que el aire entra y sale de tu cuerpo, sintiendo la expansión al inspirar y la relajación al espirar.
(Con información de noticiasensalud.com)