Analizan derivados de árnica contra el cáncer de colon
Moléculas obtenidas de esta planta, tiene propiedades antinflamatorias, generan efectos tóxicos en células enfermas
Investigadores de la UNAM descubrieron que derivados del árnica mexicana, planta con propiedades antinflamatorias, tienen un alto efecto tóxico sobre las células del cáncer de colon.
Daniela Araiza, del Departamento de Biomacromoléculas, y Guillermo Delgado, del Departamento de Productos Naturales, ambos del Instituto de Química (IQ), trabajan con moléculas que son derivados de la Heterotheca inuloides para tratar el cuarto cáncer más frecuente en México y el mundo, y que en el ámbito global ocasiona cerca de 700 mil muertes al año.
“Tomando en cuenta que este mal puede ser promovido por la inflamación crónica del intestino, buscamos moléculas que eviten la inflamación. Estudiamos su efecto a nivel transduccional y metabólico sobre las células del adenocarcinoma rectal”, expuso.
Además, se busca que estas moléculas tengan como blanco específico las células tumorales, pues los actuales tratamientos a partir de cirugías, radiaciones y quimioterapia tienen efectos secundarios, debido a que matan tanto células sanas como cancerígenas.
Relación con el estilo de vida
Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Colon, que se conmemora el 31 de marzo, la doctora en Ciencias Biomédicas explicó que este padecimiento se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células en cualquiera de las porciones del colon o en el recto. La acumulación puede empezar como un tumor benigno conocido como pólipo adenomatoso, y con el tiempo puede volverse maligno.
De acuerdo con los institutos nacionales de Cancerología y de Salud Pública, 95 por ciento de estos cánceres comienzan en las glándulas productoras del moco que protege el interior del colon y del recto. Es lo que se conoce como adenocarcinoma.
“No se sabe con certeza qué lo causa, pero está muy relacionado con el estilo de vida, mutaciones genéticas o alteraciones en el metabolismo. Los errores genéticos y metabólicos promueven que proliferen estas células poco diferenciadas y se genere el mal”, agregó Araiza.
Se presenta por igual en hombres y mujeres, principalmente mayores de 50 años; entre quienes tienen poca actividad física, una dieta baja en fibra y alta en grasas, carnes y carbohidratos procesados; así como en personas con sobrepeso u obesidad.
Otros factores de riesgo son padecer diabetes, consumir tabaco y alcohol, debido a que generan inflamación de los tejidos.
Algunos de los síntomas de este padecimiento son: cambios en la defecación por varios días –diarreas, estreñimiento y heces más delgadas–, sangrado rectal, heces oscuras, cólicos o dolor abdominal, debilidad y cansancio, sensación persistente de necesidad de defecar, pérdida inexplicable de peso.
También debe tenerse en cuenta si los pacientes presentan enfermedades inflamatorias del intestino –como la de Crohn o colitis ulcerativa crónica inespecífica–, si tienen algún familiar con cáncer colorrectal o pólipos colorrectales, entre otros.
Daniela Araiza indicó que las personas mayores de 50 años con sintomatología o antecedentes tienen que hacerse pruebas periódicas para detectar esta situación, como son: de sangre oculta en heces; inmunoquímica fecal por medio de anticuerpos o con análisis de ADN. También pueden practicarse colonoscopías, rectosigmoidoscopía o tomografías axiales computarizadas.
“Si son diagnosticadas en etapa temprana, el porcentaje de recuperación es muy alto. Es importante la atención oportuna porque si el tumor crece puede afectar otros tejidos, vasos sanguíneos y linfáticos”, concluyó.
(Con información de Gaceta UNAM)