Todo ser vivo requiere un ambiente para vivir
El medio ambiente que nos rodea es fundamental para tener los satisfactores básicos del ser humano. Gracias a la biodiversidad, que incluye plantas, animales, microorganismos y todos los ecosistemas vivos del planeta, contamos con beneficios esenciales que garantizan el derecho al agua, a la alimentación, a la salud, a un medio sano y a la vivienda, entre otros.
Por eso, es necesario considerar los derechos humanos en este tema, señalaron expertos reunidos en la UNAM.
Durante la inauguración del foro Los Derechos Humanos en Materia Ambiental y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, celebrado en el Auditorio Alfonso Caso, Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general y presidente de la Red del Agua de esta casa de estudios, dijo que el asunto es primordial en la agenda de los derechos humanos y requiere apoyarse desde la academia.
“Por lo anterior, celebro esta iniciativa de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad (PUES) de la UNAM y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), pues se dan pasos firmes para contar con un medio ambiente saludable y sostenible”, refirió.
El ser humano depende de los ecosistemas, desde lo más inmediato, como los alimentos, el agua y la energía, hasta lo aparentemente distante, como el daño a la capa de ozono.
Tema sensible
Luis Raúl González Pérez, presidente de la CNDH, comentó que se trata de una cuestión sensible y que proteger el medio ambiente está implícito en la defensa de los derechos humanos.
“La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible –adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)– es la hoja de ruta que debemos seguir. La CNDH y sus colegas somos los monitores de esa hoja”, afirmó.
Las personas que dependen directamente de los recursos locales para su subsistencia, especialmente las comunidades locales e indígenas, añadió, son más sensibles a la pérdida de biodiversidad. El agotamiento de plantas y animales silvestres indispensable para su dieta puede generar desnutrición y, con ello, vulnerar su derecho a una alimentación adecuada.
Dependencia de los ecosistemas
Por su parte, Mireya Ímaz Gispert, directora general de Atención a la Comunidad de la UNAM, recordó que dependemos de los ecosistemas, desde lo más inmediato, como los alimentos, el agua y la energía, hasta lo aparentemente distante, como las islas de plástico y el daño a la capa de ozono. El agua limpia y de buena calidad, ejemplificó, es primordial para garantizar una vida con dignidad, al igual que la alimentación sana.
Pero en el necesario puente entre los derechos humanos y el medio ambiente “falta coordinación entre los diferentes órdenes de gobierno, pues no hemos pasado del discurso a los hechos”, enfatizó.
Jorge Legorreta Ordorica, titular de la Unidad Coordinadora de Participación Social y Transparencia de la Semarnat, consideró que la reforma constitucional de 2011 mejoró la defensa de los derechos humanos, y aseguró que para esta secretaría “es importante dar seguimiento a las recomendaciones de la CNDH”.
Los ríos Atoyac y Xochiac
La conferencia magistral del evento, a cargo de Jorge Ulises Carmona Tinoco, sexto visitador general de la CNDH, estuvo dedicada al caso de la recomendación 10/2017, que el 22 de marzo pasado emitió dicha comisión luego de una exhaustiva investigación que documenta la grave contaminación por aguas residuales de los ríos Atoyac y Xochiac, en Puebla y Tlaxcala.
La recomendación, que incluye cien puntos precisos a resolver, fue emitida hacia los tres órdenes de gobierno por ser omisos ante la grave situación de dichos ríos y sus afluentes, que incluyen contaminantes procedentes de descargas municipales e industriales sin tratamiento.
El estudio de la CNDH documentó que el agua está contaminada con metales pesados y sustancias orgánicas persistentes, que dañan gravemente la salud.
(Con información de Gaceta UNAM)