Mucho más que una cara bonita: Monica Bellucci

Tras más de un cuarto de siglo actuando, la italiana Monica Bellucci se mostró segura de haber confirmado que es más que una cara bonita, al recibir el miércoles un homenaje a su trayectoria en el Festival de San Sebastián.

Estrella que ha brillado tanto en el cine de autor como en Hollywood, soltó un «Gracias, España» en la gala de entrega del premio honorífico Donostia en el velódromo de San Sebastián (norte de España).

El reconocimiento la hace sentir «muy honrada y emocionada», según dijo antes en una rueda de prensa. Allí afirmó tener todavía «mucho que aprender, pero la misma pasión por lo que hago».

«Siempre me hacen preguntas sobre mi belleza y siempre respondo lo mismo: (…) cuando eres bella, puedes captar la atención, pero si no hay nada más, ahí se queda. Tengo casi 53 años y sigo trabajando, creo que no es por mi belleza», estimó Bellucci.

Pese a no haber alcanzado igualdad con los hombres, ni en el cine ni en otros campos laborales, las mujeres hoy en día «se respetan más a sí mismas, son diferentes que sus madres», se congratuló Bellucci.

«Soy actriz, no política», respondió de todas maneras en otro momento.

Tres premios Donostia

Afirmando que es difícil elegir un papel favorito ya que con todos «se aprende», destacó no obstante la «Malèna» de Giuseppe Tornatore, que le abrió importantes puertas para trabajar en mercados fuera del italiano, o la joven Alex de «Irréversible», el polémico filme de Gaspar Noé.

Nacida en la italiana Citta di Castello, comenzó como modelo hasta que en 1990 debutó en «Vita con figli» de Dino Risi. Desde entonces, ha hecho más de un centenar de películas de amplio registro, en las que ha sido desde la María Magdalena en «La pasión de Cristo» de Mel Gibson, Perséfone en la serie «Matrix», la chica Bond en «Spectre» o una vampira en «Drácula» de Francis Ford Coppola.

Bellucci es la tercera galardonada con el Donostia en la 65º edición del festival, considerado el de mayor peso del mundo hispano: el martes recayó en el argentino Ricardo Darín, un rostro esencial del cine latinoamericano, y el sábado lo obtuvo la veterana realizadora francesa Agnès Varda.

Sabor español

Dentro de la sección oficial del festival, la jornada tuvo sabor español, ya que se estrenaron dos películas de realizadores del país anfitrión, aunque fuera de competencia.

La primera de ellas, «Marrowbone», es un thriller de terror sobre cuatro hermanos que viven en una casa cuyo desván esconde un oscuro secreto, dirigida por Sergio G. Sánchez, guionista de las películas de Juan Antonio Bayona.

En San Sebastián para apadrinar la película que también produce, el barcelonés Bayona («El orfanato», «Un Monstruo viene a verme») habló de Cataluña: «Me da un poquito de miedo y lo vivo con mucha intensidad», dijo sobre las tensiones a cuatro días de la organización en esa región del reférendum de autodeterminación prohibido por la justicia.

También fue estrenada «Morir», un drama sobre las dificultades de una pareja del sevillano Fernando Franco, quien con «La herida» en 2013 logró premios en San Sebastián y los Goya.

En total, son dieciocho películas en competición por la Concha de Oro, de Argentina, España, Francia, Alemania, EEUU, Austria, Polonia, Grecia y Rumanía, que son evaluadas por un jurado encabezado por el estadounidense John Malkovich.

En Horizontes Latinos, la sección dedicada a América Latina, se mostraron «Arábia», una «road movie» política de los brasileños Affonso Uchôa y João Dumans, y «La familia», sobre un padre y un hijo que escapan de un violento suburbio de Caracas del venezolano Gustavo Rondón.

Para imponerse como la mejor película latinoamericana compiten también otros diez largometrajes de Argentina, Chile, Costa Rica, México, República Dominicana y Uruguay.

El festival finaliza el sábado con la entrega de premios.

(Con información de AFP)

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