Las nebulosas planetarias, estrellas al final de su vida
Las nebulosas planetarias son estrellas en su fase final de evolución, un periodo que dura entre 10 mil y 30 mil años, cuando estas nubes de gas caliente brillan gracias al hidrógeno ionizado que contienen.
“Dentro de unos cinco mil millones de años, nuestro Sol se convertirá en una de ellas y después morirá”, explicó Silvia Torres Castilleja (Ciudad de México, 1940), investigadora emérita del Instituto de Astronomía, así como del Sistema Nacional de Investigadores, y ahora doctora Honoris Causa por esta casa de estudios.
“Las nebulosas planetarias ayudan a los astrónomos a conocer el proceso por el que pasan las estrellas al agotarse su combustible nuclear. Al estudiarlas, conocemos el futuro del Sol y de otras estrellas”, dijo en la conferencia La Historia de las Nebulosas Planetarias, con la que estrenó el máximo grado académico de la UNAM.
En el Auditorio Paris Pishmish de Astronomía, que estuvo colmado de alumnos, recordó que las nebulosas planetarias fueron descubiertas en 1773 por el astrónomo francés Charles Messier, quien buscaba cometas, pero encontró objetos celestes que no se movían y de los cuales creó un catálogo con 103; cuatro de ellos eran nebulosas planetarias. Desde entonces, han despertado gran interés entre los astrónomos, “pueden verse con un pequeño telescopio como nubes difusas”, señaló Torres.
La también presidenta de la Unión Astronómica Internacional detalló que en la fase de nebulosa planetaria las estrellas se desprenden de sus capas externas y sus capas internas se compactan en una “enana blanca”. En este proceso, los gases expulsados del centro se iluminan por la estrella central, lo que facilita estudiarlas con detalle.
Composición de las estrellas
Las nebulosas planetarias ayudan a conocer la composición química de las estrellas. “Estudiamos los gases calientes que están ahí, mediante el espectro de una estrella”, sostuvo.
Dentro del espectro electromagnético (radiación electromagnética que emite o absorbe una sustancia) que analiza la radiación desde el infrarrojo hasta el ultravioleta, los astrónomos identifican los gases presentes en la nube.
Así, hoy en día saben que el universo está formado por hidrógeno, helio, carbono, nitrógeno, oxígeno, neón y, en menor proporción, por hierro, azufre, argón y flúor.
“Lo que nosotros hacemos es estudiar esos gases calientes que vemos brillar. Lo hacemos mediante el espectro electromagnético, se descompone la luz y podemos verlo”, puntualizó.
Además de conocer qué elementos químicos forman los astros, los expertos pueden saber su distribución y cantidad.
De las líneas que resultan del análisis, los astrónomos pueden identificar los gases que están presentes en la nube. Porque cada elemento tiene una firma única.
Algo interesante de las nebulosas planetarias es que, tras su proceso de agonía estelar, formarán nuevas estrellas con combinaciones químicas diferentes, advirtió.
Silvia Torres se refirió también a la importancia de la astronomía como una ciencia sustantiva que nos ayuda a conocer el universo, qué somos y de dónde venimos.
“Pero tenemos necesidad de todas las ciencias y de conocer la naturaleza desde distintos campos de conocimiento”, indicó.
Conocida por ser la primera mexicana en obtener un doctorado en Astrofísica (en la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, tras estudiar física en la Facultad de Ciencias de la UNAM), Torres refirió que la astronomía ha sido históricamente un motor de desarrollo tecnológico, pues el interés básico por conocer el cosmos ha servido para crear instrumentación de alto nivel para poder observar las estrellas.
(Con información de Gaceta UNAM)