Jolie, de la cotidianeidad al mito hecho mujer
Angelina Jolie estaba sentada descalza en el pórtico de su nuevo hogar, explicando por qué quiere salvar al mundo, cuando de pronto el deber la llamó. Su hijo menor, Knox, de 9 años, asomó su pequeña cabeza rubia desde atrás de la puerta de pantalla.
“Shiloh te necesita”, dijo el niño en voz baja, refiriéndose a su hermana, que tiene 11 años.
“¿Shi?”, la llamó Jolie antes de desaparecer con el sonido del roce de su caftán negro. Diez minutos después, estaba de regreso.
El amado dragón barbado de Shiloh, Vlad, se había enfermado y ahora, para la angustia de Shiloh, estaba convaleciente en la veterinaria.
“Ese será el resto de mi día”, dijo Jolie, mientras se acomodaba en una silla de jardín acolchada, “escuchar todo acerca de los problemas de salud del dragón barbado”.
Jolie prosiguió con lamentaciones sobre la falta de equilibrio de un mundo en el que las mascotas californianas viven cómodamente mientras millones de personas alrededor del mundo no tienen la atención médica adecuada.
La paradoja de ser rica y hablar sobre los pobres
Nadie mencionó que lo decía en la comodidad de su propiedad de 25 millones de dólares, ubicada en un terreno de una hectárea en la cima de una colina, en una sección residencial del vecindario de Los Feliz, un hogar que compró para ella y sus seis hijos en la primavera, después de su separación de Brad Pitt.
Quizá más que cualquier otra celebridad, Jolie, de 42 años, se ha mantenido plantada con firmeza en dos mundos inmensamente distintos.
Es tanto la glamurosa actriz que los encabezados siguen a cada paso que da (“Angie y los niños se fueron de Target porque no había hot dogs”, decía una noticia reciente), como la bienhechora humanitaria que ha viajado más de sesenta veces al campo como parte de su trabajo para las Naciones Unidas.
Las aparentes contradicciones explican su esquivo encanto. Jolie constantemente ha sido difícil de clasificar, pues es una mujer que no puede acomodarse en una sola categoría, porque ocupa muchas a la vez.
Es una mujer bella y glamurosa, inigualable, así como una defensora de la salud de la mujer que le contó al mundo acerca de su doble mastectomía preventiva.
Éxito detrás de la máscara
Tiene un perfil público meticulosamente manejado, pero profesa que no le importa lo que piensen los demás. Sigue siendo la máxima expresión de la cruel pirámide de las celebridades, aunque sus películas recientes solo generaron dinero cuando estuvo camuflada (Maléfica, Kung Fu Panda).
Es objeto de obsesión —aunque en Estados Unidos, por lo menos, no es precisamente adorada— y la han fijado en el firmamento cultural como una seductora, a pesar de que tiene seis hijos.
Y aunque el apetito público dé detalles lascivos en torno a su vida privada ha eclipsado el interés en los filmes que ha dirigido, Jolie, de manera tenaz, lleva a la pantalla historias difíciles y desconocidas. Tres de las cuatro películas que ha hecho están ambientadas en tiempos de guerra, incluida la más reciente, First They Killed My Father, basada en la historia real de Loung Ung, quien de joven sobrevivió al genocidio camboyano y ahora es una de las amigas más cercanas de Jolie.
Aunque las primeras películas de Jolie obtuvieron reseñas poco entusiastas, varios críticos han consagrado First They Killed My Father como su mejor filme hasta ahora. Se cuenta por completo desde el punto de vista de la niña, en Jemer, y recibió una ovación de pie en el Festival de Cine de Telluride, donde se estrenó. Netflix comenzó a transmitirla el 15 de septiembre, cuando también se estrenará en algunas salas de cine.
Jolie dijo que no habría podido hacer la película de no haber dirigido primero In the Land of Blood and Honey (2011) acerca de la guerra de Bosnia, y Unbroken (2014), basada en la historia real de un soldado estadounidense que se vuelve prisionero en la Segunda Guerra Mundial. (Además, ella y Pitt protagonizaron un filme en el que interpretaron a una pareja enfrascada en otro tipo de conflicto en el drama By the Sea (2015), que también dirigió).
“No planeé de manera consciente hacer películas de guerra, sino que simplemente fue lo que me atrajo”, explicó.
La influencia de Camboya
Jolie tiene una conexión indeleble con Camboya porque cambió por completo su vida. Antes de visitar el país por primera vez en el 2000 para filmar Lara Croft: Tomb Raider, había sido una rebelde de Hollywood.
La gracia y humildad que vio en los camboyanos, junto con los efectos duraderos del genocidio, hizo que viera la vida hollywoodense bajo una horrible luz.
“Una vez que observas de primera mano lo que de verdad está pasando en el mundo y las realidades de otras personas, simplemente no puedes ignorarlo y no puedes despertar y fingir que no está pasando; toda tu vida cambia”, dijo.
Adoptó a Maddox, ahora de 16 años, de un orfanato, se divorció del también actor Billy Bob Thornton y se dedicó al trabajo humanitario y ambiental, además de encontrar inspiración continua en los sobrevivientes de la guerra y los trabajadores humanitarios.
Jolie es una presencia contenida y serena, pero también ligera, y de vez en cuando deja salir una melodiosa risa. Es tan visualmente deslumbrante como en la pantalla grande; las líneas esculpidas de su rostro junto con la suavidad de sus ojos y sus labios la convierten en una belleza de otro mundo. Aunque es esbelta como una sílfide, dice que no hace más ejercicio que meterse a la piscina con sus hijos, aunque tiene la vaga intención de subirse algún día a la caminadora.
La familia, un equipo fraterno
Sobre los niños, le pregunté si a veces no se sentía como la entrenadora de un pequeño equipo, y ella respondió que más bien se sentía parte de una fraternidad.
“De verdad me ayudan mucho. Realmente somos un equipo”, comentó. “Son los mejores amigos que he tenido. Nadie en mi vida me ha apoyado tanto”.
Esa última oración quedó flotando en el aire, quizá una sutil alusión o una acusación contra Pitt, quien adoptó a Maddox, Pax y Zahara y es el padre biológico de Shiloh, Knox y Vivienne. La disolución de su relación romántica de doce años ocurrió en septiembre pasado, después de un incidente a bordo de un jet privado —en el que supuestamente estuvieron involucrados Pitt y Maddox— que provocó que ella pidiera el divorcio.
Poco después, Jolie y los niños se mudaron de la propiedad de Pitt y vivieron en una casa rentada durante nueve meses mientras ella se enfrentaba a la decisión de comprar o no una nueva casa.
“Me tomó algunos meses darme cuenta de que de verdad tendría que hacerlo. Que debía haber otra base a pesar de todo”, dijo, en voz baja y suave, la misma voz que adoptó cada vez que surgió el tema de la separación. “Que tendría que haber un hogar. Otro hogar”.
La nueva casa, una mansión de estilo beaux arts que alguna vez fue la residencia del legendario cineasta Cecil B. DeMille, es una belleza con una biblioteca, extensos pastos, fuentes con cascadas que dan a la piscina y la posibilidad de ver desde ahí el Observatorio Griffith.
Jolie mandó construir una compleja casa de árbol —“Es más como una casa del árbol para practicar parkour”, dijo— y los niños ayudaron a decorar y elegir muebles para toda la casa. Tienen un trato, dijo Jolie, de que aunque pueden no estar todos de acuerdo con todo, deben intentar que les guste lo que no odien. Pero si odian algo, pueden rechazarlo.
“Tiene muchas facetas”, dijo Jolie acerca de la casa. “Es feliz. Feliz y ligera, y necesitábamos eso”.
Le pregunté cómo iba todo ahora.
“Nada es fácil. Es muy muy difícil, una situación muy dolorosa, y solo quiero que mi familia esté sana”, dijo en voz baja.
¿Lo están? “Están mejorando”, dijo, y su voz casi se volvió inaudible.
Reveló que First They Killed My Father pudo haber influido en su decisión de dejar a Pitt. La película se centra en los familiares de Ung, algunos de los cuales sobrevivieron, y Jolie dijo que pensó mucho en lo que significa una familia durante la producción y cómo deben ayudarse y cuidarse (el filme es una adaptación del libro de Ung, publicado en el año 2000, con el mismo título).
“Loung vivió tantas cosas horribles en su vida, pero también tuvo mucho amor y por eso hoy está bien”, dijo Jolie. “Eso es algo que debo recordar”.
El poder de la imagen amable
Determinada a hacer que la película fuera tan camboyana como fuera posible, Jolie se unió al director camboyano Rithy Panh, quien recibió una nominación al Oscar por su documental de 2014 The Missing Picture, y enlistó a miles de camboyanos como extras. Jolie dijo que Maddox fue su mano derecha, pues trabajó en el guion, tomó notas en las reuniones y bromeó con Panh en francés.
Algunas de las escenas fueron filmadas en sitios de la masacre, así que el equipo se organizó para traer monjes que oraran y colocaran incienso y ofrendas de antemano.
“Es adorada en aquel país”, dijo Panh, quien fungió como productor de la película. Agregó que le sorprendió la humildad de Jolie y cómo se comunicaba intuitivamente con los niños en el set, a pesar de que no entiende por completo el camboyano.
(Jolie dijo que aquella insinuación en Vanity Fair de que los niños fueron engañados cruelmente durante el proceso de audiciones es “algo totalmente falso”).
Ung dijo que Jolie, quien tiene ciudadanía camboyana, comparte la sensibilidad de sus compatriotas. “En Camboya no alzamos la voz, hablamos con amabilidad unos con otros, saludamos con las manos juntas y con una reverencia”, dijo Ung. “A ella todo eso se le da naturalmente”.
Reina de hielo o comediante
Mientras terminábamos nuestra entrevista, Jolie bromeó acerca de que su próximo trabajo sería una comedia. “Seré graciosa en algún momento”, dijo, y añadió que estaba trabajando en Maléfica 2, una secuela del cuento de hadas fracturado de Disney. “Eso fue un poco gracioso”, dijo, con sarcasmo.
Jolie también parece estar consciente de cómo podría concebirla el público; una reina de hielo en contraste con Pitt, el chico afable de Misuri con los pies en la tierra (su reveladora entrevista en la edición de verano de GQ Style ayudó a pulir su imagen como el que, de los dos, resulta más próximo a la gente).
Pero Jolie dijo que ella creció siendo una adolescente punk en la escuela y estaba acostumbrada a no encajar y a ser alguien de quien la gente opina.
“Jamás he pretendido agradar a todos ni que todos me entiendan”, dijo Jolie, mientras me acompañaba a la salida, “y eso está bien, porque sé quién soy y los niños también lo saben”.
Rápidamente, me dio un abrazo de despedida, y yo salí al sol y al calor, mientras el pesado portón de seguridad se cerraba lentamente tras de mí.
(Con información de The New York Times)