Egresado de la Universidad desarrolla Combi eléctrica
Einar Castillo Aranda, que estudió en el CIDI, es el diseñador del ID. Buzz, vehículo ecológico alemán que ya se encuentra a la venta en Europa
Vía remota, Einar Castillo Aranda, egresado del Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI), presentó en esta Universidad el ID. Buzz, una camioneta diseñada por él, totalmente eléctrica, que tendrá producción a nivel global. El vehículo está inspirado en la emblemática Combi de los años 60 y 70.
El universitario es miembro permanente del Design Team de la compañía automotriz Volkswagen en la planta matriz de Wolfsburgo, Alemania, la cual lo eligió como el diseñador principal de su producto cardinal, que fue dado a conocer hace unas semanas en todo el planeta.
Desde su oficina en aquel país, Castillo Aranda se reunió vía web con alumnos y académicos del CIDI, a quienes ofreció detalles del novedoso auto y respondió preguntas de la comunidad universitaria.
Explicó que la industria automotriz está en un proceso de transformación, en el que los motores ordinarios van a dejarse de lado y se irá hacia la electrificación de los autos y la autonomía de los vehículos, que no sólo serán eléctricos, sino además capaces de manejarse de manera automática a través de un comando de voz.
“Por todo ello, cambiará el diseño. El auto se convertirá en lo que quieras: en oficina, sala o lugar para convivir con los amigos. Esto modifica cómo los diseñadores enfrentaremos los autos del futuro”.
Clásico del futuro
En 2002, el entonces alumno del CIDI concursó y obtuvo un contrato oficial como diseñador nacional de exteriores de una compañía automotriz germana, y en 2005 se integró como miembro permanente del Design Team global, en la planta matriz de Wolfsburgo, Alemania.
Antes, en 2004, se tituló como licenciado en Diseño Industrial con la tesis: “Propuesta de diseño frontal y trasero para un autobús de transporte público urbano”, con la asesoría de Armando Mercado Villalobos.
“Fue una locura ir a Alemania, porque yo era un estudiante apasionado por los autos. En el CIDI pegaron un cartel que decía ‘Primer concurso de diseño automotriz. 2002-2003’. Lo gano, obtengo mi contrato como diseñador de VW México, y para 2004 me invitan al team de Alemania. Con el concurso literalmente me salté un océano, y el precio que pagué es que mi nivel estaba hasta abajo y de ahí tuve que mejorar. Fue después de 10 años cuando logré hacer un auto: el VW Polo 2013, sólo de venta en Europa; pero esa es otra historia.”
Viajó con mucha disposición para llegar al equipo de Alemania, rememoró el universitario, “pero cuando te enfrentas al nivel de los grandes creadores es un balde de agua fría, increíble. Yo llevaba mi preparación de diseño de producto, con formación de cuatro años y medio. Llegué a cometer errores y a aprender en una cultura distinta; porque aun cuando México y Alemania son bagajes muy diferentes, ninguno es mejor que otro, sólo diametralmente opuestos”.
Einar Castillo mencionó tres preceptos que le ayudaron a destacarse: ser perseverante, confiar en sí mismo, y creérsela desde el inicio.
“No tuve ninguna duda de que quería hacer lo que estoy haciendo. Recordé una clase con el maestro Carlos Soto del CIDI, en la que nos preguntaba nuestra proyección a cinco años; eso fue en el segundo año de la carrera. Le respondí: ‘voy a estar diseñando autos para una marca en Europa’, y me dijo: ‘¡ah, chingón’”!
Nunca se detuvo a pensar si lo lograría o no o cómo hacerle. Se puso un plan, y se dispuso a llevarlo a cabo paso por paso. “Es como construir una escalera, marcar tu objetivo, levantar bien el primer escalón, y así el siguiente. Recomiendo a los diseñadores que aún estudian que ya focalicen lo que buscan lograr, para saber hacia dónde centrar su energía”.
El actual proyecto (el diseño del ID. Buzz) “ha sido increíble para mí, fue un privilegio; esta es la oportunidad de toda una vida, fue estar en el momento correcto. Todos los planetas se juntaron para poder participar en una iniciativa de tal magnitud, con esta cantidad de historia: fue increíble. Y se ve, se puede apreciar, todo el espíritu de diseño que tomamos de la Combi, en una interpretación moderna y fresca”.
Para Castillo Aranda, los autos son esculturas dinámicas que pueden estar en medio de una plaza durante años, transmisores de un lenguaje propio, como artilugio y marca. Lo que cuenta es cómo dispones de la geometría, porque entre más abundante sea tu exploración en ello, será mejor.
Una moderna interpretación
Aunque este vehículo en su formato conceptual se mostró por vez primera como prototipo en el Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica de 2017 en Detroit, Estados Unidos, su lanzamiento oficial ocurre en este segundo semestre de 2022.
El objetivo, aclaró Einar, nunca fue hacer un copy paste de la Combi, queríamos proyectarlo hacia el futuro, traerlo de vuelta en una nueva y moderna interpretación.
“Tuvimos que mirar hacia adelante. La Combi está muy vigente hasta nuestros días, se volvió un auto icónico gracias a su construcción, con su configuración de elementos tan carismática y tan flexible a la hora de usarla. Su proporción y silueta la hicieron única; un auto con el que podías hacer lo que se te ocurriera: convertirla en cualquier cantidad de diferentes vehículos, configurarle el espacio como quisieras”.
La Combi o Tipo 2 (T2), continuó, es un auto relevante en la historia automotriz por su arquitectura, proporción y rostro. Esta forma monolítica, y donde su planta no tiene esquinas duras, es muy redondita, amable y digerible.
Además, sentar al conductor en el eje central y dejar todo el espacio completo atrás disponible estimula la creatividad.
“Es un icono fuertísimo. Cuando vemos esta constelación de elementos con los ‘ojos’ enormes, que son como la cara de un niño, expresivos, es de los frontales más reconocidos e icónicos en el mundo automotriz. Eso lo tratamos de reinterpretar mirando hacia el futuro.”
Detalló que se integró la cabina con la cara del Buzz; quisieron crear un rostro expresivo, muy humano. Generar también con esto una reducción en la cantidad de turbulencia y tener mayor eficiencia en el alcance del auto. Un rostro ni alegre ni agresivo, sino balanceado.
Instantánea de 1983.
¡Esto es la UNAM!
Lo que aprendió en el CIDI en términos de materiales le fue muy útil, además se llevó experiencias insustituibles, recordó Castillo Aranda. Son los maestros, la gente que te apoya y te empuja hacia adelante, y todo este roce con los colegas lo que fortalece.
“Me dio mucho gusto haber ganado el concurso de diseño en 2002 para la empresa donde hoy trabajo, porque en ese entonces había pasado la huelga, y siempre ha habido algunos sectores en México que pintan de otra manera a la UNAM. Me dio alegría ser egresado del CIDI, y decir ¡aquí estamos!, ¡esto es la UNAM!, y el capital más grande de nuestra Universidad sigue siendo su planta docente y su alumnado.”
Al concluir su intervención con una fotografía de 1983 delante de una Combi, Einar confesó que siempre ha sido una persona completamente visual, con retención de imágenes.
“Fui diseñador desde niño y no lo sabía. Me gustaba la idea de los robots, el espacio y la tecnología. Ya soñaba con realizar algo, con crear cosas. Acá empezó todo el tema, todo anhelo se puede hacer realidad, se puede lograr, si existe pasión y determinación. Yo puse todo mi empeño para lograrlo”.
Este trabajo, destacó, es un sueño: te pagan por dibujar y generar ideas, y construirlas, es una labor maravillosa.
“Nunca me he aburrido, no se me acaban las ideas, Me gustan la arquitectura, el diseño gráfico y la ciencia ficción. Somos como bancos de imágenes, de texturas. Por eso, nunca te intimides, concéntrate en tu trabajo. Me encantaría llevarles el auto afuera del CIDI, presentarlo, y gritar un goya”.
(Con información de Gaceta UNAM)