China se lanza a explorar la cara oculta de la Luna
China lanzó una nave de exploración que tiene previsto posarse sobre la cara oculta de la Luna, una primicia mundial con miras a reforzar las ambiciones espaciales de Pekín.
El vehículo, bautizado Chang’e-4 –en honor a la diosa de la luna en la mitología china–, partió en un cohete Larga Marcha 3B desde el centro de lanzamiento de Xichang (suroeste de China) el sábado a las 2H23 locales (18H23 GMT del viernes), según la agencia oficial Xinhua.
Es el inicio de un largo periplo para la nave china, que debería alunizar cerca de Año Nuevo, con el fin de recorrer esta parte todavía inexplorada de la Luna y realizar investigaciones científicas.
A diferencia de la cara visible desde la Tierra, ninguna sonda ni ningún módulo de exploración ha llegado nunca a la superficie que está del otro lado.
Esta cara es montañosa y accidentada, salpicada de cráteres, mientras que el lado más visible cuenta con varias superficies planas para posarse.
En 1959, los soviéticos tomaron las primeras imágenes de la cara oculta de la Luna.
Chang’e-4 será «la primera sonda de la humanidad que aterrice en la cara oculta de la Luna y que la explore», declaró el jefe de la misión, He Rongwei, citado por el diario Global Times, publicado en chino e inglés. «Esta misión es también el proyecto más importante de exploración espacial en el mundo en 2018», destacó.
«Desde hace 10 o 20 años, China ha recorrido sistemáticamente los pasos que Estados Unidos y la Unión Soviética dieron en la exploración espacial en los años 1960 y 1970», explicó Jonathan McDowell, astrónomo en el centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian. Esta es «una de las primeras veces que los chinos emprenden algo que nadie más ha hecho todavía».
China se prepara desde hace años para esta operación particularmente difícil desde el punto de vista tecnológico.
Uno de los mayores desafíos es lograr comunicarse con el robot lunar. Como la cara oscura de la Luna está orientada en sentido opuesto a la Tierra, no hay una «línea de visión» directa para transmitir señales.
China espera ahora dar este paso técnico y, con este fin, lanzó en mayo un satélite que bautizó Queqiao, posicionado en órbita lunar para transmitir órdenes y datos intercambiados entre la Tierra y el módulo.
Noche lunar
Durante la noche lunar, que dura 14 días terrestres, las temperaturas bajan a -173 grados Celsius y durante el día lunar, también equivalente a 14 días terrestres, pueden alcanzar los 127ºC.
Un desafío aún mayor es que el Chang’e-4 fue enviado a una región del polo sur de la Luna, la Cuenca Aitken, cuyo terreno es particularmente complejo y empinado, según los medios estatales chinos.
La nave tiene que realizar estudios sobre recursos minerales, el cultivo de tomates y otras plantas, entre otros.
Esta es la segunda vez que China envía un vehículo para explorar la superficie lunar después del Yutu («Conejo de Jade») en 2013, que permaneció activo durante 31 meses.
Pekín tiene previsto lanzar el próximo año un Chang’e-5 para tomar muestras y traerlas a la Tierra.
China invierte miles de millones en su programa espacial, comandado por el ejército. Ha colocado satélites en órbita para desarrollos internos (observación de la Tierra, telecomunicaciones o el sistema de geolocalización Beidou) o para otros países.
También espera enviar un robot a Marte y humanos a la Luna.
En noviembre, China presentó una réplica de su primera gran estación espacial Tiangong («Palacio celeste») que planea lanzar a partir de 2022 y suceder a la Estación Espacial Internacional (ISS).
La estación china debería convertirse entonces en la única estación que vuele en el espacio tras la retirada programada en 2024 de la ISS, que asocia a Estados Unidos, Rusia, Europa, Japón y Canadá. Será, sin embargo, mucho más pequeña.
(Con información de AFP)