Alertan pérdida acelerada de especies animales y vegetales

El cambio para detener la pérdida de especies no se logra con acciones individuales sino mediante el cambio del modelo de producción

Actualmente, el planeta Tierra enfrenta un problema de gran trascendencia. Se ha conjuntado el cambio climático global acompañado de pérdida de diversidad biológica. No se puede separar un fenómeno del otro. La pérdida de especies del reino animal es simplemente un reflejo de otros procesos que ocurren a nivel de la biósfera, advirtió Alberto Burquez Montijo, investigador titular del Instituto de Ecología de la UNAM, campus Hermosillo.

Gran parte de esta alteración del ambiente se debe a los cambios en el uso de suelo. “Acciones como la apropiación de los recursos naturales, el reemplazo de las masas forestales y praderas por zonas urbanas o agrícolas, o simplemente para aprovechar los recursos naturales disponibles en la naturaleza, han causado una pérdida enorme de la diversidad biológica.” Lo primero que resulta de estas alteraciones es la pérdida de especies animales, aseguró el estudioso del desierto del noroeste mexicano.

Con esas alteraciones, disminuye cada vez más la productividad primaria, así llamada por los ecólogos; “la energía solar que capturan las plantas a través del proceso de la fotosíntesis y que da sustento a todas las cadenas alimenticias”.

La pérdida de especies animales “es el reflejo de un proceso que está ocurriendo desde hace miles de años—en términos de la evolución biológica y los fenómenos geológicos—que se ha acelerado en el último siglo de manera vertiginosa. Una gran cantidad de especies animales ha sido afectada, con la extinción de numerosas especies, especialmente la megafauna; es decirlos animales de gran tamaño”.

Este proceso empezó al final de las glaciaciones 15 mil años atrás, aproximadamente, cuando desapareció una enorme cantidad de especies. Para explicarlo, un destacado investigador de las Geociencias, el doctor Paul Martin, basado en esas evidencias propuso una teoría que sostiene que la extinción de los grandes vertebrados está asociada con las actividades del hombre. De esa manera, las primeras especies se pierden en Europa, después en Asia, luego en Australia y por último en América donde desaparecen las últimas grandes especies (mamuts, camellos, caballos, etcétera), explicó el autor del libro El Saguaro: una historia natural.

El planeta, en general, está experimentando una pérdida grave, no solo de especies animales sino también de especies vegetales, de microorganismos y de bacterias, es decir una catástrofe para la diversidad biológica.

“Estudios recientes muestran que la pérdida de organismos vegetales es aún mayor que la pérdida de especies animales por extinción, lo que representa un riesgo aún más serio porque las plantas son los elementos fundamentales de las cadenas alimenticias. Son el primer elemento que provee la energía que mantiene el funcionamiento de la biósfera”.

En relación con las medidas para detener el deterioro ambiental Burquez Montijo consideró que hoy día, “en el planeta se emprenden acciones individuales plausibles. El hecho de promover acciones para reciclar y recuperar materiales, como el plástico, son altamente meritorias; sin embargo, acciones de este tipo no van a cambiar el curso del proceso que estamos viviendo”.

Desde su perspectiva, lo que está en juego en este momento es el futuro del género humano, de tal suerte que para cambiar el rumbo “se deben emprender acciones de un orden superior a las individuales. Tenemos que pensar en cambiar el modelo de desarrollo que estamos experimentando, en concertar acciones de carácter gubernamental y corporativo que disminuyan la huella ecológica tan intensa y poderosa que está ejerciendo una fuerte presión sobre los ecosistemas naturales”.

Desde luego, insistió, “no se logra con acciones individuales sino mediante el cambio del modelo de producción; de tal manera que haya un cambio total en nuestra manera de pensar y actuar sobre la apropiación de los recursos naturales, un cambio de paradigma sobre la producción de bienes y servicios que permita mayor eficiencia en la producción agrícola (vegetales y granos) y pecuaria (animales como fuente de alimento), de los productos y servicios de la industria secundaria y terciaria que deben ser más acordes con el ambiente. Tal es el caso de la economía de agua, por ejemplo, usar menos agua en los procesos industriales y en el sector turístico”.

De igual forma, el investigador propuso “reducir la huella sobre el ambiente natural y permitir la recuperación de grandes extensiones de bosques y praderas, así como de selvas y ecosistemas costeros, de tal manera que el cambio apunte a una nueva forma de producción”.

Si no se emprenden acciones en este rumbo, reiteró, lo que estará haciendo la civilización tal como se conoce es cancelar el futuro de las próximas generaciones. “Desde la perspectiva ecológica, el panorama no es halagador; al contrario, es incierto”.

“Diversos investigadores aseguran que probablemente la especie humana pudiera cambiar la forma en que vive a un costo social alto ya que la población se reduciría enormemente. En términos planetarios, los habitantes del planeta Tierra podrían experimentar una reducción catastrófica”.

Quizá esta reducción ofrece una nueva oportunidad para empezar de cero, consideró el especialista. “Por supuesto, es una visión apocalíptica y no queremos llegar a ese punto”, concluyó.

(Con información de Gaceta UNAM)

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