66% de empleados gana dos salarios mínimos o menos
“Los trabajos están siendo peor pagados, de ahí, el aumento de la pobreza laboral”, afirma Jesús Rubio, profesor investigador del Colef
Ciudad de México. Dos de cada tres personas empleadas en México percibe un ingreso no mayor a dos salarios mínimos, alrededor de 283.4 pesos.
Se trata de la proporción más alta desde que existen registros oficiales, revela la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“En el país se está viviendo una precariedad laboral; es decir, una degradación en las condiciones de trabajo, en este caso, en materia de salarios.
“Los trabajos están siendo peor pagados, de ahí, el aumento de la pobreza laboral”, afirma Jesús Rubio, profesor investigador en El Colegio de la Frontera Norte (Colef).
El nivel de ingreso de dos terceras partes de la población ocupada apenas cubre el costo de lo que se considera en México la canasta básica de alimentos, cuyo valor es de mil 827.39 pesos, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
A principios de 2008, antes de que comenzará la crisis financiera internacional, el porcentaje de personas que percibían hasta dos salarios mínimos era de 32.78 por ciento, conforme pasó la crisis, las condiciones fueron mejorando y el porcentaje se mantuvo en niveles de 30 por ciento, hasta el 2016 que subió a 42 por ciento.
Para el primer trimestre de 2019, el porcentaje de los trabajadores que ganan entre uno y dos salarios mínimos brincó a 51.31 por ciento; para 2020 a 58.38 por ciento y para 2021, a casi seis de cada 10 trabajadores.
Jesús Rubio afirma que si bien el salario mínimo ha aumentado paulatinamente desde 2016 (de 70.10 a 141.7 pesos actual), el porcentaje de la población que tiene una remuneración hasta de dos salarios mínimos aumenta aceleradamente.
Para las mujeres es peor
Si regresamos 10 años (primer trimestre de 2011), los ocupados que ganaban más de cinco salarios mínimos representaban 8.54 por ciento; mientras para 2021 son sólo 2.2 por ciento, cuatro veces menos que hace una década.
“El aumento del índice de pobreza laboral, a 40.7 por ciento, se da en un contexto en donde hay más personas que ganan dos o menos salarios mínimos, mientras cada vez menos perciben cinco o más salarios mínimos. En este contexto, las más afectadas son las mujeres”, afirma Jesús Rubio.
En los primeros tres meses del año, 58.3 por ciento de los hombres en México ganaba dos o menos de un salario mínimo; pero para las mujeres es peor: 67.6 por ciento.
Las trabajadoras que ganan cinco salarios representan 1.70 por ciento, hace 10 años eran 6.55; mientras en los hombres es de 2.54, toda vez que en 2011 era de 9.72 por ciento.
Un problema estructural
El investigador de El Colegio de la Frontera Norte explica que hay un componente cíclico por las crisis económicas en el país, pero también hay un componente estructural en el mercado laboral que no ha permitido que los salarios que se pagan en México sean mejores.
“Eso tiene que ver con el tipo de empleos que se crean, con la debilidad sindical (menos negociaciones colectivas, por tanto los salarios que se logran son menores), la flexibilidad laboral, la mayor competencia económica, la mayor globalización, que ha hecho que el país compita con mano de obra barata y no con personal calificado, con infraestructura y un mejor ambiente de negocios.
“También los salarios son peores por el abandono del modelo de sustitución de importaciones o las privatizaciones, entre otros factores”, detalla Rubio.
A un año de la pandemia, Adrián Muñiz, analista de economía nacional de Vector Casa de Bolsa, comenta que cuando hay un choque económico de la magnitud que se observó con el Covid-19, el mercado laboral es el principal afectado.
“El empleo se va a recuperar, pero la literatura internacional dice que, al menos en la evidencia empírica, se da con remuneraciones medias más bajas. Sí, las personas que perdieron su trabajo, mañana lo van a recuperar, pero con una remuneración menor. En esa medida hay una pérdida de bienestar”, asevera Muñiz.
(Con información de La Jornada)