Dádiva y asistencialismo, políticas del PVEM en Chiapas
A continuación, presentamos un resumen del texto publicado por José Adriano Anaya en Diario Contra Poder en Chiapas:
La historia muestra con claridad que existen países que iniciaron un amplio proceso de transformación social, a partir del reconocimiento de que la sociedad estaba en una crisis profunda, que generaba una pérdida de sentido.
En Chiapas, la crisis tocó fondo desde el año de 1994, con el levantamiento armado de los zapatistas. En ese momento se demostró el fracaso de la clase política local que ha gobernado la entidad, y que la rebelión indígena obligaba a la transición y a la ruptura de la sociedad tradicional. Eso implicaba la construcción de nuevas ciudadanías y de nuevas relaciones de poder sobre la base del respeto a las libertades y derechos humanos.
La oportunidad de construir un nuevo Chiapas se perdió con el gobierno de Pablo Salazar, que fue el beneficiario de las expectativas de cambio, pero que terminó traicionando y peor aún, terminó dejando como heredero del gobierno a un cachorro del antiguo régimen, que restituyó las viejas formas de dominación y del ejercicio del poder, alejando las posibilidades de la construcción democrática y de respeto a las libertades políticas y a los derechos humanos y construyó un gobierno de banalidades y persecución .
Las posibilidades de Chiapas para construir un nuevo rumbo está en la construcción de un proyecto democrático, para ello se requiere la construcción de nuevas ciudadanías. Esto porque históricamente las nuevas ciudadanías han sido el motor del respeto de los derechos humanos y de la lucha democrática.
Desafortunadamente, la clase política en Chiapas no tiene la visión de la mejora ni entiende la vida democrática; los partidos políticos en la entidad no representan nada y sus dirigentes se encuentran entregados a la mediocridad del gobierno; la mayoría de los funcionarios no están a la altura de las circunstancias que Chiapas requiere y el grueso de la población chiapaneca, carece de información y de cultura política, capaz de impulsar los cambios necesarios, que permita mejores condiciones de vida con libertades democráticas.
El fin de semana el partido gobernante se propuso la renovación política, pero lo hizo utilizando subliminalmente la palabra PODEMOS, que representa una marca política exitosa en España, que en muy poco tiempo ha ganado una presencia en ese país y se convirtió en una fuerza renovadora de las condiciones políticas en España.
Pero aquí en Chiapas el Partido Verde, con todo y su nuevo eslogan representa la corrupción, la impunidad, la ilegalidad y la opacidad y se ha convertido en un verdadero obstáculo para la construcción de ciudadanía, pues ha desarrollado como estrategia de gobierno la reproducción de la cultura de la dádiva y el asistencialismo hacia la población que viven en la pobreza.
Los funcionarios de este gobierno no entienden que Chiapas hizo crisis hace más 20 años, pero el empobrecimiento de la población y la cultura de la dádiva ha permitido encubrir esa crisis, a punto tal, que ni el gobierno ni la sociedad alcanzan a percibir que se están cancelando las posibilidades de construir un nuevo proyecto que le apueste a la mejora de la vida pública y que disminuya la desigualdad social en la entidad.