Animales y vegetales en riesgo por incendios en Chiapas

El siniestro más grande en 20 años en el cerro Nambiyigua acercó al pavón y la espadaña a la extinción tras la persistencia del fuego

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Aquello fue un infierno. La chispa que desató el mayor incendio en 20 años en el cerro Nambiyigua, municipio de Villaflores, Chiapas, se dio el 13 de abril y fue sofocado hasta el 24, tras once largos días en la que cientos de brigadistas voluntarios, de Protección Civil y de la Secretaría de Marina (Semar) dieron batalla las 24 horas para lograrlo.

La tierra agrietada, restos carbonizados de animales y vegetación y el olor a quemado impregnaban el ambiente. El siniestro acabó con casi 800 de las más de cuatro mil hectáreas que contempla esta zona cuya riqueza en fauna y flora, endémicas del sur de México, se vio severamente afectada

Es triste y desolador, señala Leydi Edith García Ruiz, joven rescatista de 23 años que junto a su esposo, Darwin Robertoni Molina Pérez de 29, fueron de los primeros en ayudar y atender a los animales que huían desorientados y despavoridos en busca de un refugio lejos de las llamas que se alzaban alto.

“Se me rompió el corazón. Tanto dolor no pude contener mis lágrimas”, dice Leydi tras recordar la imagen desgarradora de una manada de cachorros caninos de un mes que quedó calcinada.

Especies en peligro

El fuego que durante las noches pintó de rojo los cielos de Nambiyigua puso en riesgo a especies como el venado cola blanca, zorro, tigrillo, algunas variedades de mono, así como tepezcuintles, serpientes e innumerables tipos de insectos y aves, entre ellas el pavón, ave única en el sureste mexicano símbolo del Zoológico Miguel Álvarez del Toro (ZooMAT) y emblema del estado.

El pavón es un ave que tiene un cuernode hueso color rojo en la cabeza, cuerpo con plumas de color negro brillantes y el pecho es blanco con finas rayas en negro, mismo color del que es la cola con una banda blanca horizontal cerca de la parte media; el pico es amarillo y las patas rojizas.

Esta especie es considerada de gran tamaño, ya que en su edad adulta alcanza unos 90 centímetros de longitud, por lo cual tiene poca capacidad de adaptación a hábitats diferentes al suyo.

Se cree que esta especie es la única sobreviviente de un antiguo género de crácidos que evolucionaron independientemente del resto de la familia, por lo cual es motivo de preocupación ante el riesgo que presenta por la pérdida de su hábitat debido a incendios, tala y caza furtiva.

Plantas en riesgo también

En Nambiyigua, hay por lo menos cuatro zonas donde crece la flor de espadaña (Dioom merolae), una rara especie de palmera de aspecto prehistórico que es usada del 1 al 5 de mayo por los llamados “hojeros” en los festejos de la Santa Cruz, celebración arraigada en la tradición zoque.

La inmisericorde ola de fuego que arrasó Nambiyigua dejó en una de éstas zonas poco más de 40 espadañas carbonizadas.

La importancia de conservar esta flor de belleza peculiar y lento crecimiento va más allá de la tradición, puesto que las colonias son cada vez más escazas por lo que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, del gobierno federal ha establecido un programa para su conservación a partir de la NOM59-SEMARNAT- 2001, aunque difícil porque es muy solicitada en el mercado negro.

(Con información de El Sol de México)

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