Si no hay inversión en ciencia, menos en divulgación

Yucatán está en el ‘top ten’ de las olimpiadas de física y matemáticas, indica Xóchitl Ávila Padilla, directora de la Fundación Quiu

Mérida, Yucatán. Xóchitl Ávila Padilla, directora de la Fundación Quiu A.C., explica en entrevista que ahora el proyecto es más que una revista, pues se dedica a la promoción y fomento educativo, cultural, artístico, científico y tecnológico también con actividades. Aunque dice que seguirá con Quiu todo lo que tenga de vida, le gustaría desarrollarse como innovadora en serie. Actualmente cursa la maestría en Innovación y Desarrollo Tecnológico en la Anáhuac Mayab.

Cuando su hermana, Diana Citlali Ávila, descubrió su vocación científica, ella también descubrió la suya como divulgadora de la ciencia y el conocimiento. Con este proyecto busca fomentar las vocaciones científicas, desmitificar que la ciencia es aburrida, fomentar la participación de niñas y mujeres en las carreras STEM, entre otras cosas.

¿Cómo Quiu se transforma en un medio de divulgación científica?

Cuando comenzó el proyecto de Quiu, para mí era muy importante que el medio tuviera una función social. Hubiera sido más fácil emprender algo más comercial, pero nos interesaba la alfabetización mediática, lector crítico, la ética y a la vez mi hermana participaba en un programa científico. Conoció a científicos, investigadores y jóvenes que habían representado a Yucatán y a México. Yucatán está en el top ten de las olimpiadas de física y matemáticas, y ella siempre me contaba historias muy interesantes que no veíamos en los medios. Nos dimos cuenta que había ese rezago informativo y así surge la primera propuesta de la línea editorial.

¿Cómo ves el panorama de la divulgación científica en México?

No hay una formación de periodistas en ciencia. Son aislados los programas de profesionalización, un diplomado, un curso esporádico, pero no de forma continua. En Yucatán estamos bastante rezagados en ese sentido. Mientras las potencias económicas invierten el tres por ciento de su presupuesto en ciencia, México sólo invierte el 0.5 por ciento, con datos del 2015, y la meta que era llegar al uno por ciento está cada vez más lejos. Si no hay inversión en investigación científica y tecnológica, obviamente mucho menos lo hay para su divulgación.

¿De qué otras cosas se han dado cuenta en el camino?

Nos dimos cuenta que el periodismo no era suficiente y debíamos acercarnos más a la comunidad. También los medios han cambiado y ahora no podemos hablar de audiencias, sino de comunidad. Así que desarrollamos una aplicación móvil y realizamos actividades científicas.

Aprendes que la divulgación es algo que se hace por gusto, placer y convicción. Hay investigadores que, no quisiera relacionarlo con la edad, pero pueden ser más cerrados. En mi experiencia, cuando te acercas a un investigador consolidado lo que a ellos les interesa es si tu medio tiene alguna validez, sobre todo los del Sistema Nacional de Investigadores, porque reciben puntuación por artículo publicado. Y los medios de divulgación no tienen esa validez. Les interesa su historial curricular para aumentar de nivel, es difícil que accedan a invertir su tiempo en escribir un artículo.

¿Quiénes leen sobre ciencia?

Estamos enfocados en la generación millennial y los dividimos en old millennials, de entre 25 y 40 años que son tesistas, estudian un posgrado y son maestros o investigadores; y los young millennials que estudian la prepa, la carrera o son recién egresados. Hemos detectado que nuestros lectores son en su mayoría jóvenes entre 18 y 24 años, estudiantes de universidades como la UADY, el Tecnológico de Mérida y la Modelo, que están relacionados con programas que hubo antes de divulgación científica o desde su infancia tuvieron un acercamiento con la ciencia. Esto nos muestra que desde niños hay que acercarlos a la ciencia porque se quedan con el hábito, independientemente de si optan por una carrera STEM.

¿Cómo ves la presencia de las mujeres en la ciencia?

He convivido con más mujeres divulgadoras, pero no tengo estadísticas. Están surgiendo en Yucatán comunidades tecnológicas para mujeres. De las primeras personas que intentó hacer algo en el estado fue Tomás Estrada, él inició el programa de Formación Temprana de Científicos.

¿Hay otros programas de divulgación además de ése?

Sí, Talento CICY y Pasaporte Científico en el Cinvestav, de forma institucional. Pero a muchas, centros de investigación les falta mucho por hacer. Algunos ni siquiera tienen área de comunicación.

¿Qué oportunidades tienen las nuevas generaciones? ¿Se puede ser científico en México?

En México se hace ciencia. Hay centros de investigación, universidades, una inversión mínima, pero la hay. Para generación de los young millennials en licenciatura sí va a ser muy difícil, pero lo pueden lograr. Es una generación que viene con mucha fuerza, convicción. Ahora a los old millennials les está costando tener una plaza o integrarse a un centro de investigación porque no hay movilidad. Hay muchos egresados, pero no más campo laboral. Es conocido por todos que los investigadores con plazas o docentes no se jubilan.

¿Qué hace falta?

Existen muchos estereotipos de que la ciencia es muy aburrida, que es para genios y gente superdotada. Pero la ciencia es para todos y forma parte de la vida diaria y deberíamos tener más iniciativa por tratar de aprender. Cuando se enteren de alguna actividad, que asistan. El primer acercamiento va a ser que continúe, les guste o no les guste, que no se sientan negados.

Muchas veces se dice que hay falta de presupuesto, pero creo que es falta de voluntad. Nosotros como medio de divulgación, no es que tengamos muchísimo dinero, buscamos alianzas. Las instituciones tienen el recurso humano para hacer las cosas, ¿cuánto te cuesta hacer una mesa panel?, podrían promover lo que ellos mismos generan en las universidades y centros de investigación.

¿Qué sigue para Quiu?

Queremos ser una fundación becante para jóvenes en olimpiadas del conocimiento. Parece poca cosa, pero a veces no participan en las olimpiadas, aunque sean seleccionados, porque esto requiere una inversión para sus familias. Tienes entrenamiento varios días a la semana y esto significa transporte, alimentos. A los que tienen reconocimientos nacional o internacional muchas veces las instituciones no les dan recursos completos, no incluye viáticos ni transporte. Imagínate la frustración de los chicos que llegan a ser seleccionados, y no tienen el recurso para ir. Lo hemos vivido. Como asociación civil queremos trabajar en esos puntos, enfocarnos en la parte sur de Mérida porque se realizan en el norte o en el centro.

(Con información de La Jornada Yucatán)

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