Progreso, el mayor atractivo turístico familiar en Yucatán

Mérida, Yucatán. Son las once de la mañana y una larga fila comienza a formarse sobre la calle 62 del centro de Mérida, a las puertas de la terminal de autobuses de Progreso. Motivados por el intenso calor que la canícula trajo a la capital yucateca, decenas de familias meridanas se disponen a pasar un domingo en el puerto.

Con sendas maletas y ropa veraniega, los vacacionistas esperan impacientes el autobús que los llevará al puerto. El transporte abandona la terminal al tope de su capacidad y mucha gente se ve en la necesidad de ir parada.

Familias enteras provistas con sombrillas y neveras hacen malabares para que no se les olvide nada. Algunos comentan que uno de los rituales obligados al ir a la playa es comer pescado frito o en ceviche, las familias más numerosas llevan sus propios alimentos, pues el costo de comer en el malecón ha incrementado considerablemente los últimos años.

El precio del pasaje sencillo es de 20 pesos, el trayecto de 55 minutos hacia Progreso transcurre sin novedad, sin embargo, no es la única forma en la que los vacacionistas pueden acudir a mitigar el calor.

Miguel Ángel, chofer de una plataforma digital de transporte, comenta que durante el verano aumentan considerablemente los viajes a la costa yucateca; y los precios rondan entre los 250 y 300 pesos, según la hora. Al día, pueden solicitar hasta cuatro viajes.

Los que optan por transportarse en su propio vehículo, les tomará casi el mismo tiempo que a los que viajan en autobús, ya que la afluencia de automóviles particulares dificulta la búsqueda de espacio para estacionarse.

Asimismo, si la ingesta de bebidas alcohólicas figura en sus métodos para mitigar el repunte de los termómetros; al retorno, tendrán que enfrentarse a los retenes instalados desde las 14 horas a la salida de la carretera Progreso-Mérida. De no pasar la prueba de alcoholemia, serán turnados a la SSP y las multas ce acercan a los 10 mil pesos.

Pese a los chubascos anunciados para el día de ayer, se registró buena asistencia; aunque algunos comerciantes señalaron que esperaban más. Sin embargo, se prevé que las ventas incrementen durante el mes de agosto.

Uno de los venteros es Mario Cutz, quien comercia con artesanías elaboradas con minerales marinos, como conchas y caracoles. Él comenta que en su mayoría son los gringos quienes adquieren sus productos, y en menor medida el turismo nacional, “las ventas no han sido del todo buenas, pero deben mejorar en la semana”, añadió.

Lo que sí se vende en grandes cantidades es la cerveza. Largas filas circundan los cuatro establecimientos en donde se comercia con las espumosas y los sedientos compradores deben esperar hasta media hora para obtener el codiciado líquido.

“¡Trae una bolsa de hielo!”, ordena un cliente a su hijo mientras paga medio cartón de misiles, éstas deben mantener su temperatura o de otro modo se verá en la necesidad de volver a formarse en la fila.

Otro producto de gran demanda son las micheladas que se venden a las puertas de los expendios a un precio entre 25 y 35 pesos, según los ingredientes. Las hay de mango, tamarindo, habanero, entre otros sabores.

La búsqueda de sombra genera encuentros incidentales entre los vacacionistas. Pasadas las dos de la tarde, es casi imposible encontrar un resguardo en donde protegerse del sol, por lo que muchos optan por colocarse bajo el muelle fiscal; y en ocasiones terminan departiendo con las familias vecinas mientras los niños juegan en la arena.

La seguridad del malecón está a cargo de la SSP y la Marina. Los uniformados reportaron que no se han reportado mayores disturbios durante las vacaciones y que los rondines que realizan colaboran a preservar la armonía, incluso se pudo constatar que un helicóptero de la corporación sobrevuela la zona en ocasiones.

Doña Suemy, vecina de Progreso, colabora con la limpieza de la avenida al mismo tiempo que se ayuda, pues se dedica a la recolección de latas y botellas de PET, para posteriormente venderlas y llevar unas monedas a su casa, “por mí que tiren su basura, yo la recojo y la vendo”, dijo a manera de broma al ser cuestionada sobre su labor.

Los restauranteros aseguraron que las ventas no han sido malas ésta temporada, pero esperan que mejore para las siguientes semanas, cuando aumente la afluencia de turismo nacional e internacional.

(Con información de La Jornada Maya)

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