Un día, esta civilización sólo será un mito

Santiago.- El desaliento de los temas de Nirvana. Los «Mac Jobs», o trabajos sin futuro. El hastío ante el bombardeo publicitario: esos eran algunos de los rasgos de la «Generación X», el popular término que acuñó en 1991 el canadiense Douglas Coupland.

16 años después, el artista y escritor -que visitó Sudamérica como panelista del Congreso del Futuro que se realiza cada año en Chile- sigue observando con agudeza los fenómenos tecnológicos y políticos en curso, desde Donald Trump hasta la proliferación de las selfies.

Consultado por BBC Mundo sobre decisiones como la elección presidencial en EEUU o el Brexit que determinó la salida del Reino Unido de la Unión Europea, Coupland dice que el mundo debería contar con una «píldora del día después política».

«Necesitamos algo que podamos usar para cuando nos despertemos al día siguiente y nos digamos, ¿Pero qué fue lo que hicimos?, No, no, corrijamos esto».

Columnista y autor de más de una decena de títulos, Coupland se ha dedicado, entre otras cosas, a describir los efectos impensados de la tecnología en nuestras vidas. Ante el reciente debate sobre las noticias falsas en redes sociales, el autor cree que son producto de nuestra incapacidad para lidiar con el acelerado paso de la tecnología.

«El desarrollo tecnológico es tanto y tan rápido, que no podemos manejarlo, y estamos mirando estas situaciones propias del siglo XXI, con los ojos del siglo XX. Y no nos está funcionando. Tenemos que entender que estamos en una especie de «adolescencia tecnológica»; es casi como si necesitáramos que nos dieran una licencia de conducir para funcionar en ellas. Necesitamos algo que nos prevenga antes de cometer ciertos errores».

La nueva forma de aplaudir

Algunos compararon la elección de Donald Trump con uno de los capítulos de la serie «Black Mirror», donde una marioneta viral se convierte en líder político.

«Me encanta «Black Mirror». Y ese episodio me recuerda mucho a una novela llamada «Being There», de Jerzy Kosinski (se tradujo al español como «Desde el jardín»).

«Allí tenías a Chaunchey Gardiner, un personaje que, básicamente, no tiene cerebro, y termina siendo elegido presidente. Esa historia era posible en los 70 por la forma en que la democracia y la tecnología se habían ordenado en ese momento. Y es una historia que, con las circunstancias del caso, también es posible ahora».

Hoy, dice Coupland, nuestra comprensión de la política se puede comparar al fenómeno de las selfies.

«Yo uso una expresión: creo que muy luego nos vamos a fusionar con nuestros selfies. De a poco nuestras selfies se irán convirtiendo en nuestra propia cara. Eso significa que a nivel personal, a nivel político, lo que estamos diciendo es que la superficie es el contenido. Es algo terrorífico, pero está pasando frente a nuestros ojos, ¿cómo lo detienes?

¿Una sociedad que no dejará huellas?

Coupland tiene hoy 55 años y, en los números, él mismo es parte de la «Generación X» que definió, y que formaban, según distintas interpretaciones, personas nacidas desde fines de los 60 hasta principios de los 80.

El término se impuso en distintos productos publicitarios, y el propio Coupland tuvo que rechazar varias ofertas de marketing alrededor del tema.

En Santiago, dice que se trató de un concepto que describió el inicio de un proceso en el que las comunidades se empezaron a fragmentarse en trozos cada vez más pequeños.

«Creo que ‘Generación X’ fue la punta de un iceberg que recién se empezaba a desarmar. Fue el primer trozo de hielo que se separó, el primer grupo que abandonó esta sensación de cohesión, de sentirse parte de una sociedad más grande».

«Después de la ‘Generación X’ vinieron los Millennials y ahora lo que tenemos son micro culturas. Es casi como si pudieras usar una metáfora ecológica para explicar la situación. Recuerda que cuando apareció ‘Generación X’, hubo un gran debate respecto a si la generación existía o no, o si era simplemente una idea estúpida, pero bastaron 10 años para que las personas se dieran cuenta de que era real, y se preguntaran qué estaba pasando».

En el futuro digital, Douglas Coupland ve una sociedad de la que no podría quedar rastro alguno.

«Tengo mi Iphone aquí conmigo», le dice a BBC Mundo, «he tomado unas veinte mil fotos aquí y jamás he imprimido ni una de ellas. Ni siquiera una. Y la mayor parte de la gente tampoco. Las envía, las comparte, pero no tienen una sustancia física».

«El problema con la información digital es que no hay forma de archivarla para siempre. No importa lo que sea: un cd, un dvd, un disco floppy, lo electrónico simplemente se desvanece».

Coupland se refiere al «bit rot», un término utilizado para describir la degradación espontánea de los archivos digitales. Es también el título que utilizó para una de sus exposiciones de arte y uno de sus libros de historias, publicado el 2015.

«En ese proceso, los bits de información se van descomponiendo uno a uno, hasta que no queda nada. Es muy posible que en 200 o 300 años más, no tengamos nada, que todo lo que tenemos digitalizado, se convierta en la nada. Y habrá muy poco registro físico de lo que pasó aquí». (Con información de BBC)

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