Más de 20 mil mujeres víctimas de la guerra anti narco

En la guerra por el narcotráfico en México, la mayor parte de las víctimas han sido los hombres, pero al igual que ellos, las mujeres han sido víctimas de tortura, tráfico de blancas y de una brutalidad soslayada por la impunidad durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Y en medio de ese clima, no sólo se escucha hablar de violaciones a los derechos por parte del crimen organizado, sino también de las fuerzas de seguridad y las autoridades, señala The Guardian en un reportaje.

En ese sentido, Estela Casados, antropóloga social de la Universidad de Veracruz y encargada del observatorio local de violencia de género, comentó al medio británico que “la guerra contra las drogas es una simulación que ignora las profundas conexiones y acuerdos entre el crimen organizado y el Estado mexicano.

“La manera en que las mujeres son asesinadas sirve como termómetro para [medir] la violencia y la impunidad”.

Cierto, la violencia y el crimen están vinculados. El ex gobernador Javier Duarte es hoy un prófugo de la Ley acusado por la Fiscalía de Veracruz “por los delitos de Enriquecimiento Ilícito, Peculado e Incumplimiento del Deber Legal”.

En México, concluye The Guardian, “la guerra en contra de las drogas ha puesto en manifiesto los grotescos espectáculos públicos de violencia”.

Y en Veracruz, “la desaparición de cientos de víctimas no ha logrado obtener una respuesta comparable. La indiferencia, como la impunidad, engendran el crimen”.

The Guardian señala que los documentos oficiales de la investigación arrojan que muchas de las mujeres desaparecidas durante 2007-2015, trabajaban como acompañantes o “escorts” de clase alta, o bien, como anfitrionas contratadas para eventos políticos -además de fiestas exclusivas a las que asistían tanto figuras políticas como líderes de Los Zetas-.

De ahí la hipótesis: sabían demasiado. Eran cabos sueltos que debían ser atados y debían desaparecer.

“En este clima de impunidad y corrupción -en donde las políticas de seguridad están determinadas por vínculos entre redes criminales, partidos políticos e intereses comerciales- las oportunidades de hacer de las mujeres y niñas un blanco están íntimamente conectadas con el conocimiento de que nadie hará nada serio para protegerlas”, mencionó Rupert Knox, quien hasta 2015 fungiera como jefe de investigación en México de Amnistía Internacional.

Según las cifras oficiales, en México, cerca de 7 mil mujeres y niñas han desaparecido desde 2007. Los registros gubernamentales sobre desaparecidos incluyen a 164 mujeres veracruzanas, aunque de acuerdo con The Guardian, un observatorio local indica que en los últimos tres años hay cerca de 500 casos documentados de mujeres desaparecidas.

El medio británico también refiere que entre 2007 y 2015 cerca de 20 mil mujeres fueron asesinadas en territorio nacional -un incremento del 49 por ciento en comparación con una década antes, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)-. En Veracruz, sólo este año, 169 mujeres perdieron la vida.

Los asesinatos de mujeres en México y el “horror” de los feminicidios comenzaron en Juárez, muy probablemente vinculados a círculos de tráfico de personas, provocaron la condena internacional y múltiples investigaciones.

Es una situación de delitos que relaciona a bandas criminales, funcionarios corruptos y a las mismas fuerzas de seguridad desplegadas para acabar con las actividades criminales de los cárteles de la droga.

La cuestión, dice Mariana Berlanga, experta en violencia de género en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) es que “no lo tratamos y la impunidad tiene consecuencias. Ahora todo el mundo es vulnerable. Todo el país se ha convertido en Juárez”, explica. (Con información de The Guardian y Sinembargo)

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