Macron busca potenciar a Europa como líder del mundo libre

El presidente francés Emmanuel Macron revela en una entrevista publicada este jueves que aspira a convertir a Europa en una potencia a la altura de Estados Unidos o China y «líder del mundo libre».

«Asumo ese discurso de grandeza», explica Macron en la extensa entrevista que publica el semanario Le Point, en cuyas páginas presenta su visión de una Francia convertida en «gran potencia» y una Europa que «recupere la sal de la soberanía».

«Quiero una Europa que sea un continente de la envergadura de las potencias norteamericana y china», explica Macron. «Francia debe permitir que Europa se convierta en líder del mundo libre».

La entrevista de una veintena de páginas con abundantes fotos rompe la reserva distante que se había impuesto el mandatario galo y se publica el día de la presentación por su gobierno de una esperada reforma del derecho laboral.

Tras una ronda de conversaciones con sindicatos y organizaciones patronales, el gobierno centrista de Macron presentará el jueves sus propuestas para reformar las rígidas leyes laborales de Francia.

El texto será implementado por decreto presidencial para evitar un largo proceso de debate legislativo, pero algunos sindicatos y la izquierda radical han convocado manifestaciones.

«Sin transformación económica y social, nos podemos ir olvidando de la grandeza», advierte el mandatario francés, al insistir en la necesidad de defender «con orgullo» los valores europeos.

Una nueva Europa

Según Macron, una «Europa que protege» implica «la protección de las inversiones estratégicas», una política aduanera anti-dumping, una política comercial concertada, una política europea de Defensa –incluyendo un avión de combate común a Francia y Alemania– y un presupuesto de la zona euro.

Francia no debe ser «una gran potencia media, sino sencillamente una gran potencia», afirma.

El rumbo trazado por el mandatario de 39 años para alcanzar esa ambiciosa meta pasa por reformas de gran envergadura en todos los frentes: educación, legislación laboral, ayuda social, fiscalidad, vivienda y seguridad.

Macron dice aspirar a devolver a Francia su «orgullo» sacándola «del espíritu de derrota».

Revela que quiere convencer a los países de la zona euro de dotarse de un presupuesto común que represente «varios puntos porcentuales del PIB» y permitiéndole acceder al crédito para invertir a gran escala en el continente. Precisa que abordará en detalle el tema «después de las elecciones alemanas» de octubre.

Y en cuanto a los obstáculos de cara a esa nueva Europa, Macron no vacila en señalar a países que según él «socavan los principios de base» de la Unión, en referencia a Polonia y su oposición a reformar el estatuto de los trabajadores desplazados.

La grieta de Medio Oriente

A la hora de lidiar con sus homólogos norteamericano y ruso, Donald Trump y Vladimir Putin, Macron señala: «Hablo con todos. De manera muy directa, franca, contrariamente a la costumbre de evitar los temas que enojan».

Dice que en política exterior la prioridad de Francia hoy es Medio Oriente, donde tras ganar la guerra contra el yihadismo será necesario «ganar la paz».

«Tendremos que reabsorber esa grieta entre el mundo chiíta y sunita, esa guerra civil del mundo musulmán que se exporta a nuestras sociedades y alimenta el terrorismo. Pero nuestro futuro también se juega más allá de nuestra vecindad, en África, en Asia y en América Latina».

Si bien admite la existencia de un «terrorismo islamista» y su vínculo «con el islamismo radical», Macron se niega a hablar de «terrorismo islámico». «Ello equivaldría a involucrar a más de 4 millones de franceses de confesión musulmana».

Insiste en cambio en la necesidad de hacer partícipes del sueño colectivo francés a los jóvenes musulmanes tentados por el yihadismo.

Europa, el relato y los héroes

«Nuestra sociedad necesita relatos colectivos, sueños de heroísmo, para que algunos no busquen el absoluto en los fanatismos o las pulsiones de muerte». Y agrega: «tenemos que reconciliarnos con el heroísmo político propio al mundo republicano, recuperar el sentido del relato histórico».

El mandatario francés llegado al poder en mayo pasado rechaza ser juzgado de cara a sus primeros cien días en el palacio del Elíseo, por considerar que ese plazo –una referencia obligada en Francia desde la época de Napoleón– no constituye una «etapa pertinente»: «cuando se llega al poder no se hacen las cosas en cien días», dice.

Emmanuel Macron admite sin embargo que deberá «convivir durante meses con la impaciencia del pueblo», que espera resultados.

Además de su reforma laboral, Macron defiende la disminución de las ayudas al empleo por considerarlas «subvenciones disfrazadas». Admite que su política fiscal demandará un «esfuerzo» a los jubilados «más favorecidos» en beneficio de los jóvenes y los activos y así «recompensar el trabajo».

El jefe de Estado promete además una «revolución en la educación» poniendo fin al sorteo para entrar en la Universidad y una transformación de la orientación «desde el inicio del liceo» para «hacer que el acceso a la educación superior sea más transparente, claro y práctico».

En su entrevista, con abundantes referencias a la historia política, literaria y filosófica de Francia, Macron asegura leer «todos los días, más bien por la noche». «Aquellos que se olvidan de leer se equivocan», asegura el mandatario, porque «se pierde la relación con el sentido y con lo atemporal».

(Con información de AFP)

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