La marihuana es mala, el alcohol es peor

A medida que mis hijos, y los hijos de mis amigos, se vuelven mayores, una pregunta que me hacen una y otra vez es: ¿Qué preferiría que usaran mis hijos: alcohol o marihuana?

La respuesta inmediata, por supuesto, es “ninguno”. Pero ningún padre acepta eso. Se supone, y no incorrectamente, que la enorme mayoría de los adolescentes probarán una cosa u otra, especialmente cuando esten en la universidad. Así que me presionan más.

La respuesta fácil es satanizar a la marihuana. Es ilegal, después de todo. Además, sus aspectos negativos son bien conocidos. Las imágenes de escáner demuestran que el uso de la marihuana está asociado con posibles cambios en el cerebro. Se asocia con aumentos en el riesgo de psicosis.

Quizá se asocie con cambios en la función pulmonar o riesgo de cáncer a largo plazo, aun cuando un conjunto creciente de evidencia indique que eso parece improbable. Puede dañar la memoria, se asocia con un bajo logro académico, y su uso se vincula con menos éxito más adelante en la vida.

Pero estas son asociaciones, no secuencias causales conocidas. Podría ser, por ejemplo, que la gente predispuesta a la psicosis tenga más probabilidad de usar marihuana. No sabemos. Además, todos estos peligros potenciales parecen atemorizantes solo cuando se ven en aislamiento. Puestos al lado del alcohol, todo parece diferente.

Vínculo delincuencial

Como la marihuana es ilegal, lo primero que pienso antes de responder es en delincuencia. En muchos estados en Estados Unidos, ser detenido con marihuana es mucho peor que ser detenido con alcohol antes de la mayoría de edad. Pero ignorar la relación entre alcohol y delincuencia es un gran error.

El Consejo Nacional sobre Alcoholismo y Dependencia de Drogas reporta que el uso de alcohol es un factor en 40 por ciento de todos los delitos violentos en Estados Unidos, incluido 37 por ciento de violaciones y 27 por ciento de agresiones agravadas.

No se ha encontrado esa asociación entre los usuarios de marihuana. Aunque hay estudios que pueden vincular a la marihuana con delitos, casi todos se centran en su distribución ilegal. La gente que se droga con marihuana no comete actos violentos.

La gente argumentará que el uso casual no es el tema de discusión; es el abuso lo que es preocupante en relación a la delincuencia.

Muertes asociadas

Tienen razón, pero es en cuanto al alcohol. Un estudio reciente en Pediatrics investigó los factores asociados con la muerte en jóvenes delincuentes. Los investigadores encontraron que un 19 por ciento de los varones delincuentes y 11 por ciento de las mujeres delincuentes tenían un trastorno de uso de alcohol.

Además, encontraron que incluso cinco años después de su detención, aquellos con un trastorno de uso de alcohol tenían 4.7 veces mayor riesgo de muerte por causas externas, como homicidio, que aquellos sin un trastorno de alcoholismo.

Cuando discuto mi respuesta, pienso también en la salud. Una vez más, no hay comparación. Beber en exceso representó la mitad de las más de 80 mil muertes relacionadas con el alcohol en Estados Unidos en 2010, según un reporte de 2012 elaborado por los Centros para el Control y

Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés). Los costos económicos asociados con el consumo excesivo de alcohol en Estados Unidos se estimaron en unos $225 mil millones.

Beber en exceso, definido como cuatro o más tragos para las mujeres y cinco o más tragos para los hombres en una sola ocasión, tampoco es raro. Más de 17 por ciento de todas las personas en Estados Unidos bebe en exceso, y más de 28 por ciento de las personas entre los 18 y los 24 años de edad.

Beber en exceso es más común entre las personas con un ingreso familiar de al menos $75 mil. Este es un problema de la clase media.

¿Qué dicen las estadísticas?

La marihuana, por otra parte, casi no mata a nadie. El número de muertes atribuidas al uso de marihuana es casi cero. Un estudio que dio seguimiento a más de 45 mil suecos durante 15 años no encontró aumento en la mortalidad de aquellos que usaban marihuana, después de controlar otros factores.

Otro estudio publicado en el American Journal of Public Health dio seguimiento a más de 65 mil personas en Estados Unidos y concluyó que el uso de la marihuana no tenía efecto alguno en la mortalidad de hombres y mujeres sanos.

Pienso en qué es más peligroso al conducir. Un estudio de casos controlados de 2013 encontró que el uso de la marihuana incrementó la probabilidad de estar en un accidente fatal en 83 por ciento. Pero añadir el alcohol al uso de la droga incrementó las probabilidades de un accidente fatal en más de 2 mil 200 por ciento.

Un estudio más reciente concluyó que, después de controlar varios factores, una cantidad detectable de THC, el ingrediente activo en la marihuana, en la sangre no incrementaba en nada el riesgo de accidentes. Tener un nivel de alcohol en la sangre de al menos 0.05 por ciento, sin embargo, incrementó las probabilidades de estar en un accidente en 575 por ciento.

Salud y vida en riesgo

Pienso en cuál sustancia pondría a los jóvenes en riesgo de sufrir heridas a causa de otros. Ahí es donde las cosas se ponen aún más crudas. En 1995 solamente, estudiantes universitarios reportaron más de 460 mil incidentes de violencia relacionados con el alcohol en Estados Unidos.

Un estudio prospectivo de 2011 encontró que el abuso físico y mental en las citas románticas era más común en los días que bebían entre los estudiantes universitarios.

Por otra parte, un estudio de 2014 que analizaba el uso de la marihuana y la violencia íntima en una pareja en los primeros nueve años de matrimonio encontró que aquellos que usaban marihuana tenían tasas más bajas de ese tipo de violencia.

En realidad, los hombres que usaban más la marihuana eran los que tenían menos probabilidad de cometer violencia contra su pareja.

La mayoría de las personas salen de la universidad sin depender de las sustancias con las que experimentaron ahí. Pero algunos se vuelven dependientes.

Tendencia a la adicción

Así que también considero cuál de los dos podría conducir al abuso. Incluso en ese aspecto, el alcohol termina mal parado en comparación con la marihuana.

Aunque 9 por ciento de los usuarios de marihuana eventualmente se vuelven dependientes, más de 20 por ciento de los usuarios de alcohol lo hacen.

Un estudio a menudo citado, aunque muy debatido, clasificó muchas drogas según su puntuación de daño para usuarios y para otros. El alcohol evidentemente estuvo a la cabeza. Uno pudiera argumentar, sin embargo, que la heroína, la cocaína crack y las metanfetaminas serían peores si fueran legales y se usaran más comúnmente.

Pero es difícil ver cómo la marihuana pudiera superar al alcohol aun cuando fuera legal universalmente.

El uso de la marihuana no es raro, incluso ahora en que es ampliamente ilegal comprarla y usarla. Se estima que casi la mitad de los estadounidenses entre 18 y 20 años de edad la han probado en algún momento de su vida; más de un tercio de ellos la han usado en el último año.

Intoxicación etílica

Tampoco puedo ignorar lo que he visto como pediatra. He visto personas jóvenes llevadas a la sala de emergencias porque han consumido demasiado alcohol y se han intoxicado. Eso sucede miles de veces al año. Algunos incluso mueren.

Y cuando mi hijo mayor parta hacia la universidad en el futuro no tan distante, en esto es en lo que pensaré: Cada año, más de 1 mil 800 estudiantes universitarios en Estados Unidos mueren en accidentes relacionados con el alcohol. Unos 600 mil resultan lesionados mientras están bajo la influencia del alcohol, casi 700.000 son agredidos, y casi 100 mil son agredidos sexualmente.

Unos 400 mil tienen relaciones sexuales sin protección, y 100 mil están demasiado bebidos para saber si dieron su consentimiento. Las cifras para la marihuana no se acercan siquiera.

Soy pediatra, así como padre. Supongo que puedo demandar que mis hijos, y aquellos a los que atiendo en una clínica, nunca se involucren en un comportamiento de riesgo. Pero eso no funciona.

El ejemplo de la sexualidad

Muchos seguirán involucrándose en actividades sexuales, por ejemplo, sin importar cuánto les predique sobre el riesgo de las infecciones transmitidas sexualmente o el embarazo. Por eso tenemos conversaciones sobre cómo minimizar el riesgo tomando decisiones informadas.

Aunque nada de sexo es preferible al sexo sin protección, también lo es el sexo con un condón. Hablar sobre la reducción del daño por el uso del condón no significa que les diga que tengan relaciones sexuales.

De manera similar, ninguno de estos argumentos que he presentado son “a favor de la marihuana” en el sentido de que esté diciendo que los adolescentes deberían usar la marihuana sin preocuparse por las consecuencias.

Hay pocas dudas de que la marihuana conlleva riesgos para las personas que la usan. El número de personas que resultarán dañadas, dañarán a otros, empezarán a abusar y sufrirán consecuencias negativas por la marihuana ciertamente es mayor que cero.

Pero ver solo esos peligros, y negarse a abordarlos en el contexto del consentimiento implícito de nuestra sociedad ante el uso del alcohol en los adultos jóvenes, es irracional.

Cuando alguien me pregunta si preferiría que mis hijos usaran marihuana o alcohol, después de analizar todos los estudios y todos los datos, sigo diciendo “ninguno”. (Con información de The New York Times)

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