La agromafia italiana, compleja y malévola telaraña

Roma.- Las organizaciones delictivas presentes en la cadena agroalimentaria en Italia multiplican sus tentáculos desde el campo a la mesa en una compleja y malévola telaraña difícil de determinar dónde comienza y hasta dónde se extiende.

El quinto informe anual ‘Agromafia’, señala un aumento del 30 por ciento de la participación del crimen organizado en actividades de ese sector en 2016, con respecto al año precedente.

A esas redes se le atribuyen ingresos por encima de los 21 mil 800 millones de euros, a los cuales se suma el daño económico, engaño a los consumidores, deterioro de la imagen de las facturas italianas, perjuicios a los agricultores, además de los riesgos para la salud humana y medioambiental.

Muchas evidencias apuntan al control de la mafia en los mercados agrícolas y alimentarios, desde algunas exportaciones, hasta los supermercados locales y los puestos de frutas y vegetales, pasando por los mercados de abasto mayoristas.

El más reciente análisis sobre el particular entre representantes de instituciones jurídicas, administrativas y de control, giró en torno al quinto informe sobre la incidencia del crimen organizado en el sector agroalimentario.

El documento fue considerado por Rosy Bindi, presidenta de la comisión parlamentaria antimafia, como una valiosa herramienta para entender como la mafia comete sus crímenes a través de la legalidad.

El texto reseña la infiltración delictiva en la compra de tierras, cultivos, materias primas, procesamiento y distribución de productos, así como la delincuencia contamina las zonas de mayor tradición agrícola.

Dígase aceite de oliva, queso parmesano, mozarela de búfala y otros tantos productos engañosos se expanden para conquistar importantes tajadas del mercado internacional bajo la marca ‘Made in Italy’ a pesar de que son una estafa.

El ministro de Agricultura, Maurizio Martina, alertó sobre las eventuales consecuencias de la penetración de la delincuencia organizada en los suministros de alimentos para escuelas y hospitales.

El informe anual ‘Agromafia’, entre otras muchas evidencias, destaca cómo el sector de productos orgánicos, uno de los más expandidos, con un incremento de ventas del 20 por ciento el año pasado, es también objeto de fraude y falsificación.

Ni la pesca local se libra de la ‘contaminación y la mafia criminal’ y la llamada ‘cúpula de los peces’ que controla los mercados y las capturas ilegales en perjuicio de los mares circundantes de la península, señala el texto como muestra de la expansión del fenómeno.

Las infracciones detectadas con mayor frecuencia fueron el fraude, la extorsión, porte ilegal de armas de fuego, blanqueo de dinero; uso de patrimonio de origen ilícito; falsificación de marcas, competencia desleal con amenazas o violencia y la transferencia de valores fraudulentos.

Los clanes logran sus objetivos a través de actividades propias de la delincuencia tradicional como la usura, extorsión y la construcción ilegal, además del robo de ganado, equipos y vehículos para el trabajo agrícola.

Recurren también a inversiones y el lavado de dinero, y a la estafa para desviar fondos públicos destinados al desarrollo agrícola. Todos los involucrados en el tema coinciden en la necesidad de la aprobación por el Consejo de Ministros de una nueva legislación para facilitar a las autoridades policiales las acciones ante las cambiantes incursiones de la mafia en el sector alimentario.

También existe consenso entre las partes jurídica, administrativa y de supervisión en la conveniencia de una mayor coordinación entre todos, para contrarrestar el fenómeno.

Para Roberto Moncalvo, presidente de Coldiretti, la mayor organización de agricultores de Italia, urge actuar en el etiquetado y certificación de determinados productos y materias primas.

En declaraciones a la agencia Agi, el directivo indicó que la mafia en el sector está muy extendida, va más allá de las regiones del sur y realiza importaciones masivas de productos de baja calidad, reelaborados y colocados en el mercado italiano.

Añadió que es difícil saber cuánto sale de nuestras fronteras y cuáles son las empresas que actúan de manera fraudulenta, incluso con productos químicos y aditivos peligrosos para la salud humana.

‘Los clanes más notorios del crimen organizado se han repartido la industria alimenticia, empañando la imagen de productos que son símbolos de la fabricación nacional’, sentenció.

(Con información de Prensa Latina)

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