Insulsa regulación en la industria de cosméticos

Chaz Dean, un estilista de Los Ángeles, vendió millones cuando lanzó sus productos para el cuidado del cabello con esencia de almendra, menta y lavanda.

Sin embargo, su fórmula trajo resultados inesperados: comezón, erupciones e incluso pérdida de grandes cantidades de cabello, tanto en adultos como en niños.

Se han presentado más de 21 mil quejas contra Wen Hair Care, y Dean se encuentra en medio de un debate feroz sobre la capacidad del gobierno para garantizar la seguridad en la industria de los cosméticos, la cual vende cerca de 50 mil millones de dólares al año.

El distribuidor nacional de la línea para el cuidado del cabello de Dean, con base en Santa Mónica, California, forma parte de una asociación comercial de cuidados de belleza que ha estado cabildeando de manera vehemente en el congreso para bloquear la aprobación de una legislación nueva y rigurosa que daría a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) la autoridad para realizar pruebas en los ingredientes usados en los cosméticos y emitir órdenes para retirar del mercado los productos que resulten inseguros.

Debido a razones legales, las manos del gobierno están atadas.

Esto se debe en parte a que, a diferencia de las empresas farmacéuticas, las de cosméticos no están obligadas a notificar al gobierno sobre “reacciones adversas”, aun si alguien muere.

 

Todo por dinero

La pelea ha enfrentado a los agentes independientes con los gigantes de la industria de productos de belleza, los cuales respaldan la normativa propuesta, pues la ven como una manera de recuperar la confianza del público y tienen tanto el tamaño como la fuerza para cumplirlas.

Cada quien tiene su representante y su voz en el congreso: la senadora demócrata por el estado de California, Dianne Feinstein, y la senadora republicana por Maine, Susan Collins, están con las empresas más grandes. Por otro lado, Pete Sessions, el representante republicano del estado de Texas, respalda a la empresa de su estado, Mary Kay, la cual se unió a los Distribuidores y Fabricantes de Cosméticos Independientes para luchar en contra de la legislación Feinstein-Collins. Sessions ha presentado una legislación opositora que respaldaron y, en su mayoría, redactaron Mary Kay y las empresas independientes.

“Las personas no se dan cuenta de que no existe una normativa de cosméticos en vigor”, aseguró el representante demócrata de New Jersey Frank Pallone, hijo. Él, junto con Feinstein y Collins han presionado para reforzar una ley de 1938 que fue aprobada para regular la industria farmacéutica, pero contenía solo dos páginas dedicadas a los cosméticos, lo que significa que esta área básicamente funciona sin una normativa clara.

Joe Hixson, vocero de Guthy-Renker, el distribuidor de Wen, declaró que la empresa tiene “evidencia y estudios que creemos que demuestran que Wen es un producto seguro y no provoca pérdida de cabello”. (Vea el artículo completo en NY Times en español)

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