Impunidad y corrupción, herencia de PRI y PAN

Pobreza, desigualdad, impunidad, corrupción e inseguridad forman parte del contexto en el cual la democracia mexicana tiene que recrearse hoy, y es profundamente desfavorable, luego de más de ochenta años gobernados por PRI y PAN.

La corrupción está bien enraizada en fallas institucionales de nuestro deficiente estado de derecho, y hay hipercentralización del poder y en un débil asociacionismo de los ciudadanos, afirmaron expertos universitarios.

Al participar en los Foros Universitarios La UNAM y los Desafíos de la Nación con el tema Democracia y Participación Ciudadana, Lorenzo Córdova Vianello, presidente del Instituto Nacional Electoral e integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas, refirió que la impunidad y la corrupción son el principal problema que ha generado una desafección con la democracia, sus instituciones y sus procedimientos.

Si atendemos a los resultados de los informes del Latinobarómetro, somos el segundo país con el nivel más bajo de satisfacción con la democracia de toda América Latina, ocupando el lugar 16 de 18 naciones analizadas.

“¿Cómo podemos pretender que haya confianza en los procedimientos y en las instituciones democráticas cuando tenemos pauperización, erosión o, incluso, inexistencia del tejido social? ¿Queremos que nuestra democracia funcione bien? Tenemos que resolver esos grandes problemas estructurales”, sentenció.

Córdova agregó que hoy no basta con tomar decisiones en los espacios institucionalmente previstos para ello para que una democracia sea robusta, sino también esa discusión debe estar acompañada por un debate en el que se propicie la interacción de los ciudadanos. El asociacionismo es una de las características de las democracias deliberativas modernas.

El también académico de la Facultad de Derecho precisó que la rendición de cuentas es indispensable para hablar de una democracia y en ese tema “apenas estamos comenzando una historia”.

Organización, clave

Jacqueline Peschard Mariscal, presidenta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción y académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), resaltó que la organización de la población ha sido clave en poner en la agenda pública temas relacionados con derechos ciudadanos y con formas para que los gobiernos tengan una mayor vigilancia sobre el ejercicio de la gestión pública.

A pesar de la insuficiente organización de la sociedad civil, en el ámbito de transparencia y combate a la corrupción ha habido una enorme fortaleza en términos de las organizaciones que han logrado tener la posibilidad de incidir en el diseño mismo de la estructura del Sistema Nacional Anticorrupción.

Su modelo apuesta a la escasa, pero potente fuerza de la ciudadanía, precisó la también coordinadora del Seminario Universitario de Transparencia en el auditorio Pablo González Casanova de la FCPyS.

Para que el sistema funcione hay que castigar; hay que demostrar que se rompe la impunidad. A mediano plazo, opinó Peschard, lo importante es romper inercias y viejas y aceptadas prácticas arraigadas, y hacer que el castigo se convierta en una forma de inhibir la corrupción.

Jean François Prud’homme, de El Colegio de México, expuso que no basta con tener elecciones o mecanismos de representación semi-directa o de participación ciudadana, para que la suma de todos esos elementos dé un sistema político más democrático. Más bien, lo que es fundamental es pensar en términos de articulación entre instituciones, procedimientos, garantías y posibilidades.

El académico señaló que para garantizar y profundizar la calidad de la vida democrática es esencial que los sistemas políticos tengan capacidad no sólo de adaptación, sino de innovación, para responder a las demandas ciudadanas sobre todo cuando el cuestionamiento pone en juego los fundamentos de la democracia moderna.

Prud’homme indicó que hoy tenemos el reto de transformar la información en un recurso político eficiente. El “cuarto poder” en ciertas circunstancias políticas puede tener una fuerza impresionante y ser un poderoso instrumento de circulación de esa información.

Difícilmente podemos esperar que los ciudadanos intervengan en los asuntos públicos, cuando en muchas circunstancias esa participación conlleva una crítica fuerte, cuando se vuelve un acto heroico. “Al final, en sus pequeñas y grandes manifestaciones, ella debe ser una práctica cotidiana y eso supone la existencia de garantías legales”, concluyó.

Fracaso en México

México no es un país democrático, el modelo de tránsito hacia esta forma de gobierno ha fracasado, afirmó Alfredo Figueroa Fernández, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

El también exconsejero del otrora Instituto Federal Electoral, consideró que será un modelo de pluralidad política a partir de la alternancia, como se construirá la transición a la democracia. “Uno de los errores fue haber equiparado la alternancia ocurrida en el año 2000 con la llegada de la democracia, ese proceso nos trajo consecuencias graves”, explicó.

Figueroa Fernández dictó la conferencia El Fracaso del Modelo de Transición a la Democracia y el Problema de la Representación Política, en la que consideró son inexistentes las condiciones democráticas al interior de los partidos políticos en México, por lo que propuso que para que la ciudadanía pueda intervenir, debería haber un proceso de elecciones primarias de elección de candidatos.

“La agenda pública en esta materia está destruida actualmente, y la prueba está en los 17 mil millones de pesos que se erogarán para las elecciones del 2018”, consideró.

Ciudadanía

Lucía Álvarez Enríquez, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, expuso que en el ámbito de la construcción de ciudadanía el asunto de gobernar es todo un desafío.

Indicó que no debe confundirse los conceptos de gobernabilidad con gobernanza, por lo que debe privilegiarse el segundo, ya que ésta no promueve un nuevo tipo de gobierno, sino un nuevo proceso directivo de la sociedad donde el gobierno sea un agente de dirección necesario, pero no suficiente, es decir, pasaría “de un centro de gobierno a un sistema de gobierno”.

Asimismo, pidió robustecer la participación ciudadana, pues con ésta se fortalece y legitima a los gobiernos, por lo que hay que recuperar la iniciativa y los saberes ciudadanos.

Manuel Canto Chac, de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, dijo que tras 30 años de reclamo democrático “no estamos satisfechos con lo alcanzado en nuestro país, porque no se ha logrado la consolidación de ésta”.

“Frente al fin de la democracia tradicional hay un reclamo de intervenir en las decisiones más allá de la delegación del poder, para que estos nuevos reclamos democráticos no sean por una delegación transparente del poder sino por una intervención ciudadana en las decisiones que la afectan, se requiere construir una nueva gestión pública, una nueva forma de relacionar la ciudadanía con el gobierno”, concluyó.

(Con información de Gaceta UNAM)

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