Encabronamiento vergonzoso

En este país se otorgan reconocimientos, bonos y premios internacionales a quienes deberían hacer tal o cual cosa por simple responsabilidad.

Los gobiernos cacarean «logros» en medios impresos y electrónicos, cuando eso que «logran» es su obligación, para eso -con nuestros impuestos- se pagan no sólo salarios, sino viajes, seguridad, comidas en restaurantes caros y hasta sus fiestas con acompañantes.

Diputados y senadores aseguran legislar para el bienestar del pueblo pero no veo que aclaren cuánto gastan en viajes, fiestas o café «de calidad».

Escucho cómo presidentes municipales agradecen a los Cabildos sus «acciones», pero en las sesiones ordinarias o extraordinarias de Cabildo solo veo regidores levantadedos que no se preocupan por enterarse de las consecuencias de lo que aprueban; oigo cómo todos hablan de transparencia, cuando son tan opacos que responden con evasivas, tonterías, excusas insulsas o reservando la información importante durante años.

Entonces pienso: si los gobiernos y los legisladores son elegidos por nosotros para que tomen decisiones en nuestra representación, algo debe funcionar mal en nuestros cerebros, porque todos los días nos enteramos de actos de corrupción, gastos superfluos, desvío de recursos, enriquecimiento de servidores públicos o fiestas escandalosas por los gastos que significan y seguimos así: permitiendo, perdonando y olvidando mientras ellos, los del poder, siguen vendiendo, regalando, devastando y jodiendo, como si para eso los hubiéramos elegido, eso me ocasiona una especie de encabronamiento vergonzoso… ¿A ustedes no?

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