El problema es el discurso trumpista: van Dijk

El discurso xenófobo y racista que el magnate enarboló desde que inició su carrera por la presidencia de los Estados Unidos, más que ser cuestión de un solo hombre es ver cómo se ha revelado el pensamiento de la extrema derecha, señala el lingüista Teun A. van Dijk.

Este discurso es el “motiva y legitima a la gente en la calle para tomar partido. Ellos se sienten legitimados para actuar violentamente y decir ‘estamos defendiendo nuestro país’”. Luego entonces, el problema no es Trump, dice el lingüista, “el problema es el trumpismo”.

Que el tema de la charla con el lingüista sea la rabia xenófoba y racista que Donald Trump ha manifestado en todo momento es casi lógico; Van Dijk es uno de los fundadores del enfoque interdisciplinar conocido como Análisis Crítico del Discurso (ACD).

Su campo de estudio incluye el funcionamiento del discurso en los círculos de poder y las élites, así como sus manifestaciones e implicaciones racistas; tiene una visión clara de lo que ha estado sucediendo en los últimos años con la emigración en Europa y ahora con la llegada de Trump a la presidencia del país más poderoso del mundo.

Asiduo visitante de América Latina —su esposa es chilena—, el pensador de 73 años está en México para presentar el próximo lunes en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara su libro Discurso y conocimiento. Una aproximación sociocognitiva (Gedisa, 2016).

En entrevista, Van Dijk advierte que el de Trump no es un discurso de odio, él prefiere nombrar cada una de las aristas que incluyen sus palabras: discurso racista, discurso xenófobo, discurso homófobo y un largo etcétera.

    Yo tengo una propuesta diferente. Es muy común hablar del discurso del odio (hate speech, en inglés) pero el problema con esa descripción es que parece que sólo tiene que ver con pura emoción, con una sensación, pero el discurso del odio no es algo que sólo tiene que ver con eso, puede ser algo muy racional, algo muy cerebral, puede ser una manera muy esquemática para excluir y hasta para matar personas.

“Yo prefiero hablar de discurso racista, xenófobo o contra la mujer, que no es una cuestión de emoción sino de ideología, de creencia de las personas; es una cuestión totalmente diferente. Nunca uso el hate speech”, dice.

El lingüista evita visiones reduccionistas de lo que está sucediendo y afirma que existen muchos factores que producen ese discurso segregacionista que mucha gente está haciendo suyo.

El asunto, dice, es que ha revelado la manera de pensar de la extrema derecha y mantiene al mundo en una situación similar a la que se vivió en Europa en los años treinta del siglo pasado, cuando el nazismo llegó al poder.

    El discurso de Trump nos está enseñando cómo piensa ahora la extrema derecha. Eso ya lo sabíamos, pero no lo teníamos tan explícito, tan a la vista del mundo, antes era una cosa de la que no se hablaba abiertamente. Lo mismo pasa en Europa: no sólo es Trump en EU, también es (Norbert) Hofer en Austria, en Alemania con ese grupo de acción Deustchland, en Francia con Marine Le Pen; hay muchos países donde la extrema derecha tiene hoy más influencia y se atreve a hablar de cosas que hace 30 años era imposible hablar, no era una cosa políticamente correcta, ahora se sienten cada vez más libres para hablar de ello”, dice.

Van Dijk acorta la distancia que presume el refrán “del dicho al hecho hay mucho trecho” y advierte acerca de los riesgos del hecho de que el discurso racista esté en boca de las élites de extrema derecha. “Con Trump como presidente del país más poderoso del mundo, mucha gente se siente legitimada para hacer otro tipo de cosas, estamos aprendiendo mucho sobre la posición de la extrema derecha en el mundo y el tipo de grupos que se sienten asociados con ella, grupos que normalmente no salían en el periódico o en la televisión.

“Ahora ya hay más de 800 ataques en la calle, el gran problema de ese discurso racista y xenófobo es que motiva y legitima a la gente en la calle para tomar partido.

“Arriba quizá no hay una acción violenta directa, pero otra gente sí la tiene, incluso puede ser un policía que se siente protegido”, explica van Dijkt.

La experiencia histórica da la razón al lingüista. “Hace un siglo en Alemania había todo ese discurso contra los judíos, había grupos de camisas marrones que tomaban acciones y escandalizaron, persiguieron y mataron a los judíos; aquí ahora sabemos que con las decisiones de Inglaterra contra Europa, con el Brexit, de repente a partir de esa decisión hubo muchos más ataques contra los inmigrantes, contra las minorías.

“Yo escribí hace mucho tiempo un libro que se llama Racismo y discurso de las élites, donde expliqué que las élites hablan de esa manera, no siempre tan extrema como Trump, pero siempre de una manera negativa contra la inmigración en general”.

Las consecuencias verdaderas del discurso de Trump aún están por verse pero Van Dijk dice que ya es necesario combatirlo con otro discurso, no se trata de un discurso de paz porque le parece demasiado blando y eufemístico, él lo llama “discurso de resistencia” y hace unas semanas escribió a todos los integrantes del ACD en Austria y Alemania, como Norman Fairclough o Ian Parker, para invitarlos a sumarse a su cruzada.

    Tenemos que resistir y todavía más que antes, vamos a tomar acción decidida y decir ‘no los vamos a dejar’. Tomaremos cada parte de ese discurso y lo vamos a analizar, a criticar, a denunciar, a mostrar, a señalar qué tipo de racismo, de nazismo, de fascismo es.

“Vamos a denunciar cualquier discurso público de esas personas para deslegitimarlo; nosotros, como élites académicas que tenemos acceso preferencial a los medios de comunicación, podemos aprovecharlo para denunciar y analizar con detalle, sistemáticamente y de manera científica ese tipo de discurso”, concluye.

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