El falso sueño americano

La desigualdad en Estados Unidos, el país que ha vendido la idea de presentarse como la tierra de las oportunidades para todos, donde la concentración del ingreso en pocas manos genera polémica y más ahora que han decidido hacer a un lado la hipocresía y se han puesto a sí mismos en el gobierno en lugar de empleados suyos en el gabinete.

La desigualdad inflamó mucho los ánimos durante la pasada campaña presidencial cuando, desde ambos lados del espectro ideológico, en especial por parte del precandidato demócrata Bernie Sanders, en contraposición con el republicano Donald Trump, quienes insistieron en que eran ellos los que representaban los intereses de la mayoría frente a una minúscula elite económica.

La posición de Bernie Sanders es perfectamente creíble.

En cambio Donald Trump engañó al electorado estadounidense al convencerlos con un populismo presuntamente a favor de los más necesitados cuando él forma parte precisamente del 0.001 por ciento, es decir el grupo con mayor riqueza del país.

Los hechos, ahora que le concedieron la presidencia busca a os empresarios más ricos para conformar su gabinete que, obviamente trabajará en su propio beneficio, es decir, la élite económica de Estados Unidos (unas 3 mil 500 familias).

El mínimo necesario

Esa élite viene siendo identificada hace varios años como «el 1%».

Desde las protestas de Occupy Wall Street de comienzos de década, se ha buscado identificar a los representantes del 1% superior de ingresos del país como los que mejor ejemplifican esa elite económica.

Según el Economic Policy Institute, un centro de investigación estadounidense, para encajar en esta categoría se necesita tener un ingreso de US$389.000 anuales.

Investigadores de Williams College, una universidad estadounidense, buscaron conocer más acerca de quiénes integran esa categoría.

Para empezar, según un estudio del centro académico, hay cinco profesiones que están particularmente bien representadas en ese exclusivo estrato.

La cuestión, es que el 1 por ciento (3.5 millones de personas), que son los ejecutivos en empresas no financieras, los profesionales de las finanzas, los médicos, abogados y expertos de computación quienes desean acceder el escalón inmediato del 0.1% los que han sido el soporte propagandístico de Donald Trump.

Pueblo pequeño…

En cuanto al monto para pertenecer a un grupo de élite u otro, este varía por región sustancialmente.

En Misisipí, el estado más pobre de la Unión, un sueldo anual de US$264.000 ya te pone por encima del otro 99% de la población local, asegura un cálculo del Economic Policy Institute.

De acuerdo al diario New York Times, en la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte, una zona de ingresos tradicionalmente moderados, con un sueldo anual de US$383.000 ya estás en el selecto club del 1% superior de esa urbe.

En cambio, para poder decir lo mismo en Washington D.C. se requiere medio millón de dólares anuales.

Y en Nueva York, la capital del gran capital, requieres de al menos US$608.584 para considerarte entre el 1% más acaudalado de la urbe.

En un país con un total de 325 millones de habitantes, estar entre el 1% de la población económicamente activa que más gana implica estar en compañía de un poco más de un millón de personas, según identifica el medio estadounidense Kiplinger.

Los que son

Ahora bien, si se quiere buscar un club realmente selecto, hay que buscar estar en el 0.1% más acaudalado del país.

Para ello, asegura un informe de los académicos Emmanuel Saiz de la Universidad de California Berkeley y Gabriel Zucman de London School of Economics, hay que tener un patrimonio de aproximadamente US$20 millones.

Mientras que para entrar al salón del todavía más estratosférico 0.01%, se requiere nada menos que US$100 millones en el banco.

E incluso en este nivel estarás muy lejos de los ricos «en serio» de este país, magnates como Bill Gates, quien puede ostentar una fortuna casi 800 veces mayor que eso, según estima el medio estadounidense Bloomberg.

De modo que el camino para llegar a ser parte de la cumbre económica en Estados Unidos de América se percibe empinado.

Y no se ven señales que eso esté cerca de cambiar. (Con información de BBC Mundo)

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