Desconfían de instituciones tras asesinato en Malta

El asesinato en Malta de una influyente periodista que denunció la corrupción en su país ha hecho emerger una latente desconfianza contra las instituciones de la isla, muy distante de su habitual imagen de paraíso turístico en el Mediterráneo.

Universitarios, abogados, amigos de Daphne Caruana Galizia -destrozada el lunes por la explosión de una bomba colocada bajo su coche- reflejan la abismal caída de la confianza en los políticos, la policía, los empresarios y el sistema judicial.

Y el país se pregunta: si la persona más emblemática en la crítica a las instituciones maltesas ha sido reducida al silencio ¿quién va a hablar ahora?

¿Quién es responsable? «Francamente, lo somos todos. El país entero» asegura Andrew Borg Cardona, un renombrado abogado que trabajaba con el marido de la periodista asesinada.

«No nos hemos convertido en un Estado sin derecho, pero el gobierno ha dado la impresión de que aquí se podía hacer cualquier cosa, sin ser castigado», explica.

«Los peces gordos hacen lo que quieren: construyen lo que quieren, blanquean todo el dinero que quieren», agrega.

Este asesinato, de características mafiosas, refleja un nuevo aspecto del crecimiento económico maltés, alimentado por los juegos de azar en línea, las sociedades en paraísos fiscales y dispositivos que ofrecían un pasaporte europeo a cambio de inversiones.

Isla de vacaciones

Ese boom -con una previsión de crecimiento del 4,6% en 2017, un casi pleno empleo y un presupuesto excedentario- le valió al primer ministro maltés, el laborista Joseph Muscat, una clara victoria en las legislativas que convocó en junio, tras acusaciones de corrupción lanzadas por Daphne Caruana Galizia contra allegados del político.

«Desde el exterior, Malta parece una isla de vacaciones. Los que vivimos aquí, tenemos que soportar» lo que ha detrás de esa imagen, explica Matthew Demarco, un diseñador de 30 años, que acudió a rendir homenaje a la periodista asesinada ante un pequeño e improvisado altar en La Valeta.

Para Andrew Azzopardi, profesor de Ciencias Sociales en la universidad de Malta, este asesinato ha creado un «fenomenal pánico moral» en toda la isla.

«Las instituciones están amenazadas, todo ello crea una cierta inestabilidad interna» agravada por sus efectos en la intrincada sociedad maltesa, una pequeña comunidad de apenas 430.000 habitantes.

Familiaridad, desprecio

«Quizá nuestros políticos y sus instituciones están demasiado cerca de la gente. Nos conocemos todos muy bien, ello puede provocar una familiaridad susceptible de conducir al menosprecio», explica.

Empezando por el conjunto de las instituciones. La policía esperó 24 horas antes de suspender a un agente que se alegró en las redes sociales de la muerte de Daphne Caruana Galizia, en términos vulgares.

Luke Frendo, un abogado de 31 años, amigo del hijo primogénito de la víctima, Matthew Caruana Galizia, exhorta sobre todo a los malteses a llenar el vacío dejado por la muerte de la periodista.

«En el pasado, todo el mundo se apoyaba íntegramente en ella, y era muy fácil para nosotros, porque sabíamos que Daphne diría y haría lo que había que decir y hacer» admite.

Como buenos europeos meridionales, los malteses no han tenido nunca una gran confianza en su policía y sus instituciones, destaca el abogado Borg Cardona. Pero, según él, esta confianza «ha desaparecido completamente» estos últimos años.

(Con información de AFP)

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