De luto, el periodismo de lucha…

La muerte de Miroslava Breach Velducea no es un hecho aislado. En este país la democracia es un membrete para cubrir el autoritarismo del gobierno y la violencia de su derivado, la delincuencia organizada.

La corresponsal de La Jornada ejerció el periodismo de denuncia, a contra corriente, a contra poder, no el periodismo complaciente que, sin sonrojarse siquiera, se satisface a sí mismo cantando las ‘buenas noticias’ que tango gustan a la élite política.

Todos en Chihuahua sabían que estaba en la mira de los políticos que habían perdido sus canonjías con el cambio de gobernador y de partido, en la mira de los narcotraficantes que pagan sus cuotas para que los dejen vender las drogas y de los propios consorcios que buscan pasar por encima de los derechos humanos de las etnias de este país.

Desde 2000 a la fecha, más de 100 periodistas han sido asesinados en México. Difícilmente encontrará en la lista de víctimas, a reporteros oficialistas, de esos que ve usted a diario en la televisión o escucha en la radio, o lee en la mayoría de los periódicos de todo el territorio nacional.

Esos seguirán ahí llenando los días con noticias a modo, al gusto de los poderosos, y sus bolsillos se verán repletos de dinero proveniente de las arcas públicas o de empresarios corruptos, esos periodistas no peligran, la que peligra es la verdad, es el destino de México, sujeto a las falsas noticias que difunden una y otra vez en todos los horarios.

Esos mismos medios, con toda corrección política (¡hipocresía, pues!), saltaron también presuntamente indignados y conmovidos ante el artero crimen, mientras insertaban esta nota en el contexto de sus ‘fake news’ bien pagadas por el poder.

Miroslava Breach Velducea ha muerto. Descanse en paz.

La lucha continúa por el bien de todos.

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