Clinton no puede aún cantar victoria

Pese a la caída en las encuestas de Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, y de que Hillary Clinton lleva una ventaja de 12 puntos, la aspirante demócrata aún no puede cantar victoria, aseguró Paz Consuelo Márquez Padilla, académica y exdirectora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN).

Aunque muchas personas en EU saben de la importancia de defender su democracia e impedir que Trump llegue a la Casa Blanca, porque representa un peligro a esta forma de gobierno (de ser presidente ignoraría los pesos y contrapesos tradicionales en aquella nación, como el Congreso y la Suprema Corte, por hacer lo que él quiera sin medir las consecuencias), “todavía podrían ocurrir sucesos que cambien las tendencias actuales del electorado”, dijo.

 

Hombre de mano dura

La editora en jefe de Norteamérica, Revista Académica, precisó que, por ejemplo, un ataque terrorista haría que los estadunidenses vean a Trump como el hombre de mano dura capaz de defender mejor sus intereses, de terminar con esa amenaza y con el Estado Islámico, como ha prometido.

Asimismo, podría suceder que entre los miles de correos electrónicos de la entonces secretaria de Estado que han sido borrados y donde las agencias de seguridad no han encontrado nada comprometedor, se localice información que ponga en riesgo la credibilidad de Clinton o la seguridad del país, o bien, que se descubra que en aquel cargo benefició a la Fundación Clinton. Todo ello causaría una mala impresión.

Padilla calificó de preocupante que en el mapa electoral de EU los llamados swing states –aquellos estados que no votan tradicionalmente por un partido en específico– tengan encuestas que señalan un empate entre los candidatos. Tal es el caso de Colorado, Florida, Michigan, Iowa, Nevada, Ohio, Virginia o Wisconsin, que se inclinan por cualquiera de los lados, y en algunos Trump lleva ventaja.

Recordó que los dos aspirantes a la presidencia son los menos gustados; ni a republicanos ni a demócratas les agradan sus respectivos candidatos. Unos van a votar por Hillary para que no llegue Trump y viceversa, y eso le da una característica peculiar a estas elecciones.

Además, dentro del Partido Republicano hay una gran crisis, una división de la élite política que no está dispuesta a apoyar al magnate por ser un individuo poco ecuánime, quien ha basado su narrativa en el odio y la discriminación y que, incluso, ya ha afectado las relaciones de EU con otros países.

“Asesores de seguridad nacional lo han calificado como una amenaza o peligro; lo es, porque no es estable”, mencionó la académica.

Y aunque ha suavizado su discurso en temas como la migración y ha volteado a ver a los afroamericanos, ya no le va a dar tiempo de recuperar los votos de las minorías, que hace ocho años le dieron el triunfo a Obama.

En esta elección se podría dar una gran votación, aunque es difícil porque ninguno de los dos candidatos es carismático, opinó Paz Consuelo Márquez. De registrarse, la balanza podría inclinarse para cualquier lado. Por ello, lo que queda es que los demócratas y los ciudadanos que creen en la democracia salgan a emitir su sufragio.

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