Los cómics como experimento feminista

Es válido preguntarse por qué el mito de los superhéroes pegó con tubo en Estados Unidos. Hablando de historia, se debe en parte a la filosofía del irracionalismo vitalista de filósofos como Friedrich Nietzsche y Henri Bergson.

La idea de los superhombres y de la fuerza vital extraordinaria que postularon ambos pensadores tuvo un gran impacto a principios del siglo XX en Estados Unidos. Los cómics de superhéroes fueron la digestión pop de esas ideas. También el cine se vio afectado por el mismo pensamiento.

Hablando ya de El profesor Marston y la Mujer Maravilla, la cinta demuestra que detrás de las historietas que parecen tan inocentes hay un cuerpo ideológico, algo más que ¡pum!, ¡paw!, ¡piu piu!

Estamos en los años 40. William Marston (Luke Evans) es un respetado profesor de psicología en Harvard. Bueno, en realidad es en la universidad hermana de Harvard, la que da clases sólo a mujeres. Sí, ya bien entrado el siglo las mujeres seguían segregadas en la supuesta tierra de la libertad.

Marston está felizmente casado con Elizabeth (Rebecca Hall, que se roba la película), una mujer extraordinaria de un intelecto rápido como un latigazo. Juntos han hecho investigaciones y son responsables de la creación del detector de mentiras. Pero son trabajos sin gran valor para la academia por una simple y estúpida razón: están escritos por una mujer.

Entra en escena Olive (Bella Heathcote), una alumna de Marston de la que se enamoran los dos: Elizabeth y William.

Ajenos a la convención social deciden los tres vivir su amor sin ambages. Por supuesto, la subversión tiene su costo y los Marston pierden su trabajo por las habladurías.

¿Qué tiene que ver este drama erótico con la Mujer Maravilla? Muy simple: en un momento de necesidad y genialidad, Marston creo a la Wonder Woman, una mezcla de las dos mujeres que ama. ¿El lazo de la verdad, el arma insignia de la heroína? Tiene origen tanto en el detector de mentiras como en los juegos sexuales del trío.

Marston buscaba inocular en la mente de los jóvenes lectores del cómic la equidad entre hombres y mujeres, y además avanzar sus ideas sobre la libertad sexual.

La película no deja de ser interesante porque el género de superhéroes en el cine parece tema agotado. Salvo algunas excepciones, las cintas veraniegas basadas en cómics se han vuelto esquemáticas.

Una película como Profesor Marston y la Mujer Maravilla nos muestra la faceta adulta de los cómics. Las historias de origen de las historietas suelen estar relacionadas con ideas complejas, aun cuando en la Era Dorada de los superhéroes el público principal eran los niños.

La cinta está estructurada a partir de un interrogatorio de la liga de la decencia a Marston. Era demasiado sospechoso para el pensamiento convencional que una súper heroína fuera tan exitosa. Acusada de pornografía, los cómics de la Mujer Maravilla fueron sujetos a hogueras y después a censura.

Hoy el personaje ha logrado lo que Marston (y Elizabeth y Olive) creó: un icono del feminismo y de cierta libertad sexual. Sigue siendo un tanto mojigato el cómic. Pero quizá estemos en el momento justo de que la Mujer Maravilla se libere. Así sea.

(Con información de El Economista)

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