Fracasa guerra contra noticias falsas en Facebook

Manila, Filipinas. Las noticias falsas aparecen mucho más rápidas en Facebook de lo que Paterno Esmaquel II y sus colegas pueden hacer para eliminarlas.

Rodrigo Duterte, el presidente de Filipinas, debatió con un obispo católico sobre el uso de la violencia con el fin de frenar el narcotráfico y ganó la discusión. El papa Francisco dijo que Duterte era “una bendición”. El príncipe Harry y Meghan Markle, su nueva esposa, también lo elogiaron.

Noticias falsas como esas están tan establecidas y son tan dominantes en Filipinas que un ejecutivo de Facebook se refiere a ellas como el “paciente cero” en la epidemia mundial de la desinformación. Para contratacar en este país, el gigante de las redes sociales ha recurrido a Esmaquel y otros empleados de Rappler, una empresa de noticias en línea que tiene experiencia en la eliminación de artículos falsos en Facebook.

Aunque los verificadores de Rappler trabajan de cerca con Facebook para investigar y reportar sus hallazgos, creen que la empresa podría hacer mucho más.

“Es frustrante”, dijo Marguerite de Leon, de 32 años, empleada de Rappler que cada día recibe decenas de reportes sobre historias falsas por parte de los lectores. “Estamos limpiando el desastre de Facebook”.

En la guerra de la desinformación, Rappler está en desventaja y no tiene las armas necesarias; ese podría ser un indicador preocupante de los esfuerzos de Facebook para frenar el problema global mediante organizaciones dedicadas a verificar hechos en todo el mundo. Las organizaciones de la sociedad civil se han quejado de que el apoyo de la red social es débil. Otros han dicho que la empresa no ofrece la transparencia necesaria para saber qué funciona y qué no.

Facebook señala que ha tenido avances, pero reconoce las deficiencias. No tiene verificadores de hechos en muchos lugares y apenas está comenzando a emplear herramientas que analizan elementos visuales, como el texto mostrado en una imagen o en un video breve, a veces las formas más rápidas para divulgar información incorrecta y nociva.

“Este esfuerzo jamás terminará y tenemos mucho por hacer”, comentó Jason Rudin, gerente de producto de la compañía.

Este trabajo puede afectar a los verificadores. Los miembros del personal de Rappler han recibido amenazas de muerte y violación, por lo que la firma contrató a un psicólogo. También se discutió la posibilidad de instalar ventanas a prueba de balas y se designó a un segundo guardia de seguridad.

Se trata de un trabajo que requiere paciencia. Un día hace poco, el equipo de verificadores de la sala de redacción le pidió a Esmaquel, quien le da seguimiento a los temas religiosos, que investigara la historia sobre el debate entre Duterte y el obispo. Aunque la noticia se había compartido casi 4000 veces y ya había alcanzado a más de un millón de seguidores, él supo de inmediato que era un fraude. Sin embargo, tuvo que llamar a la Arquidiócesis de Manila para obtener sus declaraciones.

“Le dije: ‘Padre, sé que esto es falso, pero necesito que me proporcione una opinión’”, contó. Este tipo de trabajo no termina allí para Esmaquel, de 32 años, ni para sus colegas. “Eliminamos una y surge otra”, comentó.

Rappler tiene experiencia en el combate contra la desinformación. Maria Ressa, exdirectora de la oficina de CNN en Manila y Yakarta, Indonesia, la fundó como un medio de entretenimiento y reportajes de investigación en 2012. Convenció a tres amigas —un grupo al que apodaba las Manangs, una palabra en tagalo que quiere decir ancianas o hermanas— de que renunciaran a sus importantes empleos en estaciones y revistas noticiosas. Compartían el optimismo de que internet sería una plataforma para que los indefensos encontraran una voz y que Rappler, un híbrido de las palabras “rap” y “ripple”, se convertiría en un vehículo para el cambio social.

En cambio, internet se convirtió en un medio para las amenazas y el engaño en Filipinas.

Esto es particularmente cierto en el caso de Facebook, la red usada por casi 97 por ciento de las personas que tienen acceso a internet en Filipinas. Antes de las elecciones locales en mayo de 2016, aparecieron cuentas falsas que divulgaban historias positivas sobre Duterte, quien era candidato a la presidencia, como un populista antidrogas y de discurso franco. También fustigaban a sus oponentes, a menudo con ataques personales e incendiarios. Gran parte del contenido no era fidedigno.

Después de que ganara la presidencia, Duterte libró una campaña antinarcóticos que ha ocasionado la muerte de miles de personas y ha causado indignación en todo el mundo. Muchos de sus críticos y oponentes políticos, entre ellos Rappler, han tenido problemas legales. Las campañas de Facebook han impulsado gran parte de esas actividades y los funcionarios del gobierno han realizado, de manera pública, tareas de desinformación en la plataforma.

El gobierno no respondió al pedido de declaraciones para este texto. Las autoridades han negado las acusaciones de Rappler sobre su responsabilidad en las campañas de desinformación.

Las situaciones detectadas por Rappler alarmaron a Ressa. Armada con detalles sobre decenas de cuentas falsas, se reunió en Singapur con tres ejecutivos regionales de Facebook en agosto de 2016 para comunicarles sus advertencias y pedir a la empresa que eliminara las cuentas falsas.

“Les dije: ‘Si no solucionan esto, tendrán problemas en las próximas elecciones estadounidenses en noviembre’”, recordó Ressa, de 55 años.

Días después de la elección en Estados Unidos, Facebook se comunicó con Ressa y le pidió información. En diciembre, la compañía aceptó eliminar veintiséis cuentas falsas que Rappler había identificado.

Para Ressa, la respuesta no fue suficiente.

Una vez electo, Duterte contrató a las personalidades de Facebook que lo ayudaron a llegar al poder. Comenzaron a difundir noticias falsas, imágenes sacadas de contexto e introdujeron nuevas palabras como “prenstitución”, una mezcla de las palabras “prensa” y “prostitución”.

“Fue como si apuntaran sus armas hacia la prensa”, dijo Gemma Bagayaua-Mendoza, quien dirige el equipo de verificadores de Rappler.

En abril, Facebook creó un programa oficial de verificación de noticias y Rappler se convirtió en uno de sus verificadores externos como parte de una asociación comercial, una decisión que los reporteros del país recibieron de buena manera. Ni Facebook ni Rappler han revelado los términos financieros del acuerdo.

“Reconocemos el papel que Facebook tiene en Filipinas y asumimos esa responsabilidad”, dijo Clair Deevy, directora de Asuntos Comunitarios de la región Asia-Pacífico en la red social.

Un equipo de cuatro investigadores en Rappler de inmediato se dispuso a buscar contenido negativo y después lo envió a reporteros para que lo desacreditaran y se lo notificaran a Facebook. Sin embargo, los resultados fueron mixtos.

“Vemos casos que ya hemos denunciado y aún se encuentran en la plataforma”, comentó Bagayaua-Mendoza.

Como muestra de esa situación, basta con un ejemplo: la noticia sobre Duterte y el obispo sigue allí.

(Con información de NYTimes)

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