Campaña de odio en mass media

Cuando el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; el vocero de la presidencia, Eduardo Sánchez Hernández; el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza; y uno de los Padres de los 43 de Ayotzinapa, Antonio Tizapa, coinciden en señalamientos contra un líder político de oposición, no se puede creer que esto sea una coincidencia.

Y, además, casualmente, los reporteros oficialistas recogen sus declaraciones y las destacan en prensa, radio y televisión. No hablamos de complots o algún acuerdo bajo la mesa, no, se trata de una campaña orquestada claramente desde el gobierno para recrear una imagen negativa en contra del aspirante opositor más fuerte a la presidencia de México.

La base de la operación en esta etapa se basa en la postura del candidato respecto a la participación de elementos de las fuerzas armadas en la delincuencia organizada, la desaparición y ejecución de personas y en particular, el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa asesinados.

En cuanto a la cooptación y/o complicidad de elementos del Ejército con el narcotráfico está más que documentado, no sólo por señalamientos mediáticos, sino probada en tribunales de la propia justicia militar que ha condenado a varios de sus jefes (incluidos algunos generales) ya sea por recibir dinero a cambio de protección o hacerse de la vista gorda o mediante la venta de armas a los delincuentes.

En cuanto a la desaparición y ejecución de personas, la responsabilidad de la Marina y el Ejército también han sido probadas en tribunales y por si hiciera falta, están las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

En el caso Ayotzinapa, se ha documentado oficialmente (en las indagatorias judiciales de la propia PGR) que elementos del Ejército mexicano tuvieron conocimiento de los hechos y que, en el mejor de los casos serían responsables por omisión. En este caso, el propio Ejército ha sido señalado de proteger a los narcotraficantes de la zona.

Es evidente que no se puede descalificar a todos los elementos del Ejército o de la Marina Armada de México en función de lo que algunos hagan o manden hacer a sus subordinados.

Pero ni al secretario de Gobernación, ni al vocero de la presidencia, ni al líder del PRI, y ni siquiera al ‘padre de uno de los 43’ parecen interesarles los datos, sino presentar una ‘realidad alternativa’ con fines específicos de propaganda.

En el caso del PRI su finalidad podría estar justificada por el propio puesto partidista, o en el caso del padre cuyo juicio (siendo benévolos) podría estar obnubilado; pero el vocero del gobierno y más aún el secretario de Gobernación, deberían actuar apegados a la verdad.

¿Y los medios? Participan con singular alegría en la difusión de este tipo de mensajes para reforzar el efecto negativo en el público.

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