Predomina simulación en la Unidad de Inteligencia Financiera

Irapuato. Funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), específicamente de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), cabildearon durante meses ante integrantes del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) para que éste “suavizara” el “Informe de Evaluación Mutua sobre medidas contra el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo”, que recientemente dio a conocer ese organismo internacional.

El informe evidencia la mala actuación del gobierno de Enrique Peña Nieto en ese rubro, lo mismo que las administraciones estatales, de las cuales ni la tercera parte cuenta con unidades de inteligencia patrimonial y no destinan presupuesto a ese tema, pese a que está definido como prioritario en el Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP).

Juan Miguel Alcántara Soria, quien fuera subprocurador de asuntos internacionales de la Procuraduría General de la República (PGR) y secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), revela a Proceso que con ese cabildeo la SHCP pretendía que no se le exhibiera, independientemente de las omisiones y señalamientos que el informe contiene sobre el desempeño de la Procuraduría y los gobiernos estatales.

Alcántara, entrevistado el jueves 4, al día siguiente de que el GAFI publicara su Informe 2018, dice:

“Mi percepción es que esto se hizo para cuidar a los secretarios, a Luis Videgaray y a José Antonio Meade, porque la versión original (del informe) era mucho más radical en su señalamiento de deficiencias y omisiones, particularmente de la UIF adscrita a la oficina del secretario de Hacienda. Todo lo que se señala sobre esto tiene destinatario: nombres y apellidos que son los dos secretarios de Hacienda del gobierno de Peña Nieto”, además del propio titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Alberto Bazbaz Sacal.

El actual consultor en prevención y combate al lavado de dinero comenta que funcionarios del GAFI aseguraron que la versión inicial del documento “apuntaba con mayor dureza a la responsabilidad de Hacienda”.

“Estamos enterados de esa versión porque, como consultores desde 2014 en temas de combate al lavado de dinero, socios y exsocios de la firma tenemos los contactos con funcionarios del GAFI. Es una relación visible, constante y comprobable; por eso conocimos esta primera versión que se puso a consideración del gobierno mexicano y también del cabildeo fortísimo de la UIF de la SHCP para suavizar los términos.”

Con ello se logró “de alguna manera exculpar a la SHCP para culpar a la PGR y a los estados y municipios por las omisiones y deficiencias”, sostiene Alcántara, quien también fue procurador de justicia de Guanajuato.

Recuerda que, en noviembre pasado, al término de la reunión del GAFI en Argentina, Hacienda difundió un boletín en el que supuestamente el organismo validaba los esfuerzos del gobierno mexicano en el combate al lavado de dinero, “cuando no se había aprobado la versión final del informe”.

En efecto, la SHCP y la PGR emitieron dicho boletín el 2 de noviembre, cuando José Antonio Meade aún no dejaba la primera para convertirse en precandidato del PRI a la Presidencia.

“El reporte indica que México cuenta con un régimen maduro en la materia, que incluye un marco legal e institucional adecuado, y que se ha fortalecido significativamente en distintas áreas desde que el país fue evaluado en 2008”, dice el comunicado publicado en el portal de Hacienda, y menciona que el informe se haría público “una vez que concluya su edición final”.

Como funcionario de la PGR y del SNSP en el sexenio de Felipe Calderón, Alcántara Soria intervino en la elaboración del segundo de los tres informes que el GAFI ha recopilado sobre la actuación del gobierno mexicano en estos rubros, en 2008:

“Me tocó primero participar en la parte de legislación, con el artículo 400 bis del Código Penal (que tipifica las operaciones con recursos de procedencia ilícita), cuando fui subprocurador, y luego impulsar la ley federal para la prevención e identificación de operaciones con recursos de procedencia ilícita, el último avance legislativo que se hizo al final del sexenio de Calderón.”

Ambos avances fueron incluidos en el “Segundo Informe de Evaluación Mutua”, del GAFI.

Posteriormente comenzó en el CNSP la aplicación de las estrategias acordadas con el organismo internacional, como la creación de las Unidades de Inteligencia Patrimonial y Económica, que firmaron 32 entidades en noviembre de 2010.

“No se les llamó unidades de inteligencia financiera porque el tema financiero es competencia federal, no de los estados; a éstos les competen los asuntos patrimoniales, como registros públicos y comercios”, aclara Alcántara.

Sin embargo, explica que el entonces procurador del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, decidió que en la capital sí se llamaría UIF y consiguió darle autosuficiencia con varias acciones, sobre todo en las materias de importaciones, exportaciones y extinción de dominio.

Cerrazón federal

Como ya se había acreditado que México realizaba ese proceso legislativo y de construcción institucional, lo que evaluó el GAFI en 2017 fueron los avances en este entramado legal y en la estructura para combatir los delitos.

Sobre la tercera evaluación, Alcántara Soria indica: “Nos permite enfocar por un lado qué no se hizo bien y quién no lo hizo bien, pero también qué hay que hacer hacia adelante”.

Sin embargo, indica que al menos este año no se vislumbra liderazgo o capacidad del gobierno de Peña Nieto para dar algún paso en el tema, sobre todo en medio del proceso electoral, y menos aún ante la ineficiencia del titular de la UIF, Bazbaz, a quien Alcántara señala como el principal responsable de la parálisis en el área.

En 2015 integrantes de la consultoría Buró de Seguridad y Legalidad Financiera, SC, de la que es socio Alcántara, se reunieron con Bazbaz en su despacho de la Ciudad de México, puesto que asesoraban a varios estados en la creación de sus unidades de inteligencia patrimonial. Ahí le expusieron al funcionario que no se estaba cumpliendo la estrategia para prevenir y combatir el lavado de dinero asumida públicamente por el Estado mexicano.

Relata el exsecretario ejecutivo del SNSP:

“Le pedíamos a Bazbaz que asumiera el liderazgo que le correspondía para incrementar las capacidades del Estado mexicano a través de los gobiernos estatales en esa estrategia, y lo que lamentable y reprobablemente nos contestó fue que él no iba a compartir ninguna información derivada de la inteligencia que se estaba generando para la UIF por todo el sistema financiero (bancos, casas de bolsa, instituciones de seguros y fianzas, etcétera) y las actividades para sujetos obligados, como vendedores de autos, joyas, contadores y notarios; que toda esa información no se la iba a poner a disposición ni de la PGR ni de la Policía Federal, porque no les tenía confianza.

“Bazbaz nos dijo: ‘Yo sólo voy a poner a disposición de terceros información o reportes cuando me lo instruya el secretario de Hacienda. Si los estados con las unidades me quieren dar información, bienvenida, pero yo no les voy a dar nada’. Le cuestioné esa actitud, porque entonces era un esfuerzo infructuoso toda la inversión, incluso de instituciones financieras privadas, del gobierno y del gobierno de Estados Unidos. Nos dijo literalmente: ‘Háganle como quieran’.”

Lo peor, dice Alcántara, es que los exsecretarios Luis Videgaray y José Antonio Meade no repararon una grave omisión: “La SHCP es la única facultada para querellarse ante la PGR ante un posible delito por lavado en el sistema financiero. Tiene ese monopolio. Y se ha abusado de esa facultad discrecional: como no hay querellas de Hacienda, pues por mucho que la PGR esté observando lavado de dinero en un banco, no puede hacer nada, porque si la secretaría no lo denuncia, la procuraduría está imposibilitada jurídicamente para proceder”.

De ahí, enfatiza, que el informe 2018 del GAFI señale un mínimo porcentaje de reporte de actividades sospechosas que la UIF denuncia a la PGR: 1% de los que recibe. “Y si la PGR persigue el 1%, dada su incapacidad, ese 1% es nada”.

Eso sí, en la reunión con los consultores Bazbaz reconoció que la UIF cuenta con tecnología de punta financiada con 100 millones de dólares por la embajada de Estados Unidos, como parte de la Iniciativa Mérida durante el gobierno de Felipe Calderón, cuando el titular de la unidad era José Alberto Balbuena.

Éste fue socio de la consultoría mencionada y actualmente colabora con el empresario Ricardo Salinas Pliego en la prevención de lavado de dinero.

En tanto, la cerrazón federal tuvo consecuencias.­

Dice Alcántara Soria: “Estados Unidos tenía mucho interés en tener acceso a todos los registros públicos del país para los casos de lavado que llevan allá. Si esto se hubiera instrumentado como se planeaba, desde Estados Unidos se podría acceder a todos los registros públicos y encontrar, por ejemplo, todas las propiedades de Guzmán Loera en segundos. Pero esto se abortó con Bazbaz y ya no se logró el fruto de esa inversión que Estados Unidos esperaba recuperar con los resultados de largo aliento”.

Impotencia de la PGR

En el ámbito local, Bazbaz también le cerró la puerta a los estados que comenzaron a formar sus unidades de inteligencia patrimonial. “Esperaban conectarse al ciclo de la inteligencia para la diseminación de la información” y no pudieron hacerlo, dice Alcántara.

E indica que en 2015, como consultor, conoció una docena de proyectos para crear dichas unidades en los estados, algunos sólo en calidad de decreto gubernativo. Se avanzó en algunos, como los de Puebla, Sonora y Zacatecas, pero cuando la UIF quedó fuera de las reuniones del Consejo Nacional de Seguridad (según el entrevistado “ya no fueron invitados por Osorio Chong”), la embajada estadunidense se acercó para ofrecer financiamiento, sobre todo en software.

“Nos invitaron a algunas de sus sesiones con estas unidades estatales. Todos decían: vamos con Bazbaz y no nos recibe, no nos permite formalizar acuerdos de colaboración, coordinación y apoyo mutuo para elaborar y aterrizar estrategias de prevención y combate al lavado de dinero. Ahí constatamos que había estados que estaban inquietos, pero nunca encontraron la aceptación, la coordinación con la Unidad a cargo de Bazbaz. La cooperación sólo se da en casos excepcionales.”

Por ello, el exsecretario ejecutivo del SNSP no tiene reparos en señalar a Bazbaz, Videgaray y Meade como los principales responsables de las grandes deficiencias en el combate y la prevención del lavado de dinero, que contribuye al crecimiento de la violencia y de la delincuencia en el país.

Como ejemplo menciona el robo de hidrocarburos: “Tenemos corresponsables, que son Pemex y la UIF de la SHCP, que perfectamente pueden saber dónde está ese flujo de efectivo y no lo están denunciando a la tercera institución corresponsable, que es la PGR”.

Por eso recalca que la escalada de violencia que han generado las bandas de huachicoleros en varias entidades hace necesario que no se minimice el descuido con que el gobierno de Peña Nieto ha tratado el lavado de dinero.

Sobre el financiamiento al terrorismo, que se evalúa en el informe del GAFI, el entrevistado opina que parece muy lejano de México, “pero con la globalización nadie está exento”.

Y sobre la corrupción, comenta el caso de Javier Duarte en Veracruz: “La Auditoría Superior de la Federación le imputa a Duarte desvíos por más de 30 mil millones de pesos. Pero ahorita la PGR, vía judicial, le está solicitando decomisar 600 millones. Esto da dos perspectivas: por un lado, que como Duarte hay una veintena de gobernadores que desviaron cerca de 250 mil millones de pesos, evidencia del grado de corrupción de los estados, del grado de impunidad que hubo porque nadie los estaba investigando. Por otro lado, ejemplifica la deficiente actuación de la PGR”.

Esto, puntualiza, a pesar de que el actual encargado de despacho de la PGR, Alberto Elías, trabajó en la UIF, donde fue el brazo derecho de Bazbaz hasta que Raúl Cervantes se lo llevó como subprocurador jurídico a la PGR (cargo que ocupó Alcántara Soria en el gobierno de Calderón).

No obstante que Elías conoce perfectamente la operación de ambas dependencias, resalta Alcántara, no se ha dotado a la PGR de la técnica ni de los recursos humanos y financieros que, según el informe del GAFI, le faltan para la persecución e investigación de delitos directamente relacionados con lavado de dinero.

Por eso, en opinión del exprocurador de Guanajuato, “Elías es otro tecnócrata como Meade o Videgaray, que no tiene el carácter o el temple para asumir decisiones que pongan en riesgo su trayectoria, decisiones críticas. Hoy Elías está en un proceso de administración de crisis. La PGR está descabezada”.

(Este texto se publicó el 7 de enero de 2018 en la edición 2149 de la revista Proceso)

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