México depaupera sus refinerías, mientras EU construye nuevas

Mientras Estados Unidos está instalando dos refinerías en Texas al ver en su vecino mexicano a un gran comprador de sus combustibles, de este lado de la frontera se sigue sin recuperar y ampliar la capacidad de refinación –que reduciría los precios– de la mano del desarrollo de las energías renovables, afirmaron analistas.

Durante el proceso electoral, el candidato del Frente por México, Ricardo Anaya Cortés, ha dicho reiteradamente que es “un disparate” construir más refinerías como lo propone el candidato puntero de Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador. El panista argumenta que en el futuro el consumo de la gasolina disminuirá. Pero los especialistas, con datos duros, documentaron que México es el cuarto mayor consumidor de combustibles entre las naciones de la OCDE y hasta 2040 se seguirán necesitando.

“Recuperar y aumentar nuestra capacidad nacional de refinación es un tema de seguridad nacional”, sentenció el economista Sergio Saldaña, autor de Reforma energética. Una trampa de subdesarrollo. “En la historia de un país, nunca ha dejado de ser subdesarrollado si antes no controla sus recursos naturales”. Pero con la reforma estructural de 2013, dijo, “el Estado mexicano perdió la exclusividad para la exploración y explotación de hidrocarburos, y para la generación de energía eléctrica”.

Ante este escenario, el futuro energético debe dirigirse hacia la evaluación de la planta de refinación para renovarla y construir de una a tres refinerías medianas más de frente a la disminución “intencional” de la producción por parte de funcionarios públicos de Petróleos Mexicanos (Pemex), aseguraron.

“Al parar la refinería nacional, creas una necesidad de exportación de gasolina con la que vas y firmas contratos multimillonarios de compra e importación de gasolina de los Estados Unidos, principalmente, con refinerías particulares. Los funcionarios de Pemex ya se conocen el caminito: generan ‘comisiones’ altísimas para los bolsillos. Veo indicios fuertes de corrupción por parte de esos funcionarios ante lo cual el actual y los anteriores Presidentes de la República no son inadvertidos. Han creado un sistema y el gran perdedor es el país”, aseguró el ex economista de la Cepal.

En los 500 años de historia, México ha tenido una tasa de crecimiento entre el 1 y 1.5 por ciento por el modelo extractivista en que se transfiere todo el capital (minas, petróleo, mano de obra esclavizada) al extranjero. Hasta Lázaro Cárdenas, con la expropiación petrolera (1938), hubo la nacionalización de la industria para tomar las riendas de los recursos naturales: “como acto de magia comenzó la tasa de crecimiento económico del país a dispararse”, expuso Saldaña evocando el “milagro mexicano” con tasas de crecimiento entre el 6 y 7 por ciento anual durante las dos décadas siguientes.

Sin embargo, la trampa de la falta de soberanía energética volvió en 1973, dijo. “Progresivamente y en etapas fuimos perdiendo nuevamente el control de nuestros recursos naturales. Fue de manera escalonada con la crisis de la deuda y petróleo de los 80, con las concesiones y contratismo ilimitado de los 2000 con el gobierno de (Vicente) Fox y (Felipe) Calderón, los intentos de reforma de Calderón y finalmente la reforma 2013-2014 donde fue la entrega completa”.

Durante las tres rondas de licitaciones de campos petroleros, desde diciembre de 2016, Pemex ha ganado 18 áreas en aguas profundas y poco profundas: 10 en consorcio con otras empresas extranjeras, y tres asociaciones estratégicas con privados, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos.

El economista Sergio Saldaña consideró necesario revisar los contratos. “Los contratos de licitación de estas rondas de la Sener fueron elaborados y redactados casi sobre las rodillas. Los entregaron con condiciones extremadamente ventajosas para los extranjeros”, dijo. “Previo a la Reforma Energética, el Estado mexicano se quedaba con más del 85 por ciento de los ingresos por ventas de hidrocarburos. Con estas nuevas condiciones, el Estado no se queda ni con el 10 por ciento; representan una pérdida de riqueza para el país y constituyen en esencia un daño patrimonial a la nación”.

Más refinerías con asociación público privada

En noviembre de 2016 y en marzo de 2017, las compañías texanas Raven Petroleum y MMEX Resources Corp anunciaron la construcción de dos refinerías al sur del estado para exportar vía ferroviaria gasolinas, diésel y otros productos a México. Ambas plantas se alimentan de la cuenca de Eagle Ford. La de Raven, ubicada en Laredo, calcula refinar una capacidad de 55 mil barriles diarios de crudo, y la de Resources, que comenzó a construirse este año para estar lista en 2019, producirá 50 mil barriles diarios.

A la par, más de 30 marcas ajenas a Petróleos Mexicanos han comenzado a instalar gasolineras en el país con precios aún equivalentes a los de la empresa estatal, quien los provee del bien ante falta de infraestructura para producción propia.

En contraste, las seis refinerías mexicanas que datan de la década de los 70 no han tenido mantenimiento y operan a la mitad de su capacidad. Por ello México importa más de la mitad de las gasolinas que consume de Estados Unidos perdiendo divisas y aumentando su costo.

“Tenemos que realizar una evaluación externa a toda la planta refinadora nacional de Pemex. Las seis refinerías que están trabajando a menos del 50 por ciento de su capacidad tienen que recibir una evaluación independiente. El Estado Mexicano debe contratar a una o más empresas que hagan la revisión”, propuso el economista Sergio Saldaña.

Una vez que se tenga el diagnóstico sobre la capacidad productiva, se debe planear la construcción de una a tres refinerías adicionales. México necesita generar 800 mil barriles diarios de gasolina adicionales. Para ahorrar tiempo e ingresos, deben priorizarse las medianas con capacidad de 300 mil barriles diarios y un periodo de construcción no mayor a dos años. Para minimizar costos logísticos, también deben establecerse en zonas estratégicas, expuso el autor del libro.

El analista energético Arturo Carranza explicó que por cuestiones técnicas se recomienda colocarlas cerca de los centros de consumo y de puertos para ahorrar en el transporte y distribución. Documentó que en los próximos 20 años el mundo seguirá dependiendo de los hidrocarburos, pero a la par hay que seguir desarrollando otras fuentes de energía que actualmente no son competitivas por sus altos costos.

“Se deben diversificar las fuentes energéticas. Hasta el 2040 la fuente de hidorcarburos seguirá siendo la más importante en términos de oferta y demanda. Considerando eso, modernizar y ampliar el sistema nacional de refinación es acertado”, dijo Carranza citando un estudio de BP. “Si se ejecuta el mantenimiento de las seis refinerías, serviría para aumentar la producción de petrolíferos, pero no basta la modernización. Hay que ampliar la capacidad”, reflexionó. Sobre el número necesario de refinerías, expuso que depende de los resultados de la modernización del sistema nacional de refinación.

(Con información de Sin Embargo)

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