Malala, una voz en el sendero hacia la libertad

Ciudad de México. “Los amo”, fueron las primeras palabras, en español, de Malala Yousafzai a la audiencia que estaba reunida en el Tec de Monterrey (Santa Fe), para escuchar su charla, la cual se dio dentro del marco del proyecto Líderes del Mañana, un programa de dicha universidad que brinda apoyo a estudiantes que por su condición económica requieren de una beca para estudiar.

La ovación del público se hizo escuchar. Malala es una heroína, como lo fue Malalai of Maiwand, una mujer de Afganistán que alzó su voz para alentar a los soldados afganos que peleaban en contra de las tropas británicas: si no morimos en el campo de batalla, moriremos como esclavos, les dijo.

“La voz de esa mujer cambió el destino de muchos. Malala significa ‘afligida’, pero yo no soy una persona triste”, nos dice la conferencista, a quien su padre puso ese nombre precisamente por la heroína afgana, luego de buscar nombres de mujeres célebres en la historia de su cultura, los cuales prácticamente son nulos.

Gracias a su madre, Malala sabe sobre el poder de decir la verdad y la importancia de alzar la voz: “La educación es una inversión para el desarrollo económico, para la paz, para la prosperidad del planeta”. Y en especial, sabe del efecto de empoderamiento que tiene la educación en las mujeres.

“En el 2007 los talibanes coartaron la libertad de las mujeres, destruyeron cerca de 400 escuelas. Después de su llegada, tener educación era una amenaza para la seguridad de las niñas. En el 2009 anunciaron que nadie podía ir a la escuela. Me levanté esa mañana del 15 de enero y pensé que era el final de todos mis sueños y de lo que pensaba en convertirme. Me iba a casar y tener niños y nietos, me iba a convertir en madre y abuela, pero no iba a realizarme como ser humano. Y sí, uno tiene que convertirse en madre y abuela, pero cuando tú lo decidas, no debe ser impuesto por la sociedad, por los hombres o por obedecer una religión”.

“Cuando una mujer se educa, se da cuenta de lo valiosa que es, y no tiene que depender del esposo, ni de su hermano, depende de sí misma”, comenta Malala; por eso aboga por una educación de 12 años, pues debe ser el derecho básico de todo niño, algo que todos los gobiernos debieran tener.

Malala Yousafzai (20 años) espera que su fundación (Malala Fund) pueda tener presencia en nuestro país, así como tiene en países como Pakistán, India, Afganistán, India, Nigeria y en países que albergan a refugiados sirios como Líbano y Jordania. Malala Fund, fundada en el 2013, trabaja para que las niñas de dichos países tengan derecho a la educación por un periodo de 12 años.

Anteriormente pensaba en convertirse en primera ministra de Pakistán, pero ahora cree que puede ser de mucha más ayuda desde otro lado, por ejemplo, desde su fundación. Además, aún es muy joven y debe enfocarse en el programa de Filosofía, Política y Economía de la Universidad de Oxford, Inglaterra, a la cual acaba de ser aceptada.

Sin ánimo de discriminar, Malala comenta: “Las mujeres son más poderosas que los hombres (…) porque cuando Dios decidió ente hombre y mujer, a quién daría el don para dar a luz, eligió a la mujer porque es capaz de soportar ese dolor. Las mujeres son capaces de hacer cualquier cosa. La mujer puede cambiar el mundo”.

Para la equidad de género, Malala está convencida de que el apoyo de los hombres es fundamental, de los padres, de los hermanos. Ella lo tuvo de su padre: “Es algo en lo que todos tenemos que participar. Había otras niñas que querían alzar su voz pero sus padres no se lo permitían. Tuve la suerte de tener padres que no me detuvieron”.

Para la activista, premio Nobel de la Paz, el odio debe ser inaceptable. Lo anterior lo dijo con respecto a una pregunta que lanzó uno de los estudiantes sobre el muro que Trump desea construir en la frontera: “Creo en el amor y en vivir juntos en armonía (…) (El odio) daña a los individuos, les daña el corazón y no podemos vivir una vida plena. La diversidad es una belleza y todos somos uno”.

Malala también lanzó un llamado a no dejarse llevar por estereotipos que aparecen en los medios con respecto a los musulmanes: “Soy musulmana y creo en la igualdad, en los derechos de la mujer y en la paz. Soy una persona que cree en la humanidad”.

 (Con información de El Economista)

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