Millennials asumen una sexualidad libre

Mucha información contradictoria y sin bases científicas acerca de la sexualidad de la generación millennial circula en redes sociales y medios de comunicación. Mientras que en algunos se señala que las conductas sexuales están mediadas por el uso de las tecnologías de la información y las drogas de diseño, que ellos son más abiertos y permisivos hacia una relación premarital o casual y que huyen del compromiso, otras fuentes aseguran que tienen pocas parejas sexuales, son más fieles, comprometidos y poco interesados en la sexualidad.

¿Cuánto hay de mito o verdad?

Es difícil saber si estas afirmaciones pueden aplicarse a los universitarios mexicanos porque la gran mayoría de la información sobre la sexualidad de los millennials proviene de otros países con pautas socioculturales y económicas distintas, apuntaron Claudia Fouilloux y Virginia Barragán, académicas de la UNAM.

Una investigación publicada en 2015 sobre dicho comportamiento en población estadunidense, en el que se comparó a una muestra de jóvenes millennials con generaciones anteriores, reportó que la primera tiene conductas más permisivas, como lo muestran las mayores tasas de sexo ocasional.

Mientras a finales de los años 80 del siglo pasado 35 por ciento de las personas de la generación X entre los 18 a 29 años de edad habían tenido un encuentro casual, en 2010 se incrementó a 45 por ciento en los millennials. Otro cambio se observa en el número de parejas: aumentó de siete en promedio en la generación X (12 para hombres y cuatro para mujeres) a 11 (18 y seis, respectivamente) en los millennials.

¿Y los mexicanos?

Dadas las características socioeconómicas de nuestro país, “no podemos hablar de una cultura millennial mexicana que se compare con la de naciones desarrolladas”, por lo que investigadoras de la UNAM se plantean las siguientes cuestiones: ¿qué piensan los jóvenes mexicanos de la sexualidad?, ¿cómo la viven?, y, específicamente, los millennials de la UNAM, que no son necesariamente iguales a los de otras universidades, ¿cómo perciben las actitudes y prácticas sexuales?

Como un primer paso Fouilloux y Barragán, del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, realizaron un pequeño estudio exploratorio y cualitativo basado en entrevistas a profundidad en jóvenes de entre 18 y 22 años de edad de la Universidad Nacional.

¿Qué dijeron?

Hombres y mujeres reportaron haber tenido relaciones sexuales casuales y/o abiertas en las que no hay necesariamente una relación de noviazgo ni exclusividad.

La totalidad de quienes participaron en el trabajo mencionaron que es mediante redes sociales (Whatsapp, Facebook) que inician o terminan las relaciones, o acuerdan encuentros sexuales. A veces sólo basta el mensaje: “yo quiero, tú quieres, va”.

Para tener relaciones sexuales no es fundamental el amor, el enamoramiento ni tener novio o novia. El amor, indicó Barragán, nunca ha sido un requisito para vivir una sexualidad plena y satisfactoria. En las generaciones pasadas estaba en el discurso, pero en los millennials entrevistados ya no, pero sí hablan de que les gustaría enamorarse.

Aunque algunos tienen “una educación familiar un poco más tradicional”, resaltó Fouilloux, el noviazgo no les interesa de momento. Su meta central es estudiar ahora, viajar o vivir en otro lado. El matrimonio y el deseo de tener hijos sí están presentes pero lo ven a futuro.

Si bien hombres y mujeres asumen una sexualidad libre, “las mujeres se estresan mucho” por normas y juicios morales. Los varones consideran “muy bien” que la mujer viva libremente su sexualidad; pero, al menos para algunos, no son “material de novia”.

En cuanto a las opiniones y las experiencias sexuales de las mujeres, hay un discurso público que no es el mismo que el privado, coincidieron Fouilloux y Barragán, en el sentido de que si bien se dice que no está mal que ellas ejerzan su sexualidad, en el ámbito privado las siguen tachando de “locas, no serias, no buenas muchachas”. ¿Quiénes serían estas últimas? Para algunos de los entrevistados: “una bien portada, que no anda con unos y con otros y que le gusta estudiar”.

Sobre la virginidad, comentó Barragán, ésta no es determinante para las mujeres entrevistadas, aunque en algunas aún persiste el pensamiento de que “le están fallando a su familia”. Para los hombres, que sean vírgenes o no las mujeres con las que tienen relaciones casuales, no es importante; sin embargo, mantienen cierto juicio moral sobre la virginidad de una pareja estable futura.

Del sexting y del texting no hay una percepción de riesgo. Todos dijeron que se mandan fotos y textos sin mayor problema, porque confían en que no se los pasarán a alguien más, o bien, no les importa.

Para la mayoría de jóvenes entrevistados, no están mal vistas las conductas heteroflexibles (heterosexuales, hombres o mujeres, que pueden experimentar relaciones con alguien de su mismo sexo).

Entre ellos los roles de género son cada vez menos marcados, resaltaron las especialistas universitarias. “La diferencia, dicen los millennials, la generan los adultos”.

Conductas riesgosas

En violencia de género, llama la atención de Claudia Fouilloux y Virginia Barragán que tanto en relaciones abiertas como en el noviazgo, algunas mujeres acepten el maltrato bajo la siguiente idea: “porque no me quiero quedar sola”.

En la dinámica de relacionarse sexualmente en fiestas, dicen que han observado que algunos jóvenes, bajo los efectos del alcohol u otra droga terminan teniendo sexo sin usar condón. Una chica relató que recuerda estar desnuda con una persona que conoció en una fiesta y aunque no quería hacerlo, “no podía decir que no, porque estaba muy borracha”. Reconocen también que no siempre usan preservativo en relaciones casuales.

Para Fouilloux y Barragán es un logro que, aunque las normas sociales siguen pesando, hombres y mujeres tienen más control de su cuerpo y de su sexualidad; no obstante, todavía no han logrado entender que cuando se alcoholizan pueden mostrar conductas riesgosas, que los lleven a contraer infecciones, tener embarazos no deseados o sufrir maltrato emocional.

Punto de partida

Lo reportado por Fouilloux y Barragán es lo que dijeron los alumnos entrevistados; “sin embargo, no puede afirmarse que todos los millennials (mexicanos, universitarios o de la UNAM) sean así”, sobre todo porque en México, destacó Barragán, hay muchos jóvenes con escasos recursos que no tienen acceso a estar hiperconectados.

Sin embargo, aunque esta indagación explora únicamente algunas conductas de alumnos de esta Universidad, ambas académicas creen que “puede decir bastante” de las actitudes y prácticas sexuales de estos jóvenes.

Finalmente, enfatizaron que este estudio es un ensayo preliminar, un punto de partida para diseñar y validar un cuestionario que esperan esté terminado a fin de año, para aplicarlo en 2019 a una muestra de población mayor, cuyos resultados estadísticos sean representativos de los millennials universitarios.

(Con información de Gaceta UNAM)

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