El nuevo yihadismo se expande horizontalmente

Los recientes ataques de los llamados “lobos solitarios” constituye la nueva estrategia de la resistencia islámica mundial en lo que el especialista Gilles Kepel llama el “yihadismo de la tercera generación”.

Al-Souri, uno de los ideólogos de esta tendencia, parte de lo que considera el fracaso del “yihadismo de la segunda generación” que encabezó Bin Laden. Critica los ataques masivos contra Occidente, en particular los atentados del 11 de septiembre de 2001 que le hizo perder a Al Qaeda su feudo de Afganistán.

Al-Souri, por el contrario, brega por un yihadismo totalmente horizontal, de redes, cuyos combatientes, en el caso de los países occidentales, deben ser reclutados entre los musulmanes de la inmigración o los no musulmanes convertidos al Islam. Estos “soldados” tienen que integrar pequeñas células diseminadas en los países “enemigos” y deben actuar sin concertación centralizada y con plena libertad para elegir sus blancos y sus armas.

El ideólogo sirio privilegia los “blancos blandos”, esencialmente musulmanes bien integrados en la sociedad occidental e intelectuales que critican el Islam. Los judíos completan esa lista. La meta de Al-Souri es corroer y hacer explotar las sociedades occidentales.

La irrupción de YouTube y el desarrollo exponencial de las redes sociales electrónicas a partir de 2005 dieron un formidable eco a sus ideas, que los servicios secretos europeos y sobre todo estadunidenses subestimaron.

Los terroristas que cometieron los atentados de enero de 2015 en Francia siguieron los “preceptos” de Al-Souri al pie de la letra: asesinaron a los caricaturistas de la revista satírica Charlie Hebdo y atacaron un supermercado kosher, al tiempo que mataron a un policía francés de origen magrebí.

Lo mismo había hecho Mohamed Merah, un joven francoargelino de 24 años que cometió tres atentados en 2012 en Toulouse, matando sucesivamente a tres militares franceses de origen magrebí y a tres niños y un profesor de una escuela judía.

Los expertos franceses –académicos y policías– subrayan que el EI acentúa aún más “la descentralización” preconizada por Al-Souri, instando a todos los musulmanes, con o sin lazos con él, a golpear a los “infieles” estén donde estén y por todos los medios posibles.

Y mientras más el EI pierde terreno en Irak y Siria, más busca inspirar ataques mortíferos y autónomos con la esperanza de desatar enfrentamientos comunitarios y procesos de guerra civil en Europa.

Mohamed Lahouaiej Bouhle, que según la investigación judicial en curso se radicalizó muy poco tiempo antes de perpetrar sus crímenes al volante de su camión, parece ser representativo de ese nuevo “yihadismo relámpago y de bajo costo”.

Esa estrategia del caos a toda costa sembrado por “soldados del califato” improvisados –que en ciertos casos padecen problemas psicológicos que los vuelven vulnerables e influenciables– aparece muy claramente expuesta en Gestión de la barbarie, un libro de Abou Bakr Naji, un seudónimo detrás del que parece esconderse un grupo de ideólogos de la yihad y que fue publicado en 2004.

Escrito originalmente en árabe, pero traducido a varios idiomas, Gestión de la barbarie es definido por los expertos como el “perfecto manual de la Yihad” y como lectura de cabecera de todos los líderes terroristas islámicos, incluyendo a Abubakar Shekau, quien encabeza a Boko Haram en Nigeria. Tiene además una impresionante difusión. Figuró entre los 56 libros sobre terrorismo más vendidos en el mundo por Amazon, que finalmente lo sacó de su catálogo, pero su versión electrónica circula ampliamente en internet.

Según Hugo Micheron, investigador del Centro de Estudios Internacionales de la Escuela de Ciencias Políticas de París, especialista en el yihadismo, Gestión de la barbarie se puede comparar con Mi lucha, de Hitler.

Lo que preconiza este “manual del terror” es “simple”: sólo el caos total logrará que Occidente se someta al Islam y todos los medios son válidos para sembrarlo.

Abu Bakr Naji multiplica los ejemplos concretos: atacar a turistas occidentales que visitan los países árabes, secuestrar o asesinar periodistas, acelerar el ritmo de los atentados y combinar los “artesanales” con los más estructurados para crear un clima de pánico y de vulnerabilidad general, golpear los lugares frecuentados por multitudes…

(El detalle de la información lo pueden leer en www.proceso.com.mx)

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