Duelo e ira en aniversario de incendio de Torre Grenfell

La indignación y la sed de justicia se mezclan con el dolor en el primer aniversario del incendio de la Torre Grenfell de viviendas sociales de Londres, el peor del país desde la Segunda Guerra Mundial.

En un barrio del oeste de la capital británica todavía traumatizado por el desastre que se llevó 71 vidas la noche del 13 al 14 de junio de 2017, muchos expresaban su frustración con los políticos y los bomberos.

«No entiendo por qué como país no armamos un escándalo, por qué no le decimos al gobierno lo que debe cambiar ya», dijo Tasha Brade, una vecina y miembro de la campaña Justice4Grenfell («Justicia para Grenfell»), que apoya a los supervivientes y a familias de las víctimas.

Tampoco se explican por qué no ha habido todavía detenciones como resultado de la investigación, ni por qué no se ha prohibido el revestimiento exterior que contribuyó a la rápida propagación del fuego.

Además, siguen sin entender por qué los bomberos que acudieron a sofocar las llamas pidieron a los inquilinos del rascacielos que no se movieran de sus casas y no levantaron la consigna hasta al cabo de dos horas.

La lenta reubicación de los afectados también causa perplejidad, porque 43 de las 203 familias afectadas siguen viviendo en hoteles.

«Los afectados no recibieron los servicios que necesitaban», sentenció Vassiliki Stavrou-Lorraine, una mujer que lleva 34 viviendo en el rascacielos que se levanta frente a la Torre Grenfell, afirmando que la gente sufre «depresión y estrés postraumático».

‘Les dejaron morir’

El incendio empezó en la cocina de un apartamento del rascacielos de 24 pisos y se extendió a gran rapidez.

Setenta y una personas murieron y una mujer embarazada perdió más tarde a su bebé, un aborto atribuido a la catástrofe.

El edificio de hormigón fue construido en 1974 y fue renovado entre 2014 y 2016, cuando se le colocó el revestimiento, que muchos interpretaron como un intento de esconder la fealdad del rascacielos en el afluente barrio de Kensington y Chelsea.

El material del revestimiento no había sido nunca sometido a pruebas antincendio ni respetaba las normas de seguridad, según un informe pericial.

«El hecho es que nuestros familiares son recordados ahora porque fueron abandonados a la muerte», escribió en el diario The Guardian Karim Mussilhy, cuyo tío murió en uno de los pisos de las plantas superiores.

Kerry O’Hara, superviviente, dijo a la AFP: «me alegro de no haber seguido aquella consigna» de permanecer en las viviendas «y odio pensar que hubiera pasado si me hubiera quedado».

May se disculpa

La primera ministra Theresa May fue objeto de críticas desde el momento del siniestro, cuando muy poco después visitó el lugar y evitó a los afectados.

También se le reprocha no haber prohibido el revestimiento de la Torre.

El lunes se disculpó por haberse reunido sólo con los equipos de rescate en aquella polémica primera visita a Grenfell, cuando el edificio todavía humeaba.

El club de boxeo que había en los bajos de la Torre quedó totalmente destruido, y se trasladó a un local cercano.

Uno de sus entrenadores, Moutaz Chellat, perdió a cinco familiares -su tío y tía, y sus tres hijos-, y estos días el aniversario se vive en el gimnasio de una manera especial.

«Los niños son bastante resistentes y se sobreponen rápidamente, pero los adultos se aferran a cosas y este tipo de hechos no los manejamos muy bien», explicó a la AFP Joe Sweeney, que lleva tres años entrenando en este club que dio dos campeones del mundo -George Groves y James DeGale.

(Con información de AFP)

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