Agosta Nestlé agua de manantiales de Santa Rita Tlahuapan

Desde el inicio de su mandato en 2014, el alcalde de la comunidad poblana de Santa Rita Tlahuapan, Joel Díaz, buscó enderezar la relación que su gobierno mantenía con uno de los residentes más importantes: Nestlé. El municipio es hogar de unas 40 mil 220 personas, de las cuales, el 78 por ciento vive en pobreza, de acuerdo con datos del gobierno del estado.

“Desde que era presidente electo solicité pláticas con ellos, porque sabía que operaban de manera irregular, quería entablar negociaciones para actualizar y ver qué nos podían proporcionar”, dijo Díaz en su oficina en el centro del poblado. “Hubo solicitudes, acercamiento con el gerente general, pero siento que han sido largas nada más”.

Recién llegó a la alcaldía, Díaz se percató que Nestlé había construido dos naves industriales que no estaban registradas en el catastro municipal y obligó a la empresa a darlas de alta y pagar más impuestos por su operación en la zona. El cambio fue grande, al menos para las arcas del ayuntamiento, pues la empresa pasó de pagar apenas 17 mil pesos en 2013 a alrededor de 200 mil en 2016, según el alcalde.

Que una empresa con las rentas que acumula Nestlé pagara esa cantidad en impuesto predial “es una grosería”, aseveró Díaz, quien está próximo a terminar su mandato.

El edil estima que un número pequeño de personas originarias de Tlahuapan, no más de 200 vecinos, son empleados de la embotelladora y así se beneficia directa e indirectamente a un 2 por ciento de la comunidad. La principal actividad económica de la población es la producción de truchas, el campo y los servicios, como el transporte de carga.

Nestlé comenzó a embotellar agua en 1843, cuando el fundador de la empresa, Henri Nestlé, compró un negocio en el canal suizo de Monneresse.

Hoy hay miles de empresas de agua embotellada por doquier, pero Nestlé es la mayor productora a nivel mundial en términos de ventas, seguida por Coca-Cola, Danone y PepsiCo, según Euromonitor International. Nestlé Waters, la filial con sede en París, posee casi 50 marcas alrededor del mundo, entre ellas Santa María, Pureza Vital, Perrier y S.Pellegrino, que en México produce y distribuye en una alianza con Grupo Modelo.

La operación de la empresa suiza en el país arrancó de lleno en 1994, cuando la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) le permitió trabajar con la empresa Manantiales La Asunción, conocida por la marca Santa María. Tres años después, Nestlé adquirió el 100 por ciento de Manantiales La Asunción.

En Santa Rita Tlahuapan, el sentimiento que predomina entre varios de los pobladores es que tener a Nestlé cerca no ha representado un impulso para la comunidad. Por ejemplo, aseguran que la empresa se comprometió a construir una cancha de futbol de pasto sintético, pero dos años después de haberlo acordado no han dado un paso para materializarlo.

El alcalde destaca que sus acercamientos con la compañía “han sido de manera pacífica, pero frontales”. Uno de ellos se dio tras los rumores de que la empresa reporta a las autoridades menos cantidad de agua de la que realmente extrae y el ayuntamiento mandó un oficio pidiendo comprobantes, el cual no ha sido respondido por la compañía. En un correo electrónico, Nestlé destacó únicamente que su “fábrica Santa María opera con estricto apego a la ley, usando los volúmenes que le han sido concesionados por la Comisión Nacional del Agua de conformidad con lo dispuesto por la Ley de Aguas Nacionales”.

Sobre el oficio del municipio que no han respondido, la compañía mencionó que “el reporte de consumo se hace conforme a la Ley y ante las autoridades competentes en la materia y es información pública”.

El alcalde no ha sido el único en Tlahuapan que se ha enfrentado a Nestlé. El pasado 6 de diciembre, unos 500 vecinos bloquearon los accesos a la planta embotelladora exigiendo que se pague a los ejidatarios por mantener el bosque del cual depende, por lo menos en parte, el agua que ellos extraen de las faldas del volcán la Iztaccíhuatl.

Campesinos y vecinos de la comunidad exigían que la empresa pague la maquinaria y entrenamiento que los ejidatarios necesitan para preservar el bosque, apagar incendios y vigilar la tala clandestina que ahí opera. Seis semanas después, sin una respuesta de la compañía, se plantaron en la entrada de la planta de nuevo y esta vez lograron que se comprometiera a un apoyo económico.

Junto a la Comisión Nacional Forestal, la empresa se dispuso a otorgar a los 389 ejidatarios 18 millones de pesos en cinco años como compensación a su labor de reforestación y preservación de los bosques, poco más de 46 mil pesos a cada uno.

“Este es el primer apoyo que dan a la silvicultura y no es tan descabellado porque estamos pidiendo algo que consideramos que nos hemos ganado a través de los años”, dijo Marcelino Ventura, presidente del comisariado ejidal de Tlahuapan y unos de los organizadores de los bloqueos. “Pero lo que a nosotros nos está dando por cinco años es algo que nosotros le pedíamos por año”.

Según un estudio de la UNAM, el volumen total anual extraído por Nestlé en Tlahuapan equivale a suministrar agua a una población de 89 mil 881 habitantes, más del doble de la población de ese municipio. Paradójicamente, de acuerdo con el alcalde, en su municipio hay desabasto de agua en por lo menos cuatro de sus comunidades.

«Los manantiales que tenemos, día con día van mermando,” dijo Ventura. “Para mí lo más valioso sería que se fueran. O que tuviéramos la capacidad de quitarlos».

La falta de infraestructura ya ha provocado una dependencia casi total del agua embotellada en varias partes del mundo, incluido México, que es uno de los principales mercados para ese producto a nivel global.

(Con información de El Financiero)

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