Tensiones entre rebeldes provocan enfrentamientos en Yemen

Un coronel de las fuerzas leales al expresidente yemení Ali Abdalá Saleh y dos rebeldes chiitas hutíes murieron en choques sin precedentes, que amenazan con transformar la capital, Saná, en un campo de batalla entre las dos facciones aliadas.

El coronel Jaled al Rida murió el sábado por la noche en Saná, indicó en un comunicado el Congreso Popular General (CPG). La formación no citó directamente a los hutíes, aunque acusó a un «grupo que no tiene ninguna moralidad», una referencia apenas velada a los insurgentes chiitas.

La agencia de prensa Saba, dirigida por los rebeldes chiitas, comunicó por su parte la muerte de dos miembros de los comités populares, ampliamente dominados por los hutíes, en enfrentamientos en Saná.

Según fuentes del CPG, los choques se desataron tras un altercado entre hombres de ambos bandos en un puesto de control del sector de Hadda, cerca de la sede de la presidencia, donde reside Saleh.

Este domingo se vivía una gran tensión en la capital, que suele ser relativamente tranquila a pesar de los bombardeos de la coalición árabe progubernamental liderada por Arabia Saudí, el último de los cuales dejó 14 civiles muertos el viernes.

Según varios habitantes, las fuerzas leales a Saleh se desplegaron masivamente en el lugar donde se produjeron los enfrentamientos, cerca de la plaza Sabyin, escenario tradicional de manifestaciones políticas.

El jueves, cientos de miles de partidarios del expresidente habían llenado esa plaza con ocasión del 35º aniversario del CPG, y Saleh, que dio un discurso, se guardó de criticar a sus aliados hutíes, con los que las relaciones han empeorado en los últimos meses.

«Traición»

La alianza entre Saleh y los hutíes se materializó en septiembre de 2014, cuando estos últimos tomaron la capital. Fue una unión contra natura, ya que Saleh había combatido a los rebeldes chiitas durante su presidencia (1990-2012), antes de abandonar el poder por la presión popular.

Juntos, sus hombres lograron expulsar hacia el sur a las fuerzas progubernamentales, que fueron salvadas in extremis por la intervención de una coalición militar dirigida por la monarquía sunita de Arabia Saudí en marzo de 2015.

Su colaboración ha permitido hasta el momento mantener el control de Saná e impedir que los partidarios del gobierno de Abd Rabo Mansur Hadi avanzaran hacia el norte.

Pero en los últimos tiempos hubo varios desencuentros entre el jefe hutí, Abdel Malek al Huti, de 38 años, y Saleh, de 75 años, que se acusaron mutuamente de «traición» en discursos televisados.

Saleh sugirió, entre otras cosas, que sus aliados eran una «milicia», y los rebeldes respondieron avisándole de que «tendría que asumir las consecuencias» de sus declaraciones.

Los hutíes sospechan que Saleh negocia a escondidas con la coalición árabe. El expresidente, que contaba con el apoyo de Riad cuando dirigía Yemen, acusa por su parte a los rebeldes chiitas de querer acaparar el poder.

Desde marzo de 2015, la guerra en Yemen causó 8.400 muertos y 48.000 heridos, entre ellos numerosos civiles, provocando una grave crisis humanitaria. Una epidemia de cólera dejó 2.000 fallecidos, y varias regiones del país están al borde de la hambruna.

(Con información de AFP)

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