Premio Nobel de la Paz en pie de guerra

Los desacuerdos sobre el proceso de paz colombiano entre el presidente Juan Manuel Santos y su antecesor Alvaro Uribe quedaron intactos este viernes luego de una reunión entre ambos con mediación del papa Francisco en el Vaticano.

Lo que hubiera podido ser una jornada histórica para Colombia, concluyó sin la reconciliación entre Santos y Uribe pese a la directa e inédita mediación del pontífice y el Vaticano.

El ex presidente Uribe reiteró ante el papa sus duras críticas al acuerdo de paz con las guerrillas de las FARC en pos de poner fin a medio siglo de conflicto.

Uribe insistió en pedir más reformas al pacto de paz, cuyas normas aprobadas por el Congreso no pueden ser modificadas por los legisladores.

«No nos pueden imponer todo esto, su santidad», lamentó Uribe.

Coincidiendo con la visita prevista de Santos a la Santa Sede en el marco de una gira europea, el pontífice argentino convocó por sorpresa a Uribe para una reunión conjunta, en un aparente intento de acercar sus posiciones.

Un papa con la paz

El pontífice, que ha respaldado siempre el proceso de paz colombiano, recibió a ambos por separado, y luego juntos y terminó por invitar a los dirigentes al diálogo, según indicó en un comunicado el Vaticano.

«El papa habló de la ‘cultura del encuentro’ y señaló la importancia de un diálogo sincero entre todos los actores de la sociedad colombiana en este momento histórico», reza la nota vaticana.

Por su parte, el presidente Santos agradeció al pontífice «todos los esfuerzos y gestos que ha tenido para apoyar el proceso de paz» durante el encuentro privado celebrado en la biblioteca del Palacio Apostólico.

«El papa me reiteró el apoyo al nuevo acuerdo de paz, me reiteró el apoyo a la pronta implementación del acuerdo», contó Santos en declaraciones a la prensa.

«Hemos aprendido estudiando los demás procesos en el mundo que es fundamental acordar los tiempos entre el momento en qué se firman los acuerdos y el momento en que se comienzan a implementar», explicó.

Según Naciones Unidas la aplicación de los acuerdos marchan demasiado lento y ello puede generar un peligroso «vacío de poder», según advirtió este viernes el Alto Comisionado de Derechos Humanos.

El flamante premio Nobel de la Paz, que se reunió por tercera vez con el papa, le regaló un «balígrafo», una bala convertida en bolígrafo como el que el 24 de noviembre sirvió para sellar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

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