Indignación en Zimbabue por víctimas de violencia poselectoral

«Mi familia peleó por este país y mataron a mi hermano como a un perro», dice Jinty Rubenstein, cuyo hermano es una de las seis víctimas de la represión tras las elecciones en Zimbabue.

«Le dispararon dos veces», en el brazo y en el vientre, cuenta Jinty.

«Estaba de espaldas. No tenía armas. No le hubiese hecho daño ni a una mosca», asegura a AFP.

«Sólo quería una vida mejor. Es la razón por la que estaba allá», explicó en el domicilio familiar en Harare, precisando que su hermano Galvin Charles no tenía empleo, como la aplastante mayoría de la población zimbabuense.

El miércoles, los militares y la policía reprimieron en Harare una manifestación de la oposición que denunciaba fraude en la elección presidencial y legislativa del 30 de julio, en la que se impusieron el presidente saliente Emmerson Mnangagwa y el partido en el poder desde 1980, el ZANU-PF.

En esta primera elección desde que Robert Mugabe dejó el poder en noviembre, desplazado por los militares, su sucesor y exmano derecha Emmerson Mnangagwa había prometido unos comicios justos y pacíficos.

La represión del miércoles recuerda no obstante las prácticas de la era Mugabe.

«Es aterrador que hayan podido utilizar balas letales contra la gente. Gas lacrimógeno, lo puedo entender, cañones de agua también, ¿pero balas letales? ¿Estamos en un Estado militar ahora?», se pregunta Jinty.

Ishmail Kumire, un comerciante de frutas y verduras que también murió el miércoles, tenía cuatro hijos.

«Ishmail era un comerciante, no un militante político», afirma Steven Matope, hermano del difunto.

La ironía de este drama es que «apoyaba al partido en el poder, y es ese mismo partido el que lo mató», afirma en las exequias organizadas en Chinamhora, una localidad situada a 45 km al noreste de Harare.

«Matar sin razón»

Douglas Kumire, otro hermano de la víctima, estalla de indignación. «Los mismos soldados que hicieron caer a Mugabe y que aclamamos son ahora enviados para matar a la gente luego de votar».

Ignatious Neshava, cuñado de Ishmail, afirma que lo vio todo el miércoles.

Los militares, cuenta, intervinieron violentamente mientras que los dos hombres protegían sus mercaderías, de un monto equivalente a 700 dólares, temiendo un saqueo en medio del caos, explicó.

Ishmail «estaba cinco metros delante mío, y de repente escuché disparos. Pensé que eran balas de goma», explica Ignatious Neshava.

«Me di vuelta y vi a Ishmail en el suelo, boca abajo. Vi una vaina a su lado y entonces traté de dar vuelta su cuerpo, un soldado vino y me puso su arma en la sien».

«¿Cómo pueden desplegar soldados en la ciudad y matar sin razón?», se pregunta.

Backshow Matope, un responsable local, estaba en la capital cuando estalló la violencia. «Vi cómo mataban a una mujer en la calle de un disparo», cuenta.

«Es muy doloroso que se haya producido justo después del voto», estima. «¿De qué sirve votar si apenas después de hacerlo matan a uno de los suyos?».

(Con información de AFP)

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