El gobierno español se reúne en Barcelona bajo tensión


Buscan «avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña, en el marco de la seguridad jurídica»

Un día después de retomar un diálogo con líderes regionales, el gobierno español de Pedro Sánchez se reunirá este viernes en Barcelona bajo un fuerte dispositivo policial y cercado por numerosas protestas de independentistas radicales, quienes a primera hora cortaron una decena de carreteras en Cataluña.

Con lemas como «desbordémoslos» o «seremos ingobernables», distintos grupos independentistas convocaron acciones para bloquear Barcelona e incluso impedir lo que entienden como «una provocación» de Sánchez, llegado al poder en junio prometiendo un apaciguamiento de la crisis catalana.

Desde el amanecer, los activistas cortaron una decena de carreteras en Cataluña, entre ellas importantes autopistas como la AP7 y la A2, que comunican la región con Francia y Madrid, así como importantes vías de acceso a Barcelona y algunas arterias neurálgicas de la ciudad, según el servicio regional de tráfico.

La imagen contrasta con la reunión mantenida en la víspera entre Sánchez y el presidente catalán, el independentista Quim Torra, que culminó con un comunicado conjunto donde ambos gobiernos se comprometían a «un diálogo efectivo» para «avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña, en el marco de la seguridad jurídica».

En este encuentro, celebrado en un elegante palacio de Barcelona tras días de espinosas negociaciones sobre el formato entre ambas partes, los dos Ejecutivos acordaron proseguir sus contactos con otro encuentro en enero.

«Nos corresponde a todos abrir una nueva etapa», dijo Sánchez posteriormente en una cena empresarial donde volvió a coincidir con Torra.

«Seremos ingobernables»

El excepcional consejo de ministros comenzará a las 09H00 GMT en el palacio de la Llotja de Mar, el antiguo lugar de encuentro de los mercaderes de Barcelona cerca del litoral mediterráneo, custodiado desde hace días por un dispositivo policial.

En contraste con la estrategia dialogante de sus líderes, los activistas independentistas brindarán un hostil recibimiento a Pedro Sánchez que ni siquiera dispensaron a su predecesor, Mariano Rajoy, quien tenía una posición mucho más intransigente.

Los Comités de Defensa de la República (CDR), grupos ciudadanos de acción directa, quieren rodear desde primera hora de la mañana la Llotja de Mar con tal de impedir el acceso a los ministros.

«El 21-D seremos ingobernables», repite en los últimos días la cuenta oficial de Twitter de estos colectivos, que en el pasado intentaron ocupar el Parlamento regional y practicaron cortes de carreteras y bloquearon los trenes de alta velocidad.

Paralelamente, la influyente asociación Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), promotora de las masivas manifestaciones separatistas de los últimos años, convoca a sus militantes a ir en coche a Barcelona para bloquear sus calles.

Por la tarde, una veintena de organizaciones independentistas convocaron una multitudinaria manifestación en el centro de la ciudad.

Ante el peligro de incidentes como los choques con la policía vividos en recientes protestas separatistas, el gobierno español envió refuerzos policiales a Barcelona y los dirigentes regionales multiplicaron sus llamados a la «no violencia».

«Las posiciones iniciales son separadas»

En juego puede estar el diálogo reimpulsado con la reunión del jueves entre ambos presidentes, la segunda después de otra celebrada en julio, cuando ambos acababan de llegar a sus respectivos cargos y trataron de rebajar la tensión estallada por la tentativa de secesión de 2017 y el encarcelamiento preventivo de numerosos líderes independentistas.

Desde entonces, el apaciguamiento se había quedado encallado.

Los separatistas, sin quienes no dispone de mayoría parlamentaria, retiraron el apoyo al gobierno español después de que la fiscalía reclamara entre 7 y 25 años de cárcel para los acusados por el intento de secesión, que serán juzgados a principios de 2019.

También Sánchez endureció el tono, presionado por la derecha y la extrema derecha, que entró por primera vez en un Parlamento regional de España, el de Andalucía, con un agresivo discurso contra los separatistas.

Las diferencias quedaron reflejadas en las tensas negociaciones sobre el formato de la reunión del jueves: para el gobierno español era una reunión entre presidentes, para el catalán una «minicumbre de gobiernos», como si se tratara de dos Estados distintos.

El tono cambió tras el encuentro, aunque las soluciones propuestas por ambas partes sean distintas: un mayor autogobierno para Cataluña en el caso de Sánchez, un referéndum sobre la independencia por parte de Torra.

«Sabemos que las posiciones iniciales son separadas, pero tenemos que ver cómo podemos ir avanzando», dijo la portavoz del gobierno catalán, Elsa Artadi.

(Con información de AFP)

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