Los genes ayudan a explicar el riesgo de diabetes

“Es importante poner a la gente en un entorno tan cercano a la vida real como sea posible”, dice Susan Persky, científica en investigación social y de comportamiento del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano. “Realmente se sentirá como si estuviera en el consultorio de un médico. El paciente se siente inmerso dentro del sistema y al mismo tiempo controlamos todo”.

Persky y sus colegas han realizdo estudios utilizando realidad virtual para medir cómo los individuos obesos reaccionan en la clínica y en otros sitios cuando se les presenta información genética sobre su peso.

En uno, se encontró que hablar con las mujeres con sobrepeso acerca de la probable base genética de su obesidad redujo los sentimientos de culpa sobre su físico. Otros estudios encontraron que las mujeres que se sienten estigmatizadas por sus médicos pueden evitar el tratamiento médico en detrimento de su salud.

Los científicos reclutaron a 200 mujeres descontentas con su peso y les dieron una cita de 10 minutos con un médico virtual. Este dio a cada mujer una de cuatro presentaciones. En una se subrayan los factores genéticos, dando información a manera de apoyo. La segunda también enfatizó la genómica, pero se dio a modo de “el doctor sabe más”. La tercera fue de apoyo, pero se centró sólo en el comportamiento personal. La cuarta subrayó el comportamiento, pero de una manera directiva.

No es de sorprender que a las voluntarias les gustara más el doctor virtual que mostraba apoyo, sobre todo cuando ofrecía información genética, diciendo que este enfoque les hacía sentirse menos estigmatizadas y mejor consigo mismas. “La gente se siente menos culpable cuando los médicos hablan de factores genéticos”, dijo. “En la obesidad, encontramos que esta idea de predisposición genética resuena con la gente”.

Los investigadores también examinaron la culpabilidad entre las madres con sobrepeso de niños de 4 y 5 años, proporcionando información sobre la influencia de su estilo de vida a un grupo y los efectos de los factores genéticos más el estilo de vida en un segundo grupo. Las madres a las que se les habló de los factores genéticos se sentían más culpables que las demás, presumiblemente porque sentían que le estaban pasando la obesidad a sus hijos.

A las madres se les pidió seleccionar una comida para sus hijos de un buffet virtual que ofrecía opciones más saludables (pollo asado, zanahorias al vapor, chícharos y ejotes) y menos saludables (nuggets de pollo, macarrones con queso).

¿Por qué utilizar un buffet virtual en lugar de uno real? “Es una evaluación del comportamiento de los padres que se puede medir en el laboratorio, mientras que en realidad se ve y se siente como un entorno real”, dice Persky.

Las madres que eligieron las opciones más saludables sentían menos culpa después de conocer la posibilidad de pasar a los factores de riesgo de obesidad genética a sus hijos; incluso aquellas en el grupo al que no les fue expuesta explícitamente la información sobre las influencias genéticas, según el estudio. “La mayoría de las madres asumen que hay factores genéticos involucrados en el peso”, dice Persky. “Esto no es un concepto nuevo para ellas”.

Los resultados sugieren que las madres están inclinadas a cambiar la forma en que alimentan a sus hijos —sienten menos culpa sobre la transmisión de sus riesgos genéticos—, mientras siguen reacias a cambiar su propio comportamiento. “Los padres a menudo están dispuestos a hacer cosas por sus hijos que no harían por sí mismos”, dice Persky.

(Con información de El Economista)

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