Hiperactividad y déficit de atención, alteraciones del ánimo

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un problema de salud pública que afecta el desarrollo y calidad de vida de las personas. Inicia antes de los seis años, con una incidencia de cinco a siete por ciento en niños y un poco más bajo en niñas; en la adolescencia prevalecen los síntomas y en la adultez persiste hasta en 50 por ciento.

De 19 a 37 por ciento de quienes lo padecen presenta algún tipo de cambio en el estado de ánimo como depresión, disturbio bipolar o distermia, afirmó Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología.

Características y prevalencia

La especialista en el estudio de la relación entre el cerebro y la cognición humana remarcó que de 25 a 50 por ciento de los individuos con TDAH manifiestan signos de ansiedad, y de 32 a 53 por ciento tiene problemas con el abuso del alcohol y la cocaína; además, hasta un 28 por ciento sufre de alteración de la personalidad y conducta antisocial.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el ámbito mundial hay una prevalencia de este trastorno de cinco por ciento, y en el caso de México, sin tener una cifra precisa, se estima que afecta a un millón y medio de niños y niñas menores de 14 años.

Cerca de la mitad de los infantes en esta situación continúa presentando los síntomas en la edad adulta, y tiene problemas en las relaciones emocionales y de pareja. Este trastorno se caracteriza por alteraciones cognoscitivas, conductuales, emocionales y sociales que repercutirán en el comportamiento de quien lo padece.

El desarrollo de esta afección es variable. “Durante la infancia se observan conductas y rasgos de temperamento difícil como el ser demandante, explosivo, irritable e insatisfecho”.

Pueden presentarse periodos irregulares de atención en la enseñanza de reglas básicas como la decodificación del lenguaje, el deletreo y la aritmética, lo que afectará el rendimiento escolar. Ya en la adolescencia habrá problemas cognitivos sociales y emocionales. Los rasgos más comunes son la incapacidad para mantener y terminar un objetivo, así como la inmadurez emocional y la baja autoestima.

Feggy Ostrosky recomendó identificar las barreras y facilitadores para la atención del TDAH en México, cuyo diagnóstico es clínico, con base en criterios de la OMS y guías clínicas nacionales e internacionales.

El tratamiento debe estar sustentado en evidencia científica, y “también tenemos que cambiar el paradigma de las alteraciones mentales en general en niños y adolescentes para la búsqueda de atención médica especializada”.

Por último, se refirió a la relevancia del diagnóstico oportuno, pues su tratamiento permite disminuir los riesgos que conlleva, como sufrir maltrato infantil, rechazo escolar, aislamiento social, y en los adolescentes el consumo de sustancias nocivas para su salud.

(Con información de Gaceta UNAM)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Social Media Auto Publish Powered By : XYZScripts.com