El legado perverso de Velasco Coello

En este análisis, José Adriano Anaya hace presentes las consecuencias funestas de una mala administración que llega al punto de causar tragedias Chiapas.

Tuxtla Gutiérrez vivió un desastre natural, con derrumbes y pérdida de vidas humanas, ocasionado por la lluvia de una tormenta tropical, que produjo el desbordamiento de los ríos que atraviesan varios puntos de la ciudad.

Desafortunadamente, la magnitud de este desastre, tiene rostro de políticos y funcionarios municipales y estatales, que hicieron del programa de obras de la ciudad, magníficos negocios, sin importar las consecuencias de los desvíos de recursos y los desatinos de la planeación urbana que tiene Tuxtla.

La población identifica perfectamente bien a los presidentes municipales que realizaron obras en la ciudad con el fin de evitar y  mitigar las inundaciones.

A la vez, han sido muchas voces las que han demandado durante años, la encarcelación de los últimos presidentes municipales, por la corrupción evidente  en varias áreas de la administración, fundamentalmente en obras.

En el programa de obras “Que viva el centro”, durante la administración de Yassir Vázquez, esta parte de la ciudad perdió posibilidades de desarrollo, por culpa de un mal diseño, que llevó  al cierre de negocios; pero además, se cuenta con la información, en la que aún existen empresas constructora que elaboraron en las obras del centro, a  las que no les han sido cubierto la totalidad de sus pagos.

La corrupción en la administración de Yassir Vázquez, fue notoria, así como notoria es la impunidad que el gobierno del Estado le ha proporcionado a estos personajes, quienes  no han sido molestado con procedimiento alguno a pesar del daño social y económico que le hicieron a la ciudad, que hoy está de luto, por culpa de las inundaciones, que debieron de haber sido atendidas adecuadamente, con los cientos de millones de pesos que se dice se invirtieron durante años para ese efecto.

Pero si de impunidad y corrupción se trata, la administración de Samuel Toledo ocupa un lugar distinguido. Este personaje, en un Estado en donde se aplicara la ley, estaría en la cárcel, pero la impunidad que prevalece en Chiapas le permite sentirse seguro y no sufre ni se acongoja, de los actos de corrupción que se cometieron durante su gobierno, a punto tal, que muchos proveedores y contratistas recorren diariamente las oficinas de pago en el  municipio, en virtud de que concluyó su administración sin que haya atendido a sus acreedores diversos.

Pero el daño mayor a Chiapas es el manto de impunidad y corrupción que el gobierno de Manuel Velasco Coello cubrió sobre el gobierno de Juan Sabines Guerrero, que saqueó y empobreció a la entidad. En Chiapas, a la fecha se desconoce el destino de una parte importante del presupuesto que se ejerció durante ese sexenio, que fue de 300 mil millones de pesos. Pero peor aún, se desconoce el destino de los 20 mil millones de pesos contraídos en deuda pública y uno no logra entender por qué no liquidó a los proveedores y contratistas de ese sexenio, en donde se quedaron sin pagar otros 20 mil millones de pesos más, que se reconocieron como deuda.

El gobierno de Manuel Velasco Coello está a dos años de concluir, y hasta este momento, no ha realizado una obra significativa que haga recordar su paso por el gobierno.

Por eso la actual administración va a quedar en el recuerdo de los chiapanecos como el de la impunidad y la corrupción, en donde varios de sus familiares se han distinguido por su voracidad y juegan un papel relevante en la corrupción chiapaneca.

La administración de esta casa editorial se congratula por la incorporación de nuevos columnistas, como son Salvador Ruíz Zambrano y José Luis Castillejos, que a partir de esta semana  inician su colaboración en este medio. (Texto de José Adriano Anaya)

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